veintiséis

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ya la noche había caído hace un par de horas y probablemente ya muchos estaban dormidos, probablemente ya era quizás demasiado tarde para continuar despierto, pero eso era algo que no se les había cruzado por la cabeza ni un momento a miyamura y mucho menos a kyouka.

— oye, ¿no crees que ya es muy tarde? — el mayor llevó la mirada hacia él y se removió un poco sin levantar la cabeza de su regazo mientras kyouka continuaba jugando con su cabello.

— hm...sí...— respondió en un susurro observando de reojo por la ventana, por la cual sólo se podía ver algunas luces de la ciudad y unos suaves rayos de luz de luna. —...me parece que se nos ha pasado un poco la hora.

— ¿un poco? — preguntó de nuevo, ahora en modo de broma haciendo reír al pelinegro. miyamura de volvió a mover sobre el regazo del menor sólo para quedar más cerca de su estómago y recortarse ahora de lado, teniendo la mano de kyouka que jugaba con su cabello ahora sobre su mejilla.

— pero no quiero irme a dormir. — murmuró cerrando los ojos y sintiendo el roce ligero de la yema de los dedos del contrario sobre su piel. — si vamos a dormir ahora, ¿tendremos que darle explicaciones mañana a hori?

él hizo una mueca que miyamura no fue capaz de ver. había olvidado por completo el tema de su hermana; claro, sí, las cosas con miyamura ya estaban resueltas y ya ambos estaban claros- pero esa era la parte fácil;a decir verdad, él también prefería que esa noche durara para siempre.

— sí... seguramente sí. — devolvió su mirada al pelinegro y sonrió mientras jugaba cuidadosamente con los aretes en una de sus orejas.

— entonces no quiero dormir. — espetó de nuevo, hablando bajo y frunciendo un poco el ceño a modo de molestia, cosa que hizo reír al más pequeño.

— está bien. no duermas entonces. — poco después, se inclinó para poder susurrar cerca de su oído. — pero yo sí tengo sueño.

— ¿hm...? ¿qué haces? — le cuestionó una vez despegó su cabeza de las piernas del castaño y vió como este se recostaba con tranquilidad de lado sobre la cama, dándole la espalda.

— duermo. — contestó bajito como quien dice lo obvio y la expresión en el rostro de miyamura sólo cambió a una de confusión.

— espera- ¿en serio vas a dormir? — se acercó a él, asomándose por encima de su hombro para verlo a la cara y kyouka asintió escuchando una suave queja de parte del mayor. — ow, kyouka...no me hagas esto, por fa. estámos teniendo una conversación. te prometo que cuando terminemos de hablar te dejaré dormir.

finalmente, sintió los grandes ojos cafés del menor sobre él, mirándolo con un toque de obviedad. como si hubiese dicho algo que, ambos sabían, no iba a pasar.

— nuestras conversaciones nunca terminan, izumi. — esto sólo logró sacarle una suave risa al ojiazul.

— mucho mejor, ¿no crees? — rodó los ojos como respuesta ante su pregunta retóricamente hecha y se dio la vuelta sobre sí; quedando ahora frente a miyamura, el cual también decidió recortarse cerca del menor. — si hablamos así, tarde o temprano alguno se terminará durmiendo.

— entonces hagamos algo; el que se duerma primero tiene que aceptar una penitencia del otro, ¿sí? — kyouka frunció los labios, no muy convencido. — ¿qué pasa?

— no sé, miyamura...yo tengo mucho sueño y...hablando así...— le echó un rápido vistazo a la sábana celeste que le cubría hasta un poco más arriba de las caderas para luego devolver sus ojos al ojiazul. —...obviamente voy a perder.

— ¿no es mejor así? — comentó con una muy pequeña sonrisa dibujada en su rostro, mientras quitaba un pequeño mechón de cabello que caía sobre sus ojos. — voy a tenerte a mi disposición.

— siempre ha sido así. — murmuró casi sin pensar, sintiendo las mejillas calientes al momento en que una de las manos del mayor se posó sobre una de sus mejillas y el espacio que los separaba se hacía un poco más corto.

