La sala del funeral estaba atiborrada de coronas de flores y gente que apreciaba al chico de las mejillas prominentes quien estaba presente en el lugar por medio de una fotografía adornada con listones a blanco y negro, allí podías apreciar la enorme sonrisa plasmada en su rostro.

Podíamos escuchar los desgarradores sollozos de quien supuse era la madre de Han. Al fondo, bajo el altar, estaba la figura de un chico castaño arrodillado ante la fotografía del sonriente Jisung. Minho lloraba desconsoladamente la pérdida de su alma gemela.

─ ¡¿Ahora cómo les diré a Soonie, Doongie y Dori que su papá no va a regresar a casa?! ─gritó como reclamo con la respiración entrecortada por la falta de aire. Sus ojos estaban rojos del llanto y se golpeaba el pecho con cada palabra que decía.

Cuando estuve a su lado apreté su hombro como una forma de mostrarle mi apoyo, el chico se giró y en su mirada juraba ver un vacío. Un corazón roto sin posible reparación. Le di mis condolencias y volví a mi lugar porque no soporté el dolor que transmitían sus ojos.

Minho se veía completamente diferente a su imagen en la televisión o el internet.

A veces, por sus expresiones algo directas y secas uno llegaba a pensar en que él no tenía corazón por esa forma tan particular en la que se expresaba, pero Lee Minho si tuvo un corazón. Un corazón que le fue entregado a un chico que le fue arrebatado.

Lo vi quebrarse frente a mis ojos, lo vi suplicar perdón y una segunda oportunidad para su amado. La desesperación en su voz me rompía el alma en mil pedazos.

No entendía como alguien podía desearle tanto dolor a una persona que solo quería ser feliz.

Mantuve a Jeongin a mi lado, reconfortándolo cuando fuera necesario. Yo trataba de contener las lágrimas, pero simplemente el sentimiento era demasiado y el ambiente se sentía tan pesado.

Me excusé un momento para escapar al baño donde me lavé la cara con agua fría del lavabo en un intento de despejar mi mente.

Apoyando mis manos sobre el lavamanos me miré al espejo, los ojos estaban hinchados y rojos de tanto llorar.

Mi reflejo estaba destruido porque yo también lo estaba. No me imagino como debe de sentirse Minho al perder a quien lo hacía feliz.

En una fracción de segundo, mi cabeza repasó los momentos que pasé con el chico que me hacía feliz, imaginando por un momento que estaba en los zapatos del actor me hizo tener que lavar mi cara con agua fría otra vez para despejar esos pensamientos tan horribles.

Minho había dicho que todo se había ido cuesta abajo desde que su relación se había hecho pública. No quería que algo le pasara a Felix, no quería que recibiera amenazas ni mucho menos que su salud mental peligrara. Sabía lo que tenía que hacer, pero no sabía si tendría la fuerza para hacerlo.

Salí de la habitación blanca para volver junto a Jeongin quien no había dejado de llorar, y no lo culpaba. Era de los pocos amigos que yo sabía que mi asistente tenía y ahora ya no estaba.

Los tres días que duró su funeral solamente Jeongin y yo estuvimos presentes del grupo de chicos que solía reunirse a cenar pollo frito y cerveza pues la familia había decidido que sería un funeral cerrado permitiendo la entrada solo a quienes ellos decidieran.

Incluso así, la noticia se corrió como tren descarrilado por todo el país, causando conmoción en los habitantes.

Aquellos pocos que los apoyaban seguían sin creerlo, no podían procesar que un chico que iluminaba sus días con sus ocurrencias y gran corazón simplemente haya decidido irse por culpa de gente que probablemente nunca recibiría un castigo por lo que ocasionaron.

El último día de enero visité el departamento de Felix después del trabajo, no lo había visto desde la fiesta de compromiso de Chan y Tzuyu. Suspiré al bajar del auto frente al edificio donde vivía el rubio, levanté la mirada para buscar estrellas en el cielo, pero, al igual que mis pensamientos, todo estaba nublado.

