Epílogo

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Keria recuperó los sentidos poco a poco. Primero el oído, escuchó pájaros cantando y el sonido del agua. Luego el olfato, el olor de la naturaleza le hizo pensar que estaba en un bosque. Después, el tacto, noto que tenía algo en la mano. Y por último, la vista, vio un lago y una casita de madera con un pequeño puerto, en el que había amarrada una balsa de remos. A continuación se miró la mano, vió que tenía cogida otra mano. Siguió el brazo que estaba cogiendo y se encontró con los ojos marrón chocolate de su madre que la miraban con curiosidad, igual que hacía ella. Keira no habló, esperando a que Katherine lo hiciera primero, pero ninguna dijo nada. Estaban desorientadas, no entendían nada de lo que acababa de pasar. La puerta de la cabaña se abrió y ambas se pusieron en guardia, esperaban que saliera cualquier cosa de esa pequeñita casa, aparentemente inofensiva. En ese momento Keira se dió cuenta de que ya no poseía sus poderes de vampira normal, pero tampoco los que había obtenido de su padre. Para sorpresa de Keira y su madre quien salió de la casa fue Nadia Petrova. Llevaba un vestido azul con adornos dorados, como los que solía llevar su madre en 1800. También llevaba un colgante dorado y unos zapatos azules. Tenía el pelo suelto y los dos mechones de los lados de la cara estaban unidos por detrás de la cabeza con una trenza. Se acercó y abrazó a su madre y después a su hermana.

- Nadia, ¿dónde estamos? -Dijeron Keira y Katherine casi al unísono.

- Estamos en lo que se llama La Paz. - Dijo Nadia con una sonrisa de oreja a oreja.- Es donde vas después de morir, se supone que aquí todo el mundo es feliz. Cuando llegué también aparecí aquí, he estado explorando y geográficamente es lo mismo que la Tierra.

- ¿Y en qué parte de la Tierra estamos? - Preguntó Keira.

- Bulgaria.- Contestó Katherine. Nadia asintió.

- Entrad, teneis que ponerme al dia de todo.- Dijo Nadia mientras abría la puerta y hacía un gesto con la mano para que entraran en la cabaña.- También tengo vestidos para vosotras.

Katherine y sus hijas entraron en la cabaña, lo que ahora era su nuevo hogar.

¿Otra Mikaelson?Where stories live. Discover now