capítulo 36: ni la muerte puede separarnos.

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Me siento terriblemente culpable por lo sucedido...me he quedado congelada sin saber qué hacer, perdí tiempo y me aterra pensar que esa acción me pueda pasar factura. Aborrezco lo estúpida que puedo llegar a ser. Camino de un lado a otro tratando de no seguir hundiéndeme en el dolor, la desesperación y la culpabilidad. Observe fijamente mis pies como si fuera lo más interesante del mundo pero la verdad es que estoy tratando de evitar a toda costa seguir llorando. A él no le gustaría eso.

Hace horas que entro a cirugía y nadie se ha dignado a darnos noticias. Le ruego a todos los dioses por su bienestar...lastimosamente a veces desear algo con todas tus fuerzas no es suficiente. Basta t/n, no puedes ser así de negativa. Regañarme mentalmente me ayuda a controlarme. Justo lo que necesito. Mantener la calma para no hacer un espectáculo en medio de la sala de espera del hospital.

Abel: tranquila. -da palmadas en mi espalda tratando de consolarme pero claramente no funciona y él lo sabe- no lo conozco tanto como te gustaría pero sé que es un hombre fuerte...porque te soporta. -sonríe- esas fuerzas no las tiene cualquiera mocosa.

No lo soporto más. Entierro mi cara en su pecho liberando las lágrimas que retenía, ahora soy incapaz de ponerles un alto. Él me abraza y sigue acariciando la espalda.

Tú: quiero que esté bien. Necesito que esté bien...yo...yo...

Abel: esto para nada es tu culpa. Ambos fueron víctimas de esa mujer...no había nada que pudieras hacer...tenía un arma.

Tú: si hubiese llamado inmediatamente a emergencia...

Abel: te atrapó el miedo linda...y no tienes que culparte de ello. A cualquiera le pasa.

Siento los brazos de mi hermana unirse a nosotros.

Rebecca: a él no le gustaría que te martirizaras como lo estás haciendo t/n.

Tú: si lo pierdo...no sé que será de mí.

Rebecca: ¿cómo que no sabes? Por supuesto que saldrás adelante. No dejaré que mi hermana se hunda en la escoria del sufrimiento.

Escuché un grito ahogado. Me aleje de Abel para ver a la mujer que había producido tal sonido. Oh...ella...

Tú: señora. -es lo único que puedo decir. De hecho no tengo nada más que decir-

Magnolia seguro la ha llamado, sin embargo, no es momento de demostrarle lo incomoda que me siento por estar frente a ella de nuevo. Lastimosamente debe estar aquí, es su madre después de todo.

Jiyu: niña. -corre a abrazarme y yo me quedo paralizada. Al darse cuenta de su error se separa inmediatamente- me alegra verte de nuevo...siento mucho que el sentimiento no sea recíproco. -quita los restos de sus lágrimas con la elegancia que la caracteriza- ¿quiénes son ellos?

Tú: mis hermanos. -me límite a decir-

Jiyu: -asiente con la cabeza- vale. ¿Hay noticias de mi hijo?

Tú: aún no han salido de la cirugía.

Agradecí a Dios por la bendición de que mi celular comenzará a sonar.

Tú: disculpe. -me alejé para contestar- padre.

Jay: ¡cariño! Abel me ha llamado para contárme lo sucedido ¿estás bien? -su tono de preocupación activa de nuevo mi ansiedad-

Tú: yo no tengo ningún rasguño. Pero él...-siento el corazón partirse en mil pedacitos- él...creo que lo voy a perder padre.

Jay: no digas tonterías...ese hombre te ama y estoy seguro que no te dejará así de fácil.

Tú: no lo sé padre. Hace horas que está en cirugía...tengo miedo de que las cosas se compliquen.

Jay: ¿recuerdas lo que te he dicho desde que estás con nosotros?

MY DADDY || PARK JIMIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora