So this is what makes life divine

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Ilene Woods - So This Is Love (TodoKami )

Anunciar un baile en reino era suficiente para poner de cabeza a los jóvenes y señoritas del reino, era suficiente porque al fin podrían cumplir su sueño de casarse con el príncipe, tenían una mínima oportunidad de cumplir su cuento de hadas y Kaminari no era la excepción, esperaba ansiosamente el día de la fiesta.

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El canto de las aves por la mañana le gustaban mucho, era un canto dulce y rítmico para despertarlo y era su forma favorita de ser levantado. Con el canto de fondo se alistó rápidamente para poder hacer sus labores del día. Tenía que darle de comer a las gallinas esa mañana e ir limpiar las sábanas de algún cuarto y también tenía que llevarle una merienda al príncipe, cuando se estuviera preparando para ver qué ponerse para su baile.
Saliendo de su cuarto se encontró con toda la gente que conocía y servía a la familia real, yendo de un lado a otro por los preparativos del príncipe y para que el Rey y la Reina se encontraran tranquilos con que todo saldría bien en aquella fiesta.

—Buenos días, Mina.
Su fiel amiga se encontraba limpiando los gallineros del palacio mientras que otros tantos recogían los huevos de la mañana.
—Denki, llegas tarde.
Su voz se encontraba agitada.
—Lo siento, me he tardado arreglando mi cabello.
Su amiga salió por un momento del gallinero para verlo de pies a cabeza mientras este tendía los granos de elote duro sobre el suelo.
—¿Porque hoy vas a ir a ver a su majestad?
Denki río nervioso sin si quiera querer ocultar sus nervios y su emoción.
—Sí, ayer por la tarde me dijeron que iba a ser el encargado de atender a su majestad, el príncipe, mientras hacía la elección de ropa.
Su amiga río con ánimo y volvió a su deber.
—Ay Denki, se te nota mucho en el rostro. Recuerda que tienes que estar serio.
—Qué mas da, le caigo bien, así que me permitirá sonreírle mientras se prueba un elegante traje de seda adornado con oro.
Ambos charlaron entre las gallinas y el olor a aserrín esparcido por la zona mientras el sol se movía despacio por el cielo.

Después de ello limpió de pies a cabeza una de las habitaciones que ocupaban los Todoroki para tomar el té y después de ahí una de las salas de su majestad, el príncipe Touya, que usaba para sus estudios y finalmente, cuando la tarde llegó en su estómago se albergaron los nervios. Corrió hasta la cocina donde uno de los sirvientes personales de Shoto lo esperaba.

—Kaminari, las ordenes son simples. Si el príncipe quiere agua, algún aperitivo, o cualquier cosa se lo traes, ¿entendido?
Los ojos del hombre que lo veían lo reprochaban, si bien Kaminari tenía cierta fama de romper una que otra regla para hacer alegrar a la noble familia de los Todoroki, sí que tenía mucho talento para manejar a las personas, por lo que no tardarían de ascenderlo a ser un empleado de confianza, lo que significaba que podría hacer más que tender ropa o darle de comer a las gallinas. Podría estar al lado de la familia y servirles personalmente y eso sólo era una pequeña prueba que no pensaba perder.
—Entiendo, señor Aizawa.
Con una charola en mano llena de manjares y un té chino, que ni si quiera podía saber de qué era, trató de actuar profesional al lado de su instructor pero cuando se adentró a la habitación tan característica del príncipe menor de la familia, no pudo evitar emitir una pequeña sonrisa.
—Majestad, he traído a un sirviente para que pueda traerle lo que guste y pronto llegarán las modistas para tomarle las medidas.
Azul y gris, aquellos ojos chocaron con los suyos y sintió una extraña corriente eléctrica en los dedos, el príncipe cerró el libro que estaba leyendo e hizo la seña de que podían pasar completamente.
—Kaminari, hace mucho no te presentas en el comedor.
Denki río ligeramente mientras dejaba la charola en una mesita, cerca de la presencia del chico de ojos bicolor.
—Majestad — hizo una leve reverencia ante aquella figura tranquila y le sonrío de oreja a oreja con un poco de rubor entre sus mejillas —, sabe que me gusta ir a hacerles compañía pero Aizawa es el culpable, me ha regañado porque no debo de hablar con ustedes mientras comen ya que rompe dos que tres reglas establecidas en el palacio — el chico le mostró una sonrisa amplia y tomó la taza de té que Kaminari le había ofrecido.
—Si quieres lo puedo reprender o si quieres podemos retirar esas absurdas reglas — volteó a ver a los lados para encontrarse con que estaban solos, en ese instante toda su valentía se había ido tan rápido como la corriente del río, pero la sensación de emoción lo invadía. Era la adrenalina acariciándole la nuca.
—Creo me animaría mucho un buen castigo para el señor Aizawa — lo hizo reír, su rostro mostraba una sonrisa gentil y sus ojos cerrados lo hacían ver como porcelana. Cuando eran niños lo recordaba como un chico bastante serio, no sabría decir si tímido, pero era distante, se movía como un robot y su voz muy apenas sus criadas la habían escuchado. Ahora verlo reír lo hacía sentir orgullo del chico Todoroki y de lo precioso que había crecido. Los dos se quedaron callados un momento, sólo hasta que el chico rubio habló. Sabía que eso estaba prohibido pero las reglas se hicieron para romperse — ¿Con quién bailará en su fiesta?— el chico bufó y tomó una postura más suave, hundiéndose en la silla en la que estaba, tomando la confianza que siempre le había dado.
—Probablemente con nadie o puede que con todos los que se presente, ¿tú qué dices?
—Si no te parece mal, baila conmigo — no pudo callarse, no podía contenerse cuando el chico más guapo que había visto en su corta vida le hablaba como a alguien cercano.
—Mejor escapémonos — sus mejillas se coloraron e iba a tomarle la mano, lo haría, le diría que no jugara con él y que si era verdad, que se fueran lejos, lejos de ese reino y de las gallinas y de las mañanas en las que tenía que limpiar polvo. Lo haría si no hubieran abierto la puerta haciendo que su oportunidad se esfumara como espuma de mar.

