veinticuatro

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la tarde parecía estar más silenciosa que siempre, las calles se veían solitarias y el aire que silbaba se sentía escandaloso. quizás sería parte del comienzo del otoño, o habría sido por el ambiente pesado que parecía perseguirle a todas partes.

— ¿tú...crees que sí termine con ella? — el menor le cuestionó rompiendo con el silencio que les acompañaba desde que salieron de la escuela.

— no sé. conoces a miyamura; se lanza a hacer las cosas y una vez está frente a ellas se arrepiente. — «siente miedo, como cualquiera». kyouka suspiró recordando las palabras que le dijo el mayor más temprano. — pero quizás sí lo haga...porque no le gusta hori.

— sí...honestamente espero que no lo haga. — aquel comentario llamó la atención del más alto, haciendo que frunciera levemente el ceño mientras observaba el piso.

— ¿no quieres que termine con ella? — negó.

— tengo suficientes problemas con kyoko. imagínate lo que me hará si miyamura termina con ella hoy. — cerró por un momento sus ojos. se sentía como un imbécil diciendo eso.

— supongo que tienes razón. pero ya miyamura te lo dijo, ¿no? ...que él mismo había tomado esa decisión. — pasó un momento en silencio antes de contestar.

— lo hice enojar. — murmuró. aún podía sentirse culpable por eso, pero era sumamente difícil mantener a todo el mundo conforme. se sentía en el epicentro de un huracán que crecía cada vez más a su alrededor. — nunca había...visto a miyamura enfadado.

escuchó una suave risa de parte del contrario.

— sí, hoy lograste algo. — recibió un suave empujón de parte del más pequeño, el cual no pudo evitar reír al oír su comentario. — ¿sabes algo? deberías dejar de ser tan bueno.

— ¿a qué te refieres? — le preguntó extrañado al escucharlo decir eso tan de repente.

— intentas hacer felices a todos y no te preocupas por ti...— él no dijo nada. entonces se había dado cuenta. — ¿o me equivoco?

se encogió de hombros.

— ¿y eso qué? — farfulló entre dientes recibiendo una mirada divertida del pelirrojo, de la cual él se percató. — ¿qué?

— no puedes hacer feliz a todo el mundo, kyouka. no eres un dios. — al no recibir respuesta de su parte simplemente continuó hablando. — deberías dejar de pensar en hori y enfocarte más en ti por primera vez en ti vida.

— lo intento...pero es difícil pasar por sobre lo que ella siente. — suspiró. — y... ¿qué importa? ni siquiera me gusta tanto miyamura.

— si tú lo dices. — comentó entre risas, pero se detuvo al momento en que un par de cabelleras castañas acercándose a ellos llamó su atención. — ven, vamos a cruzar la calle.

— ¿por qué? — sintiendo como el carmesí jalaba con suavidad uno de sus brazos, él también se percató que observaba a aquellos chicos que venían caminando. — ¿qué pasa? ¿los conoces?

el pelirrojo no pudo decir nada cuando una voz llamándolo frente a ambos les llamó la atención. sengoku frunció el ceño al oír la voz de aquel chico, el cual seguramente le traería problemas.

— ¡kakeru! qué bueno encontrarte aquí. — uno de ellos comentó con una sonrisa ladina en su rostro, observando con soslayo a ambos chicos frente a sí. y posando su mirada en kyouka una vez lo único que recibió de sengoku fue una visible mueca de disgusto. — oh, tú debes ser kyouka, ¿no? el hermano de hori.

vaciló en si responderle o no. de todas formas esos chicos se veían como los típicos busca problemas de la escuela.

—...sí. soy yo. — murmuró temeroso, arrepintiéndose de no haberle hecho caso al pelirrojo y haber cruzado la calle cuando podían.

hori 𖤐 miyamuraWhere stories live. Discover now