Me gusta como tus suaves dedos acarician mi mejilla, y que cuando todo se me viene encima y solo queda llorar, tu eres ese hombro que me va a consolar, y que en ese hombro también enrollo mis piernas. Thomas Stanley Holland, gracias por ser un arte...
Llegamos a una plaza, estaba muy cerca de mi hotel, caminamos un rato mientras elegimos a que restaurante ir.
-¿Te gusta la pasta?- dice mientras me mira de reojo y yo le sonreí
-Si, me encanta- Tom se sonrojo denuevo y yo deje de mirarlo porque no sabia que decir. -¿Cual es tu comida favorita?- dice tímidamente, me quedé un rato pensando y luego recordé mi inmenso amor por las hamburguesas.
-Las hamburguesas- digo mientras imagino comerme una hamburguesa.
-¿Mac Donald's?, o es demasiado barato para una celebridad tan linda como tu- dice entre risas -Es mi viaja confiable- comenzamos a caminar para allá mientras yo me hacia la ofendida por lo que dijo Tom.
En eso Tom sacó su celular y empezó a responder sus mensajes, yo me acerqué solo por molestarlo, leí un "¿Ya con ella?", y yo entre en pánico, ambos nos pusimos muy nerviosos.
-No es lo que parece, se que es raro... pero te juro que puedo explicarlo- me aparte de él discretamente y no dije nada. -Es que... mi mejor amigo es tu fan y quería conocerte, puedes revisar toda la conversación, no me molesta- me paso su teléfono y su mano estaba temblorosa.
Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.
-¡Eres un tonto!- le pegue ligeramente en el hombre y le di el teléfono denuevo -Me asustaste, creí que ibas a secuestrarme- Tom empezó a respirar otra vez y después los dos reímos.
-Perdón por asustarte, soy un idiota.
-Eso no lo discuto- digo mientras entramos al restaurante, mientras veía el menú note que Tom guardo su teléfono y dejo en visto al tal Hazza, yo por mi parte me decidí por una cajita feliz.
-Ire por la cajita feliz- digo como una niña pequeña -Seran dos, iré a pedirlas, ¿Pay de manzana también?- dice antes de formarse.
-Si capitán, iré a buscar una mesa- digo mientras le doy la espalda para buscar una mesa, vi dos sillones disponibles, así que me senté en uno, poco rato después llegó Tom, dejó la charola de comida en la mesa y después se sentó frente a mi.
-¿Cuanto es mi parte?- digo mientras saco mi billetera
-Mmmm, por la hamburguesa fueron... y por el pay..., en total fueron cero dólares, yo te invité, yo pago- dice entre risas y yo solo negue.
-No te dejaré en paz hasta que me aceptes el dinero- Tom tomo la cajita feliz y la empezó a abrir.
-Que tal si hacemos esto- dejo de ignorarme y comenzó a prestarme atención. -Después me invitas tu y ya- yo asentí y guardé el dinero.
-Yo escogí el juguete, espero que te guste- me sonrio.
Abri la cajita, y después miré la cara de Tom, estaba demasiado emocionado, saque el juguete y era una princesa, la bella durmiente, sabía que no era cualquier princesa, era mi princesa favorita.
-¿Como lo sabías?- Tom se comenzó a sonrrojar.
-¿Saber que?- intento hacerse el gracioso pero no le salió.
-Gracias- lo mire directo a los ojos y sentí una profunda conexión con los suyos, eso me hizo sonrrojar un poco, y por alguna extraña razón, a el tambien.
-Bien hay que comer- abrí mi hamburguesa y le di una enorme mordida, estaba tan nerviosa que ni me di cuenta de lo grande que fue.
Le di un trago a mi soda, era de cola, odiaba ese sabor.
-¿Pasa algo?- Tom noto mi cara de asco así que tuve que improvisar.
-Me atragante con la hamburguesa- digo nerviosa.
-Pues tomale a tu soda- yo asentí y le di otro trago, con tal de no hacerlo sentir mal, me acabo todo el refresco. Le di otra mordida y puse mis ojos en blanco del placer de sentir los pepinillos en mi boca.
-Amo los malditos pepinillos- Tom me sonrio
-Yo los odio, ¿Quieres los míos?- dice antes de morder su hamburguesa, yo negue con pena.
-Obvio no- el continuo insistiendo hasta que me obligo a acceder, me dio mucha pena, pero al final los pepinillos terminaron en mi hamburguesa. Tom mordió su hamburguesa, y me sentí tan rara viéndolo comer, es decir nunca había visto a alguien que se viera tan sexy comiendo.
Decidí dejar de mirarlo pero el abrio sus ojos a modo de preguntarme si pasaba algo y vi sus hermosas pestañas sobresalir, digo... Jane, por favor controlate, es tu compañero.