— ¿de verdad? ¿entonces...siempre has estado dispuesto a hacer lo que yo te diga? — tragó en seco. una de las peores cosas que poseía miyamura era la falta de experiencia en el coqueteo. desde lo más básico hasta cosas como esa; y eso era lo que más odiaba kyouka de él. coqueteaba tan a la ligera sin siquiera darse cuenta de que lo estaba haciendo.

«maldito miyamura...» como si hubiese algún tipo de fuerza que los estuviera empujando a ambos, poco a poco el espacio que quedaba entre ellos se volvió mínimo, casi nulo de no ser por, quizá, los milímetros que aún lograban separar sus labios.

— sí...supongo que puedes ponerlo así. — soltó en un suspiro ahogado, como si suplicara porque el espacio entre ellos por fin desapareciera, pero no teniendo el valor suficiente como para deshacerse de él por sí mismo.

pronto, las manos de miyamura se deslizaron detrás de su nuca, entrelazando desordenadamente sus dedos entre el cabello castaño del menor y atrayendo un poco más este hacia él. kyouka frunció los labios y tragó en seco al sentir como la respiración suave y tranquila de miyamura chocando contra su boca.

— ¿no vas a hacer nada? — se vio obligado a verlo a los ojos al oír su voz preguntándole.

— ¿hm...? ¿de qué...de qué hablas? — una pequeña sonrisa ladina adornó su rostro, el cual dejaba ver un muy poco perceptible sonrojo. mientras kyouka sentía que tenía toda la cara roja.

— de besarme.

por un momento, no dijo nada. sin importar cuántas veces o qué tantas cosas elocuentes le dijera, kyouka no podía evitar sentir esa extraña sensación en su estómago. como sí se subiera en un ascensor y este se detuviera de golpe a mitad de camino.

— ¿no...vas a besarme tú a mí? — sacó valor de donde no le quedaba para poder preguntarle de manera temblorosa. negó.

— siempre te beso a ti. pero que yo sepa nunca has tomado la iniciativa. — a decir verdad, él sólo estaba molestándolo un poco. había aprendido que con kyouka, mientras más colorado tenía el rostro, más nervioso se sentía. y a miyamura le agradaba ponerlo así de nervioso.

al ver que no decía ni hacía nada más que simplemente mirarlo, agregó.

» anda, kyouka. bésame...por favor. — prácticamente le rogó acercándose otro poco. era cierto que últimamente kyouka pensaba más en su hermana que en él, pero no podía pelear contra algo tan fuerte como la mirada de miyamura y sus manos sobre él.

tuvo que hacer la idea de los problemas en su cabeza para poder enfocarse en sus acciones, y apenas pudo reaccionar cuando se percató de que se había lanzado sobre los labios de miyamura (como si no lo hubiera besado ya antes). sentía como el pelinegro jugaba con el cabello detrás de su nuca mientras él acariciaba con movimientos temblorosos su cintura.

era lo más cerca que había estado antes de miyamura, parecía que cada vez esta brecha que había entre ambos se hacía más y más mínima. podía sentir como el mayor enredaba sus piernas, empujándose hacia él y besándolo de manera desesperada.

— miyamura...— jadeó entre sus labios, intentando separarse de él, pero al ver que sus acciones vagas no lograban alejarlo, tuvo que echarse para atrás de un golpe. sentía la respiración pesada y como de repente el ambiente en la habitación se volvía denso. de repente y a pesar de ser más de medianoche, juraba sentirse demasiado acalorado. — miyamura...basta. ya...es suficiente, ¿sí?

— ¿hice algo que no te gustara? — le cuestionó con una preocupación genuina en su tono de voz, observándolo fijamente. kyouka sonrió con ternura.

negó.

— es sólo que...si seguimos así...— tragó en seco, observando la pared detrás del mayor, nervioso. —...no creo que vayamos a dormir.

la sonrisa que apareció en el rostro del contrario fue lo único que bastó para volver a acelerar los latidos de su corazón.

— vamos a tener que hacer ese sacrificio, entonces. — y todo lo que hizo fue continuar con lo que habían dejado al aire.

probablemente tendrían una noche bastante larga.

hori 𖤐 miyamuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora