Rechazada

Capítulo 22: Dudas.

CHRISTOPHER

Acaricio su pelo suavemente para no despertarla, se encuentra tan tranquila, tan en paz, que no quiero perturbar eso.

– Al fin es nuestra. – ronronea Zeus.

Me quedo en silencio sin contestar a eso, la yema de mis dedos comienza a recorrer su rostro, delineando su mandíbula, su nariz, labios, cejas, intentando memorizar cada aspecto de su hermosa cara.

Admito que no quería acostarme con ella, porque sería todo más difícil, mis celos, mi posesividad ahora estarán aumentados, más cuando no utilizamos condón y mi esencia quedo dentro de ella dejando mi aroma en su cuerpo.

– Sí, huele a nosotros. – dice con orgullo mi Lobo – fuimos los primeros y seremos los últimos.

– No creo que la merezcamos.– respondo soltando un suspiro sin dejar de admirarla.

– No empieces otra vez, es nuestra. – gruñe – somos perfectos para ella y ella lo es para nosotros.

–Tengo miedo ¿Qué pasa si la manada no la acepta? Mañana es su cumpleaños obtendrá su loba y nos reconocerá. – menciono con preocupación – ya no podremos simplemente ignorarla o decirle que no nos veamos en publico como hemos hecho, es mi Luna, no debería esconderla.

– La manada la querrá y si no... los matamos.

Bufo ante su respuesta y antes de poder contestar la alarma del celular suena por toda la habitación llevándose la tranquilidad. Me estiro para apagarla en la mesa de noche y cuando vuelvo a mirar a mi hermosa pelirroja sus ojos están comenzando a abrirse.

Sus hermosos iris verdes se hacen presentes y una hermosa sonrisa se forma en sus labios, su pelo esta despeinado y sus mejillas comienzan a sonrojar cuando me ve.

Joder podría despertar así todos los días de mi vida.

– Hola. – dice con su voz levemente ronca por estar recién despertando.

– Hola ¿Cómo dormiste?

Cierra un ojos un momento acurrucándose aún más contra mi cuerpo.

– Bastante bien ¿Tú?

– Bien.

Me mira con una expresión que no puedo descifrar y la verdad la culpa es mía, estoy siendo borde. No quiero serlo, no con ella, pero mis pensamientos están tan revueltos que no puedo actuar con claridad.

Puedo ver un deje de dolor reflejado en sus ojos e inmediatamente me siento mal por ello.

– ¿Te arrepientes cierto?

Pregunta alejándose sutilmente de mi cercanía, su pregunta me llego como un bofeteada, lo que menos quería es que pensara eso. Joder, sí, tengo un lio en mi cabeza respecto a nosotros, pero nunca me arrepentiría de lo que sucedió.

– No. – respondí seguro de las palabras – no pienses eso, nunca me arrepentiría.

– ¿Por qué estas tan distante entonces? ¿Sucede algo?

La mire por unos segundos fijamente sin decir nada y es que como le decía que tenia miedo. Miedo del que dirán, miedo de alejarme de ella, miedo que me odie, miedo de los intensos sentimientos que tengo por ella, pero sobre todo miedo de tener que dejarla ir si las cosas salían mal.

No sé como reaccionara mi manada una vez que se enteren que ella es mi mate, ha sido repudiada por todos y no la aceptan como Luna no sé que haré.

– No harás nada porque la gente tendrá que aprender a quererla como nosotros. –gruñe Zeus.

– Sabes que no es tan fácil.