Así empezó su martirio, el martirio de ver al chico que tanto amaba siendo adornado por grandes telas de colores fríos que hacían resaltar su piel pálida y su increíble cabello blanco. Sin duda Shoto Todoroki era precioso y con cualquier cosa que adornara su figura alta lo hacía ver muy noble. Denki podía jurar que la sangre de aquel príncipe podía ser, literalmente, azul.

—¿Qué te parece, Kaminari?
Aún con los ojos de su instructor gruñón puestos sobre él, le sonrío y lo examinó de pies a cabeza, de un lado a otro y le hablaba como a alguien que conocía de años.
—Es difícil decidir, todo te queda tan bien — dejó su puesto, el lugar donde tenía que estar todo el tiempo necesario ahí parado, para acercarse al chico y al espejo en el que posaba —, pero tienes una piel bastante pálida, te quedaría bien este rojo vino o si quieres algo clásico un azul pero no tan oscuro ni tan brilloso — se divertía, se le podía ver en los ojos. Se divertía al ver al príncipe prestarle toda la tención y sonreírle mientras lo hacía parte de su elección de traje.
—Kaminari Denki, vuelva a su lugar — la voz del hombre de cabellos azabaches llamó la atención de los presentes. Aizawa tenía una voz bastante demandante e intimidante que funcionaba bien en Denki.
—Aizawa, agradezco el trabajo que hace, pero deje que Kaminari esté un rato conmigo — el chico veía a Shoto como su salvador —, como una recompensa por quitarlo de la sala del comedor — era realmente divertido ver a Aizawa callado, posiblemente lo regañarían más tarde pero eso no importaba ahora porque justo en ese momento podía atreverse a tocar por encima de la ropa al chico de sus sueños y ayudarle a verse más hermoso de lo que ya era.

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Una hora antes de que los invitados llegaran, todos los que iban a servir en la fiesta tenían que arreglarse y Denki incluso pidió prestado un poco de rubor para adornar sus insípidas mejillas. Estaba todo listo, era uno de los camareros que raptarían las bebidas entre los invitados y les halagarían las prendas que llevarían puestas. Así cada chico o chica casaderos entraban y se les nombraban y todos parecían tan nerviosos, incluso Denki, que tenía la mínima probabilidad de poder ser elegido para el baile, porque el baile significaba boda y él ansiaba su cuento de hadas. En el trono que montaron al final del gran salón podía ver la expresión estoica del Todoroki menor, tan apacible y tranquilo como lo era cuando nada le gustaba o simplemente le daba igual. Trató de saludarlo muchas veces y todas ellas eran recibidas con una pequeña sonrisa de complicidad de parte del príncipe, que portaba el traje azul, con destellos dorados que adornaban el frente de su pecho. Justo el que el mismo rubio le había ayudado a escoger.

Sí, tenía una mínima de oportunidad esa noche, pero tenía las esperanzas hasta el cielo de ser el elegido a pesar de ser un simple sirviente.

Todo era normal, la gente llegaba y cuando creyó que por fin era hora de que lo escogiera para bailar se presentó alguien que hizo que su expresión tranquila cambiara a una completamente asombrada y maravillada, entonces Denki sintió que algo no estaba bien. Se hizo paso entre los invitados de forma amable hasta llegar al frente en donde pudo ver a Todoroki levantarse y tomarle la mano a un chico bajito, de hermosas pecas que adornaban su rostro, sus manos, su cuello y sus clavículas, de cabellos ondulados verdes que brillaban bajo las luces rosas del castillo y sus ojos esmeralda brillando esplendorosos al ver los ojos brillantes del chico que tanto amaba.

Y ahí, en medio de una gran multitud el vals empezó y Denki pudo ver cómo Shoto cumplía su cuento de hadas junto con otra persona que no era él, el cuento de hadas que el rubio tanto había esperado cumplir con aquel chico.

Así que así se veía el amor.

Que hermoso era.

【𝓵𝓸𝓿𝓮 𝓫𝓸𝓶𝓫𝓼】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora