Capítulo 35: Diosa Luna.

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ISABELLA


La luna. Un claro. Un acantilado. Soledad.

Miro todo a mi alrededor y suelto un sonoro suspiro al saber donde me encuentro. ¿Por qué siempre termino aquí?

– Terminaras aquí cada vez que tu poder se salga de tu control.

Ruedo los ojos y volteo para verla.

– ¿Por qué sucede esto ahora? Nunca había pasado.

Una leve sonrisa se formo en sus labios mientras caminaba en mi dirección.

– Por que volviste junto a él, siempre supe que lo harías de una forma u otra. – estiro su mano para acariciar un mechón de mi pelo – tu destino esta marcado y tu magia necesita mucha fortaleza para ser controlada.

– ¿Destinada a qué cosas?

Un suspiro salió de sus labios. – Imagino que deberé colocarte al día con todo ya que no quieres aceptarlo y terminaras seguido aquí sino comprendes la situación.

Fruncí el ceño y la miré fijamente.

– Okeey. – pronuncie cada palabra con más tiempo del debido.

– Eres mi hija. – anuncio mirándome con un brillo en los ojos.

Asentí con la cabeza esperando que continuara. – Lo sé, todos lo somos.

– No. – negó sonriendo – tu eres mi descendiente directa, eres mía. A los demás solo los guío, acompaño, reconforto, pero tú. – me apunto. – eres más que eso.

– ¿Q-qué?

Se alejo unos pasos de mí y camino hacia el borde del acantilado, sentándose ahí. Sus pies colgaban hacia el mar. Dude unos momentos balanceándome sobre mis pies mirando hacia todos lados, pero finalmente camine junto a ella.

La mire unos segundos desde arriba rascándome una ceja antes de sentarme a su lado, su rostro miraba fijamente hacia delante, ningún punto en específico porque no había nada para ver. Solo mar.

– Hace muchos años tuve un amor aquí en la tierra, un hombre maravilloso, me enamoraba cada día con sus detalles, sus caricias, su olor. – rompió el silencio sin apartar su vista del horizonte. – ese amor que me consumía de la manera más maravillosa me entrego lo más preciado para mí... una hija, pero por cosas del destino o maldad de la gente, ella murió. 

Se mantuvo en silencio luego de decir esas palabras. La mire con tristeza. Nunca querría pasar por algo así. La muerte de un hijo.

– L-lo siento. – murmure bajo.

– Descuida, fue hace mucho tiempo. – volvió a suspirar – ahora ella no es más que un hermoso recuerdo, pero en ese momento cometí el error de contactar a una bruja oscura, para revivirla, el dolor que sentía en ese momento era demasiado, no me creía capaz de superar su muerte, de dejarla ir.

Trague saliva y fije mi vista al frente igual que ella.

– Era joven y estaba sufriendo, creí que tenia todas soluciones, que sabia todo y confiaba plenamente en que el plan resultaría como yo quería. – dejo de mirar el horizonte y miro sus manos sobre su regazo. – pero lo que no sabia es que la magia negra siempre pide algo a cambio.

Rápidamente volví a mirarla. La curiosidad picando en la lengua.

– ¿Qué te pidió?

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