Me había tomado bastante coraje decidir esto, pero pensaba que era lo mejor para él.

El chico de las pecas me abrió la puerta con una sonrisa indicándome que pasara a su hogar. Me quité los zapatos antes de adentrarme en el lugar cerrando la puerta detrás de mí.

Nos sentamos en el sofá de la sala de estar mirándonos. Felix, al ver mi cara seria, borró la sonrisa de su cara.

─ ¿Estás bien? ─preguntó envolviendo mis manos entre las suyas.

Suspiré tratando de alivianar el peso de mi pecho antes de comenzar a hablar.

─ Han sido unos días difíciles.

─ Entiendo ¿cómo está Jeongin? No puedo ni imaginar cómo debe sentirse el perder a un amigo así.

─ Felix... ─apreté el agarre de nuestras manos─. Hablé con Minho antes del incidente con Han, la estaban pasando muy mal.

Hablé lentamente para evitar empezar a llorar, no debería de quebrarme frente a él porque entonces él también lo haría y yo no podría soportarlo.

─ ¡No! ─se quejó levantándose bruscamente de su asiento─ ya sé a dónde quieres llegar y te diré que no.

─ Felix, eres lo más increíble que me ha pasado ─me levanté al igual que él y acaricié su mejilla, su mirada me decía que ya sabía lo que diría─, por eso mismo no quiero que nada malo te pase. No me perdonaría exponerte de tal forma al peligro ─apretó los labios y desvió la mirada hacia otro lado.

─ Podemos hacer que funcione. Mantenerlo en secreto más tiempo, no me importa esconderme ─me miró nuevamente, esta vez con los ojos llenos de lágrimas. Me mordí el labio inferior para evitar llorar yo también.

─ Tú no eres alguien que debería mantenerse en secreto.

Caminé hasta la puerta de su casa para ponerme mis zapatos. El rubio agarró mi muñeca cuando me proponía salir.

─ ¿Eso es todo? ¿Nos daremos por vencidos?

Detuve mis acciones para acercarlo a mí de un estirón, colocando ambas manos en cada una de sus mejillas, plantando un último beso en sus suaves labios, sintiendo como sus lágrimas tocaban mis mejillas. Me aparté para reanudar mi camino hacia la salida.

No quería dejarlo ir, pero si nos descubrían solo podía imaginarme lo peor.

─ Te amo ─dije abriendo la puerta principal. El chico se soltó a llorar con más intensidad cuando me escuchó─, pero creo que será mejor dejar de vernos.

Mi vista se ponía borrosa a cada segundo que pasaba, salí casi corriendo del departamento sin mirar atrás. Si lo hacía sabía que me arrepentiría y correría a sus brazos.

Volviendo a mi hogar me recargué contra la puerta de entrada donde me solté a llorar dentro de mi departamento.

A los minutos escuché como dieron unos golpecitos en ésta.

─ ¿Quién es? ─pregunté con voz entrecortada, mis brazos rodeaban mis piernas y mi cara escondida entre las rodillas.

Una parte de mí deseaba que fuera Felix quien estuviera del otro lado, porque así podría arrepentirme de mi decisión.

─ Hyung, por favor déjeme entrar ─quité el seguro de la puerta sin levantarme de mi lugar en el piso, dando paso al pelinegro quien al verme en el suelo se agachó a mi altura y me miró preocupado─ ¿qué pasó? ─me rodeó los hombros con sus brazos. Su tacto hizo que mi pecho doliera aún más.

─ Nos separamos ─solté en un tono casi inaudible.

Y ahí, contra su pecho, me solté a llorar como nunca antes lo había hecho.

Convenciéndome a mí mismo de que había tomado la decisión correcta; estábamos mejor así.

Así Felix estaría fuera de peligro.

Hilos & Agujas [HR #1] | HYUNLIXWhere stories live. Discover now