5. El Libro

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Keira llegó a casa y llamó al timbre mientras maldecía por no haber pedido una copia de las llaves. Nadie abría la puerta, así que volvió a llamar. Entonces recordo que Hayley no podia abrir a nadie si estaba sola en casa, normas de seguridad, así que chillo:

- ¡Hayley, soy Keira!-. Golpeó la puerta con fuerza.- ¡No me apetece cargarme otra puerta!

Escucho a Hayley resoplar dentro de la casa y luego abrió la puerta:

-Creo que si vuelves a cargarte la puerta tu padre te mata.- Hayley le guiñó el ojo mientras le dedicaba una sonrisa cariñosa. Entró en la casa y Hayley cerró la puerta y se dirigió hacia las escaleras, pero Keira se le plantó delante:

- Ayer dejamos a medias una conversación, ¿Recuerdas?- Keira levantó una ceja.

- Si, lo recuerdo.- Hayley soltó un suspiro.

- Bien, así va a ser más facil. ¿Quién es esa persona que Marcel considera un padre?- Keira la obligó.

- Sabes que tomo verbena, ¿no?- Dijo Hayley con un tono de burla.

- Sabes que me caes genial, ¿no?- Dijo Keira con el mismo tono.

- Si tu lo dices.- Hayley apartó la mirada y le dió una palmada en el hombro, esperando que ella o bien apartara la mirada o que la soltara, pero Keira no se inmutó.

- ¿Y bien?- Keira le apretó el brazo con más fuerza.- ¿Quien puede llevarme ante Marcel y su arma secreta?

- Ya te he dicho que no te va a gustar.

- ¡Que me lo digas!- Los ojos de Keira se pusieron rojos, enseñó los colmillos y las venas de alrededor de los ojos se le marcaron. En ese momento a Hayley le pareció estar viendo a Katherine Pirce, y eso la aterrorizó.

- Klaus.- Hayley estaba aterrorizada y Keira lo sintió, así que, la soltó.

-Gracias.- Keira usó el tono más agradable que pudo, pero Hayley seguía asustada y se fue escaleras arriba. Keira se sintió culpable, pero rápidamente alejó ese pensamiento y se dijo a sí misma que si Hayley le tenía miedo sería mejor para ella. Ahora tenía algo mejor que hacer: encontrar a Klaus, y lo más difícil: que le ayudara a convencer a Marcel. Era mediodía y no quería ir a buscar a Klaus hasta que anocheciera, así que fue a la habitación de Klaus y lo regiró todo, hasta que encontró un anillo con el símbolo de una "M" extraña. Fue a su habitación y se dedicó a estudiar el mapa de Nueva Orleans. Apenas llevaba media hora cuando llamaron a la puerta:

- Un segundo.- Chilló ella mientras escondía el mapa y el anillo debajo del colchón usando su super velocidad- Adelante.- Dijo una vez lo tenía todo escondido y se había tumbado en la cama con un libro que encontró en el cajón. Kol entró en la habitación:

- ¿Qué lees?- Kol miró el libro de reojo y luego a Keira.

-El Mercader de Venecia.- Contestó ella mientras leía el título en la portada.

- Definitivamente eres hija de tu padre.- Kol sonrió amablemente.- No se cuantas veces se ha leído ese libro.

- Es interesante.- Keira dijo lo primero que se le pasó por la cabeza, el título del libro no le parecía interesante y hasta que Kol no le dijo que a su padre le gustaba no le había llamado la atención, todo lo contrario. Tampoco es que tuviera tiempo para leer.- ¿Qué querías?

-Venía a preguntarte si comías comida humana. Ya sabes que són vegetarianos.- Kol le puso énfasis a vegetarianos, lo que hizo que Keira riera.

-La sangre sabe mejor.- Keira guiñó el ojo.- Pero la comida es aceptable.

-No has probado la comida humana, ¿no?- Kol supo que su sobrina estaba mintiendo, sabía distinguir a un vampiro vegetariano de uno carnívoro.

-Depende de quién pregunte.- Keira levantó la mirada y silbó, queriendo disimular muy descaradamente y Kol sonrió.

-Preguntan Rebekah y Hayley, para hacer la comida.

-Entonces sí. Y si pregunta mi padre también.- Keira lanzó una mirada de advertencia a Kol y él asintió.

-¿Se puede saber que has hecho?- Kol se sentó al lado de Keira y cogió el libro que ella tenía en la mano- No has leído ni una triste palabra, ¿a que no?

-Has vuelto a acertar.- Dijo Keira dando un golpecito en la tapa del libro.- Respecto a mi padre, bueno, digamos que mi almuerzo no ha sido vegetariano como él cree, tu ya me entiendes.- Keira asintió con la cabeza y levantó una ceja dirigiéndose a Kol. Él asintió, en señal de que entendía que no tenía que decirle nada acerca de esto a su hermano mayor. En ese momento alguien llamó a la puerta, Kol se levantó, tiró el libro encima de la cama y Keira dejó entrar a la persona que había fuera.

-Bajad, la comida ya está lista.- Elijah entró en la habitación y miró a Kol, luego a Keira y por último se fijó en el libro que había tirado encima de la cama.- ¿Lo estás leyendo?

-Eh...- Keira no sabía de qué hablaba su padre, pero entonces se acordó del libro.- Si.

-¿Qué te parece?-A Elijah le gustaba mucho ese libro y le hacía ilusión que a su hija también. Kol salió al rescate de su sobrina.

- Rebekah se va a enfadar como no bajemos ya.- Agarró a Keira por el brazo y la arrastró hacia las escaleras. Elijah salió de la habitación detrás de ellos y no puso ninguna objeción porque conocía bien a Rebekah. Mientras bajaban las escaleras Keira movió los labios, asegurándose de que Kol le viera pero Elijah no, y artículo la palabra "grácias".

¿Otra Mikaelson?Where stories live. Discover now