diecinueve

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claro. por supuesto. era de esperarse que terminara durmiendo de nuevo en su habitación junto a miyamura, pero también era de esperarse que esa noche sería completamente diferente a la última que habían pasado juntos. esa noche kyouka se había prometido mantener la boca cerrada y las palabras al margen, aunque aún no estaba seguro de si podría cumplirse a si mismo aquella promesa.

promesa que ahora le parecía sumamente difícil. mucho más ahora que no podía escuchar a remi y a kyoko charlando vagamente desde afuera y la mayor de ambas había cerrado hace unos minutos la puerta de su habitación. el silencio que lo ahogaba era casi sofocante. quería salir corriendo lo más rápido que pudiera de ahí.

suspiró removiéndose sobre su cama, con las sábanas cubriéndole hasta el pecho y la vista fija sobre el techo. de no ser porque sabía que miyamura estaba ahí, en silencio, probablemente también recostado sobre el colchón del piso, quizás no se sentiría así.

«tal vez sólo...deba dormir e ignorarlo» pensó tomando un poco de aire y acostándose sobre su costado, sintiendo como el cabello le caía levemente sobre la cara. «eventualmente el también se dormirá en algún momento».

o eso es lo que creía.

estaba casi completamente seguro que miyamura se había sentado, o apoyado, o había puesto algo sobre la orilla de su cama que se encontraba a sus espaldas debido a como se sintió caer un poco hacia atrás. pero no escuchó nada de su parte por lo que decidió no reaccionar.

— kyouka...— lo escuchó murmurar e intentó regular su respiración al escuchar su voz serena a sus espaldas. no le respondió y simplemente se mantuvo estático, fingiendo estar dormido. — sé que hori te dijo que le pedí ser mi novia...

una vez más, silencio. ¿él sabría que no estaba dormido? ¿o por qué continuaba hablando con tanta calma como si estuviera seguro que lo estaba escuchando? fuera como fuese, no le contestó.

» y sé que sakura terminó contigo. — no pudo evitar tensarse al escucharlo asegurar eso. maldición, seguramente kyoko se lo había mencionado. cuando se lo contó no creyó que iría de volada a contárselo a miyamura, ciertamente se había equivocado. — ¿estás bien?

«no llores, no llores...olvídalo, es inútil ocultárselo. de todas formas él ya lo sabe» por mucho que lo intentó, no pudo evitar que un par de pequeñas lágrimas corrieran por sus mejillas sin cesar. pero aún así no se permitió voltear, esperaría. así él se quedara hablándole toda la noche y un poco más, no podía enfrentar a miyamura. al menos no ahora.

— ya veo... ¿no quieres hablar conmigo? — aunque estuviese dispuesto a contestarle, ¿qué le diría? esa era una pregunta que ni el mismo kyouka podía contestarse así que no sabía. — entonces hablaré yo, ¿bien?

no, no está bien. sólo quería que se callara y lo dejara dormir (o llorar) en paz.

» bueno...quería decirte algo. algo muy importante. — se quedó callado y el menor sintió como la cama se removía a sus espaldas. — ¿dirás algo?

era eso. miyamura ya sabía que estaba despierto, y quizás también sabría que estaba llorando. de todas maneras, todo lo que pudo hacer fue escucharlo suspirar con pesadez sobre su persistente silencio.

— me gustas, kyouka...me gustas mucho. — tragó en seco. — lamento...no habértelo dicho antes. pero creo que ahora ya no importa.

«¿qué demonios acaba de decir? ¿él está...hablando en serio?» el peso que sentía anteriormente sobre la cama desapareció con suavidad y el silencio sofocante que antes había volvió a llenar la habitación de arriba abajo. era como si el tiempo dentro de la cabeza de kyouka se hubiese detenido por completo después de aquellas palabras y él no supiera como restaurarlo de nuevo.

— miyamura...— se levantó de golpe de la cama, casi como si fuera un auto reflejo de su parte. ni siquiera lo pensó, sólo reaccionó tomando la mirada celeste del mayor. — tú...también me gustas.

