Iᑕᗴ ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 8

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Sola en el cuarto de herramientas, me quedé quieta en un lugar,
mi corazón latiendo erráticamente. Luego arrastré mi espalda por la
pared hasta quedar sentada en el suelo. Esta vez no me molesté en la
sangre en el pavimento.

Mi mente daba vueltas. No había insulina.
Porque chae no era diabética. Jeon debió darse cuenta.
Encontró el equipamiento, así que debió haber estado buscando
el Wrangler. Mintió sobre haber encontrado la insulina, pero no pude entender por qué.
Consideré que tal vez Jeon quería contármelo.
Recordé las palabras exactas, el tono de su voz, el lenguaje de su
cuerpo. Una mano descansaba en el borde de la puerta, casualmente
había planteado el tema de la insulina, pero allí había deliberación.
Como si hubiera intentado tranquilizarme. Tu secreto está a salvo conmigo. Por ahora.
Sentí una repentina necesidad de dejar solo a Jeon. Tenía que
pensar el por qué me estaba cubriendo, qué era lo que querría de
vuelta.

Froté mi frente con la palma de mi mano. También debía
prepararme.
Cuando paró de nevar, nos estábamos yendo. Nuestro equipo nos
guiaba hasta la ladera de una montaña a la que nunca había ido. Saqué el mapa de Yoongi, intentando que no se me rompiese en los bordes
desgastados. Luego me deslumbré por la línea de luz que brillaba
debajo de la puerta. Cuidadosamente estudié las marcas que habían
hecho en el mapa, las rutas de senderismo, cuevas, arroyos, chozas
abandonadas, cada lugar que Yoongi había recorrido y estudiado
meticulosamente.

Rápidamente identifiqué Idlewidle y la autopista. Cuanto más
miraba el mapa, más segura me encontraba del lugar donde estábamos.
Yoongi marcó una cabaña al sur de uno de los lagos más grandes, lejos
de la carretera principal, y escribió
“vacante/amueblado/electricidad.” Si el lugar era en donde estábamos,
entonces habíamos conducido demasiado lejos.

Había pronosticado a
Idlewidle a cinco millas. Paré. ¿Qué pasaba si en vez de guiar a Jeon y a Jimin a la autopista, en realidad los arrastrábamos con nosotros a Idlewidle? Pero Idlewidle estaba más alto que los otros lugares, e inmediatamente dudarían si los llevara cuesta arriba. Por ahora los había llevado a la carretera, lejos de Idlewidle y aún más de Yoongi.

Mirando por la ventana, me dije que en cuanto la nieve parase y
el cielo se despejase, las estrellas se verían y el mundo no se vería tan
desesperanzado y lleno.
Recorrí con mi dedo el vidrio húmedo. A-Y-U-D-A. Las letras
marcaban la condensación antes de evaporarse. Me pregunté dónde
estaría Yoongi. Quería creer que había encontrado el Wrangler y que
seguía nuestros pasos. Tenía que creer que eso era posible. ¿Pero nos
encontraría después de que nos fuéramos? Cerré los ojos y recé
desesperadamente. Guía sus pasos, rápido.

Yoongi conocía las montañas mejor que nadie. Y era ingenioso.
Podría despistar a Jeon y Jimin si nos encontrara. Perdió años de
escuela, pero fue porque no lo intentó. Mayormente para joder a su
padre, sabía. A él le había costado la escuela secundaria, pero era
porque daba lo mínimo de sí y cuanto más el señor Versteeg insistía, él
menos hacía. Una vez, Yoongi contestó tan mal que el viejo Versteeg lo
echó. Se quedó en un hotel por tres días, hasta que chae convenció a
su papá que lo deje quedarse en su casa.

Cuando Yoongi aprobó sus
ACT con 31, los SATS son 2100, en vez de estar orgulloso o aliviado, Sr.
Versteeg estaba enfurecido porque Yoongi lo había hecho al propósito,
intentando alcanzar a las universidades del primer nivel como Stanford por su cuenta.
El año pasado circuló el rumor de que Verteeg compró la admisión de Yoongi en Stanford, pero chae juraba que no era así.


-chaeyoung: Mi padre nunca ayudaría a Yoongi, no después de todo lo que
ha hecho —me dijo en privado.

Caminé de un lado al otro en la bodega, intentando combatir el
frío que se manifestaba en forma de piel de gallina. En el lado opuesto
de la habitación, estaba a punto de girar e ir hacia el otro lado cuando
mis ojos encontraron una caja de herramientas en el nivel más bajo de
la estantería. Estaba tan distraída y asustada que no lo había notado
antes. Quizás haya una pistola dentro.

Intentando no hacerme notar, tomé la vieja caja con rastros de moho y la coloqué en el suelo. Desabroché los pestillos y levanté la tapa.
La familiaridad me abrumó como una fría y húmeda nube.
Mi mente intentaba procesar la cosa que había allí dentro. Una vara pálida y larga, y una esfera con dos agujeros debajo de la curva de las cejas, y un tercer agujero, una nariz, debajo de estos. Las extremidades fueron dobladas antinaturalmente para hacerlas caber en la caja. Piel dura y curtida y tejido conectivo mantenían unido al cuerpo en descomposición.
Paralizada, estupefacta, gemí débilmente. Lógicamente, sabía que
ellas-ella-eso, a juzgar por el elegante vestido negro, no podía
lastimarme. El cuerpo era el resto de una difunta vida. Fue más el
saber que había una persona muerta en el mismo lugar que yo. Alguien
como yo, atrapada aquí. Fue como si una ventana se hubiera abierto en
mi mente y al observar a través de ella mirara mi propio destino.

Cerré los ojos de golpe. Cuando los abrí, el cuerpo seguía allí.
Parecía burlarse de mí. Tú eres la siguiente.
Cerré la tapa. La alejé de mí. Había un grito atorado en mi
garganta.
No podría decirles a Jeon o Jimin lo que acababa de ver. Ellos
seguramente sabían del cuerpo. Era probable que ellos lo hayan puesto
allí. No necesito otro secreto suyo para guardar. Mi vida ya estaba lo
suficientemente balanceada.
Empujando la imagen del cuerpo en el fondo de mi mente, mordí
mi labio reseco, e intenté no pensar en la muerte.





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                               ~Iᑕᗴ~

~❄︎ ICE ❄︎~ // Imagina Con BTS Where stories live. Discover now