dos

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— ¡ya te dije que no me di cuenta! — estuvo a punto de azotar con todas sus fuerzas la puerta cuando una patada de la castaña desde fuera hizo que esta rebotara y se abriera de golpe una vez más. incapaz de poder cerrarle la puerta en las narices a su hermana, kyouka se recostó en su cama y se dio la vuelta, dándole la espalda a la mayor.

— no me mientas, kyouka; yo te conozco. puede que a veces seas despistado pero ese tipo de cosas no se te pasan. — al no obtener respuestas, se montó encima de él mientras le gritaba. — ¡¿por qué no lo soltaste?!

— ¡metete en tus asuntos! — intentó quitársela de encima, pero fue en vano, estaba seguro que ni siquiera logró moverla. kyoko podría ser una chica, pero era mucho más fuerte y más grande que él, por lo que su fuerza también lo rebasaba. además que kyouka era un debilucho.

— ¡dime! — no le contestó. — dime o anularé el trato de la cena.

— ¡no puedes! ¡prometiste que harías la cena por una semana si yo veía la película! ¡hicimos un trato! ¡un trato!

— ¿crees que soy tonta? sé que no viste la película, estuviste mirando el piso todo el tiempo... ¡te asustaste sólo porque miyamura te asustó! — tomó la sábana que tenía a un lado y cubrió su rostro.

— ¡blasfemia! ¡calumnia! — una vez más, intentó con todas sus fuerzas quitarse a su hermana de encima, pero no pudo. ella continuaba sobre él exigiéndole respuestas a regañadientes como en uno de esos dramas coreanos de policías y ladrones...o algo parecido. finalmente y luego de un momento torturándolo, quitó la sábana de su rostro. — ¡quítate, vaca!

— ¡habla de una vez! — pero él sólo continuaba empujando sus piernas y brazos mientras pataleaba frenéticamente como un bebé rabioso. — si no me cuentas me veré obligada a decirle todo a miyamura.

— ¿todo qué? ¡dile que me torturaste! ¡que te montaste encima de mí y me aplastaste como a una mosca! ¡díselo! ¡díselo! — incluso intentó jalar de su cabello, pero ella se echó para atrás y puso todos aquellos mechones que caían detrás de su espalda, asegurándolos de las pequeñas manos enojadas de su hermano.

— le diré que tú sabías que te tomó la mano. — murmuró, finalmente consiguiendo así calmar al más pequeño debajo de ella, el cual tenía un pequeño puchero en su rostro.

— sí sabía, pero...— infló sus mejillas, avergonzado. — ¡...pero si lo soltaba lo haría sentir mal! ¡es todo!

— ¿es todo? — repitió algo confundida y decepcionada, al parecer y por alguna razón que kyouka desconocía, pero que no estaba muy interesado en averiguar de todas formas. suavizando repentinamente su tono de voz, le volvió a preguntar. — ¿fue por eso que no lo soltaste?

— sí... ¿por qué más si no? — ahora él fue el que le cuestionó, salvo que sumamente confundido. — ¡ahora quítate! ¡me aplastas!

suspiró antes de levantarse de la cama del más pequeño. finalmente dejándolo.

» dios...— se sentó sobre la cama mientras sobaba con una de sus manos su estómago adolorido por el peso de su hermana, aunque exagerando un poco (demasiado) su reacción. —...deberías rebajar unos kilos, hermana. estás pero que toru.

rodó los ojos con una sonrisa en el rostro.

— idiota...— y se marchó cerrando la puerta de la habitación del menor detrás de ella, dejando a este un tanto confundido por aquella extraña y agresiva actitud que había acabado de tener.

— rarita. — soltó un pesado suspiro y se dejó caer sobre la cama. pensó que esa tarde sería larga, pero en realidad no creyó que tanto. ¿por qué a kyoko le había importado tanto eso? seguro sólo esperaba alguna respuesta jugosa para poder molestarlo luego...afortunadamente él le seguía siendo fiel a sakura (de alguna manera donde no son nada más que amigos) y eso sólo había sido un accidente, ¿no? no tenía por qué repetirse.

hori 𖤐 miyamuraWhere stories live. Discover now