— lo sé. — contestó tranquilo recostado en el piso y observándolo casi de reojo. suspiró. — ya me lo habías dicho, ¿no es así?

de repente, se calmó y todo su cuerpo se relajó.

— sí lo hice...pero...creí que sólo estábamos hablando de...tú sabes. — alejó sus ojos del mayor y los llevó a sus pies, que estaban cubiertos por la sábana. — pero tienes razón.

— ¿sobre qué? — ahora fue el pelinegro el que se levantó de su colchón, reposando sus manos detrás de su espalda como apoyo.

— ya no importa. — murmuró con la voz temblorosa acompañada de un suspiro. — ahora tú y kyoko están juntos...no puedo cambiar eso. y tú tampoco.

— sí puedo. — una suave risa irónica llamó la atención del más alto.

— no. no puedes. ¿qué piensas hacer? ¿terminar con kyoko? — le cuestionó viendo como se removía sobre su asiento. dejando en claro su respuesta. — ¿y luego qué?

un silencio seco fue lo único que recibió de su parte.

» sota te contó, ¿verdad? lo que dijo kyoko...— asintió. claro, después de kyouka, miyamura para sota era como su segundo hermano y casi su mejor amigo. no le extrañaba que el menor le confiara ese tipo de cosas tan privadas. — entonces...no podemos hacer nada. ni tú ni yo.

— voy a terminar con hori.

— ni se te ocurra. — espetó con dureza y el mayor tragó en seco. — ella está muy enamorada de ti, le romperás el corazón si lo haces.

— ¿y si no lo hago? ¿a quién le estaría rompiendo el corazón entonces? — no quiso contestarle. no pudo hacerlo y sólo se resignó a quedarse estático sobre la cama mientras miyamura tomaba asiento frente a él. — esto es ridículo, ¿vas a obligarme a estar con hori por ella? ¿y qué hay de ti?

— ¿qué hay de mí, dices? — finalmente levantó su mirada cristalina hacia miyamura, quien lo miraba expectante. — ¿eso qué importa? kyoko tuvo el valor de confesarse contigo, pero yo no, ¿entiendes? ella tiene el derecho de permitirse estar contigo.

quizás estaba hablando demasiado bajo, pero eso no importaba del todo. de hecho, era mejor así, de todas maneras el único que debía escuchar sus palabras era miyamura.

— lo siento, hice la pregunta equivocada. — sintió como se acercaba otro poco y aquel momento que vivió con él en el salón de clases apareció en su mente casi de golpe al mismo tiempo que su tono de voz we suavizaba casi al instante. — ¿qué hay de mí? ¿no te importa lo que yo haga?

— si te digo que no, ¿qué? si te digo que no me importa lo que hagas, si te digo que no me interesas en lo más mínimo, ¿qué pretendes hacer, miyamura?

el silencio que antes había, una vez más, volvió a mostrar presencia en la habitación y llenó el mínimo espacio que quedaba entre ellos. era como si ambos estuviesen esperando que el otro hiciera algo, cualquier cosa.

kyouka apenas pudo reaccionar cuando miyamura rodeó su nuca con una de sus manos y, en un movimiento lento, fundió sus labios en un beso tranquilo. acción que sorprendió al menor, pero que no fue suficiente como para que él lo detuviese.

«sé que no debería dejarlo hacer esto...pero se me es imposible separarme de él» sintiendo como su cuerpo se calmaba bajo el toque del mayor, simplemente se dejó llevar por él. por la sensación de las ligeras caricias que daba con sus dedos a su cabello detrás de su nuca y la suavidad con la que movía lentamente sus labios. pensar en que se hermana se encontraba a tan sólo metros de ellos le causaba un profundo sentimiento de culpa que le pesaba en el pecho y le decía que terminara de una vez con eso.

aunque, por muy fuerte que fuera esa culpa dentro de él, no era lo suficientemente fuerte como para remover el deseo que tenía por los labios del pelinegro y que comenzaba a crecer mientras más los probaba.

no sabía en los problemas en los que estaba metido.

hori 𖤐 miyamuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora