13.

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HYUNJIN

Cerré el zipper de mi maleta para luego dejarme caer sobre las blancas sábanas de la enorme cama del hotel. Giré la cabeza hacia la ventana abierta de mi habitación para ver el paisaje donde el sol empezaba a salir detrás de la majestuosa torre Eiffel.

Habían sido un par de días bastante cansados entre reuniones y contratos, propuestas y contrapropuestas hasta que por fin logramos cerrar un trato con una famosa marca de moda para una colaboración en su colección de otoño. Tan absortos estuvimos en el trabajo durante la semana que no había tenido oportunidad de recorrer París y mucho menos de buscar un regalo de navidad para Felix.

Los días previos al viaje el rubio y yo pasamos una tarde de películas en su departamento pues estaba preparando mi departamento para la ocasión especial y fecha a aproximarse. El único que conocía mi hogar era Jeongin y la esposa de mi chofer quien se encargaba de cuidar de Kkami mientras yo volvía pues él se ponía ansioso de estar solo todo el día, además, no confiaba en cualquier persona para entrar al único lugar donde podía tener paz. Ni siquiera mis padres.

Tomé mi móvil que descansaba sobre la sábana junto a mí y miré la hora; apenas eran las 7 a.m., tenía suficiente tiempo para buscar la joyería que había visto por internet. Busqué la dirección y la coloqué en el mapa. No estaba muy lejos, llamaría un taxi y en quince minutos estaría allí.

Me di un baño rápido y, al terminar de arreglarme, salí de la habitación para llegar a tocar a la puerta de mi vecino. Al abrir la puerta me encontré con un sonriente Jeongin, lo saludé con un movimiento de mi cabeza y él hizo lo mismo.

─ Jeongin ¿estás ocupado? ─pregunté asomando la cabeza sobre su hombro para ver un poco el interior de la habitación.

─ Solo estaba alistando las maletas para el vuelo de esta tarde ¿necesita algo? ─respondió con su mirada confundida pero su siempre presente tono servicial.

─ Necesito pedirte un favor enorme.

─ Lo que sea.

─ Acompáñame a hacer unas compras, te veo en recepción en diez minutos ─me despedí de nuevo con una reverencia para volver a mi habitación en busca de un abrigo y mi billetera. Bajé a recepción y me senté a esperar a mi asistente en uno de los silloncitos. Saqué mi móvil y llamé a la joyería esperando que estuvieran disponibles pues seguramente estaría abarrotado con la navidad a la vuelta de la esquina. Afortunadamente había espacio para mí.

Quería encontrar algo sutil pero significativo para Felix llevara siempre consigo, algo que fuera solo de nosotros dos, pero tampoco fuera tan obvio.

Un collar no podría ser, son muy llamativos, un brazalete tal vez. Seguí paseando por la página del establecimiento hasta que vi el regalo perfecto. Fue entonces que la voz del chico de lentes me distrajo.

─ ¿Esperó mucho ─tomó la correa cruzada por su pecho de la pequeña mochila que cargaba casi todos los días.

─ Para nada ─le sonreí al levantarme de mi lugar─, vámonos.

Salimos juntos del hotel hacia la calle donde tomamos un taxi. Le leí la dirección de la joyería en francés. En ese momento agradecí haber vivido con Chan durante su etapa de universidad, gracias a que practicaba conmigo pude aprender inglés y francés prácticamente al mismo tiempo.

Luego de unos minutos, y de repasar la agenda de nuestro vuelo, llegamos a nuestro destino.

Jeongin se quedó admirando las grandes letras frente al local.

─ ¿Baunat?

─ Es una joyería ─respondí ya frente a la puerta de cristal.

Ambos nos adentramos en el lugar, donde una señora de aspecto mayor nos dio la bienvenida.

Me acerqué a una de las vitrinas haciendo una seña a mi acompañante para que se acercara a ver. El brillo del lugar lo hipnotizó por completo.

La misma mujer que nos recibió se acercó a mí para ayudarme a elegir uno de sus tantos diseños. Le comenté lo que tenía en mente para el regalo de Felix, lo malo es que no sabía que medidas necesitaría.

Giré mi cabeza hacia el pelinegro junto a mí que seguía admirando las hileras de anillos en diferentes formas y tamaños. Mi mirada bajó hasta una de sus manos recargadas delicadamente sobre el vidrio del mostrador. Sin pensar, tomé su mano y la alineé con la mía, verificando su tamaño en comparación con la de Felix. Las levanté para que la encargada del lugar las viera y le expliqué que quería un par del tamaño de Jeongin.

Mientras la mujer juntaba un par de anillos que encajaran con mi descripción, yo me quedé admirando la mano de mi asistente. Su palma suave y los dedos largos, hasta podría hacer comerciales para crema de manos.

─ Es un poco más grande pero los dedos son del mismo grueso ─dije después de una minuciosa inspección.

─ ¿Qué? ─preguntó el chico con el ceño fruncido.

─ Tu mano, Jeongin ¿no estabas escuchándome? ─contesté con una sonrisa. Él negó con vergüenza en su cara.

─ Te decía que le compraré un regalo de navidad a Felix y necesito medir los anillos contigo porque sus tamaños son muy parecidos.

Al terminar de hablar, la mujer dejó ante mí aproximadamente quince pares de anillos con distintos diseños, todos brillantes y preciosos, sería muy difícil elegir.

Jeongin se miraba cansado mientras se probaba la joyería. Sus párpados estaban caídos y soltaba suspiros cada tanto, tal vez debería dejarlo dormir. De tanto trabajo que tuvimos durante la semana seguro que no dormía bien.

Traté de decidirme por un diseño lo más rápido que pude para volver al hotel a descansar un poco antes de irnos al aeropuerto. Al agregar los toques finales, envolvieron el producto de una pequeña cajita color vino y me la entregaron. Todo iba de acuerdo con el plan hasta ahora.

Hilos & Agujas [HR #1] | HYUNLIXDove le storie prendono vita. Scoprilo ora