[✓] Bullying

16 - Cómplice

Lo primero que tenía que hacer era sorprender a David en el momento justo donde pusiera la carta en mi mochila. Para esto, el único escenario posible era el receso, donde él podía con toda libertad meter ese papel a mi mochila sin que nadie lo viera, nadie pasaba los recesos ahí y la puerta permanecía cerrada.

—Pueden salir — nos permite el profesor de matemáticas.

Todos salen y yo, por esta vez, me apresuro para salir primera, espero no levantar sospechas así que trato de ser lo más natural posible.

Salgo y detrás de mí vienen todos, veo de reojo a David quien sale de la mano junto con Alicia.

Salió, entonces ¿En qué momento mete la carta? No me dejo persuadir, tal vez él vuelva en un rato al salón así que rodeo el salón entero, quedando en la gran ventana, que si bien, tiene cortinas que tapan casi todo, queda un pequeño agujero donde se alcanza a ver algo, por fortuna se ve mi asiento.

Me mantengo asomada cuando no pasan ni veinte segundos y alguien abre la puerta.

No era David, es Samuel.

Observo como Samuel cauteloso se acerca a mi lugar y mete la carta que siempre recibo en medio de unos de mis libros.

Me apresuro antes de que se me escape y corriendo vuelvo a rodear el salón. Llegó justo a tiempo antes de que se fuera.

—Samuel. ¿Qué hacías en mi lugar? — le pregunto.

—A —Azul, pues nada, solo pasé por ahí, pero no estaba en tu lugar.

—Mientes, te ví desde la ventana, dime que hacías en mi lugar, ¿Que me escondiste en la mochila?.

—Es que se te cayó una hoja de la libreta, así que la metí en tu mochila, bien sabes que los profes se enojan si hay basura.

—Son las estúpidas cartas que he estado recibiendo, lo sé, todo fue una bromita tuya ¿Te parece tan divertido?.

—Bien, si, lo que metí a tu mochila fue una carta pero no es ninguna broma, David realmente es quien te envía las cartas pero me pide de favor que yo te las deje.

—Pues no me interesa recibirlas — camino a mi lugar y saco la carta —Ten, para que se la regreses, y dile por favor que me deje en paz ya.

—Azul, por favor, no seas tan cruel con mi amigo, a David de verdad le gustas mucho, se emociona demasiado cuando te ve y de lo único que me habla es de ti, está enamorado.

—Pero a mí no me gusta, así que te repito, dile que me deje en paz — me crucé de brazos y estuve a punto de marcharme.

—A muchas chicas les gusta David, le dicen mucho que es atractivo, ¿Por que no te gusta? ¿Se te hace feo?.

Me detengo.

—Yo tengo otros gustos y mejor aconseja a tu amigo que les haga caso a esas chicas, no a mí.

—Por lo menos recibe sus cartas — me extiende la mano.

Me lo pienso un poco y la tomo, salgo del salón. De cualquier manera, ya sé lo que voy a hacer.