8 - Llegar temprano

9.9K 558 26
                                    

Desde ayer no había podido sacar de mi cabeza todo el tema de la propuesta de noviazgo fallida de ayer en la salida.

La chica había salido corriendo y por suerte no escuchó esos desagradables comentarios hacia su persona pero si hoy viene, no creo que la pase muy bien.

Doblo la esquina de siempre, la que me permite ver el portón escolar a lo lejos.

Y ahí estaba David, de espaldas parado en uno de los árboles mientras platicaba con unos chicos del salón. Conforme me voy acercando llega un momento donde sus amigos me señalan y el se voltea poniendo su vista en mi, agita su mano saludando y me hace una seña para que me acerque a donde ellos están.

Lo veo a él y luego al portón, deseando simplemente pasar de largo a David y cruzar directamente el portón pero los pensamientos y recuerdos invaden mi mente.

" Y luego las mujeres preguntan porque ya no quedan buenos hombres. "

" Que chica tan mala. "

" Esa chica es una perra. "

—¡Azulita!.— salgo de mis pensamientos cuando unos fuertes brazos me aprietan, David abrazándome.

Iba pensando tanto en lo de ayer que no me había dado cuenta que automáticamente caminé hacia donde estaba David. Me aprieta fuerte contra su pecho.

Sus amigos nos observan espectadores, felices por su amigo.

—Azulita, ¿Que tal llegaste ayer a tu casa?.— pregunta a la par rompe el anterior abrazo y nos toma de las manos, acariciando.

Me quedo callada con una expresión sería y analizo, trago saliva sintiendo la incomodidad.

—Aa, bien— me decido a responder después de unos segundos.

Trato sutilmente de quitar mis manos de su agarre, lo consigo y me mira con cierta decepción.

—Azul, de repente como que te quedas pensando y te vas de este mundo, verdad.— Angel, unos de sus amigos que estaban ahí, bromea.

Parece que ellos no sienten esa extraña tensión en el ambiente que yo si.

—Bueno, ya entremos.— propone Ramiro, el segundo amigo.— Solo estábamos aquí porque David dijo que te quería esperar para cruzar.

—Oh, si, cierto, cruzamos de una buena vez, ¿Cargo tu mochila?.— me propone.

—Eres todo un caballero hermano.— lo alaba Ramiro.

—Aa, no hace falta David, gracias.— contesto con pena.

—Ay, que mala eres Azul.— dice Angel en broma.

Y aunque sé que lo dice en broma, el golpe de sus palabras se sienten reales pues no puedo dejar de pensar en la anécdota de ayer.

—Bueno, está bien, pero ya hay que apurarnos entonces, no nos vayan a dejar afuera.— habla David.

Los cuatro nos vamos, Angel y Ramiro se adelantan, David va conmigo y yo trato de caminar lo más rápido posible pero David en ningún momento me pierde el ritmo.

—Buenos días jovencitos.— saluda la conserje.

—Buenos días.— respondo yo.

Nos adentramos a la escuela y después al salón.

Con este era el segundo día que David me recibía, y no solo eso, con todo y abrazo y está de más decir que esto último lo odio. Nunca me gustaron los abrazos, muy difícilmente los de mi madre, menos los de el.

***

Ya no solo eran dos días, el mes iba pasando y David comenzó a hacer eso de esperarme y recibirme con un abrazo en la entrada, con eso me doy cuenta que tiene demasiada fuerza, me aprieta muy fuerte y no me gusta para nada, quiere cargar mi mochila como si yo fuera una discapacitada sin brazos, siempre me niego.

No sé cómo esquivar sus abrazos, siempre que lo hace hay por lo menos una persona viendo y no me gustaría que pensaran algo negativo de mi, por eso me dejo.

Por eso estuve pensando y lo único que puedo hacer es llegar más temprano que el. Es así como estoy ahora abrochando los botones de mi camisa, lista para irme a la escuela.

—Hija, ¿No es muy temprano?.— pregunta mi mamá, quien toma café en la cocina.

—No, el portón ya está abierto y creo que a esta hora me iré todos los días a partir de hoy.— le digo.

—¿Ok? Tu no eres de ser puntual, pero que bueno hija, cuídate, te amo.— me lanza un beso.

—También te amo mamá.— tomo mi mochila y me marcho.

Voy casi corriendo por la calle, que gran desventaja que mi mochila pese cien kilos por todos lo que llevó ahí.

No tardó mucho en ver el portón, que suerte, si está abierto y no hay nadie más que la conserje. Camino más gasta llegar.

—Buenos días señorita Azul, que milagro que llega temprano.— me dice la conserje.

Le sonrió simpáticamente por su comentario y paso. Respiro profundamente el fresco aire, me siento tan bien.

Cuando me meto al salón y tomo asiento pienso en videojuegos y espero hasta que todos lleguen. Las personas van entrando poco a poco hasta llenar por completo el salón.

—Muy buenos días a todos muchachitos.— entra la profesora de Historia.

—Buenos días.— respondemos todos al mismo tiempo.

—Quiero que abran su libro en la pági-

—Buenos días maestra, disculpe, ¿Puede pasar?.—

Era David, todos ponemos nuestros ojos en el, no me había dado cuenta que el ni siquiera estaba aquí.

—Joven David, un poquito tarde, pero claro que sí, tome asiento.—

David pasa y noto que me da lanza una pequeña mirada confusa. Seguro se quedó afuera por querer espérame, que se acostumbre porque no volveré a llegar después de el.

En receso me preguntó a qué hora pasé que no me vio, le dije que solo por hoy había llegado muy temprano por casualidad, mentira, llegaré así todos los días.

[✓] BullyingWhere stories live. Discover now