veintidós

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ahí estaba de nuevo ese silencio que parecía ser tan pesado que recaía sobre la nuca de ambos, presionándole las espaldas y haciéndoles el trabajo de respirar más difícil. sin duda, esa sola frase había roto con lo poco que quedaba entre ellos.

¿de qué? esa era la pregunta clave.

— estás mintiendo. — negó apretando con mucha más fuerza el brazo del menor que aún tenía entre sus dedos y comenzó a sentir como sus ojos se cristalizaban. — no estás hablando en serio; esto...es una broma.

— ojalá lo fuera. — farfulló sintiendo como la piel de su brazo bajo la tela de su suéter comenzaba a arder por las uñas de kyoko que se enterraban sobre esta, pero evitaba quejarse. lo tenía bien merecido. — pero así pasó...esa noche...

— basta. detente...no vuelvas a decirlo. — él cerró sus ojos con fuerza, sintiendo como se le hacía cada vez más difícil aguantar el dolor y escuchó como la castaña repetía bajo su respiración. — esto es una broma...sí, eso es.

— kyoko...

— no, kyouka. no digas nada. — tragó en seco. no creyó que confesarle aquello a su hermana le fuera a doler tanto, ¿no debía sentirse bien? había dicho la verdad y decidió ser egoísta por una vez en su vida.

pero quizás fue demasiado egoísta. tanto que olvidó por completo lo enamorada que estaba kyoko de miyamura, tal vez tanto como lo estaba él también.

» ¿tienes idea de lo que esto implica? — no contestó. no sabía de qué estaba hablando y ella sollozó. — kyouka, te gustan los chicos.

— me lastimas. — finalmente murmuró observando el piso, sintiéndose incapaz de continuar soportando el dolor que las uñas de su hermana provocaban sobre su piel. e incapaz de aceptar aquello frente a ella, también.

— ¡dime que no es cierto! — espetó haciéndole caso omiso a las palabras del más pequeño, y, contrariamente, aplicando más fuerza sobre el agarre que tenía sobre él.

intentó decir algo, pero pronto sintió como las lágrimas comenzaron a asomarse por sus ojos, nublándole casi por completo la vista y empapándole poco a poco las mejillas. lloraba tanto por el dolor que provocaba en su brazo, como por el dolor que sentía en el pecho al escucharla hablarle con tanta amargura.

» ¡kyouka, contéstame ya! — una vez más, demandó por una respuesta de su parte, viéndose quizás demasiado exasperada bajo aquella situación.

— ¡así es, kyoko! — finalmente, soltó con la voz hecha un hilo y los ojos ligeramente hinchados, levantando la mirada para confrontar con esta a su hermana mayor. — siempre ha sido así y tú lo sabes, ¿por qué te esfuerzas tanto en negarlo?... el hecho de que lo ignores no significa que no esté allí.

su silencio pareció demasiado tajante en ese momento, y kyouka casi se sintió aterrado por su mirada.

— ¿y qué hay de miyamura? ¿él te gusta? — a diferencia de hace un momento, su tono de voz cambió por completo; le preguntó con la voz mesurada y los ojos calmados, pero aún observándolo con ese toque de amargura en ellos.

— sí. me gustan los chicos y me gusta miyamura...me gusta incluso más de lo que te gusta a ti. — una vez más, sintió como su mano se aferraba con fuerza a su brazo y soltó un suave quejido, retorciéndose un poco con su mano contraria sobre la que la castaña tenía sobre él. a pesar de eso, la expresión de kyoko continuaba siendo sumamente neutra.

— ¿y ese es tu plan, entonces? ¿piensas quitarme a mi novio para satisfacer tus caprichos? — escucharla hablar de miyamura como 'su novio' sí que dolía. oh, vaya, le dolía muchísimo más que la sensación de su piel siendo rasgada bajo su ropa por la mayor. y no quería seguir escuchándola. se había arrepentido de todo, pero ya era demasiado tarde para volver atrás y remendar lo que había roto.

negó.

— no, kyoko. yo sólo quiero ser feliz por una vez en mi vida. — ella no dijo nada una vez notó como el menor comenzaba a llorar a cántaros. — ¿no te das cuenta? estoy harto de tener que comer de tus sobras todo el tiempo. he pasado toda mi vida conformándome con lo que me merezco mientras tú tenías siempre lo mejor.

—...sólo eres un envidioso. — farfulló entre dientes observando como el contrario sacudía su cabeza.

— quizás lo sea, pero tengo mis razones. — tomó la mano de la mayor con la suya y la jaló en un intento vano de aflojar su agarre, pero era difícil estando tan débil, por lo que tuvo que comenzar a forcejear mientras aún hablaba. — desde que tengo memoria, siempre he estado esperando porque las cosas buenas que quiero me pasen a mí, pero sólo podía abstenerme a verte a ti disfrutar de todo. ¿alguna vez me preguntaste sobre eso? ¿o sólo intentabas mantener tu fachada de hermana mayor perfecta?

por fin, su mano se alejó de su brazo, pero sólo fue para que esta se estampara con fuerza sobre una de sus mejillas.

sin duda había vivido esto antes.

— eres un envidioso de mierda, kyouka. — murmuró observando entre sus lágrimas como el mencionado mantenía una de sus manos sobre su mejilla golpeada y la mirada fija en el piso. podía escucharlo sollozar claramente. — no puedes culparme a mí por tu mala suerte, tú has sido el que dejó ir muchas buenas oportunidades. tu felicidad no puede hacerse a costa de mi desgracia, ¿entiendes?

ella tenía razón. lo que estaba haciendo, lo que hizo e incluso lo que tenía planeado hacer, no estaba bien. no era correcto. él no era quién para tener el derecho de poder pasar sobre los sentimientos tan fuertes que tenía su hermana por aquel chico.

asintió sintiendo como su garganta ardía y el estómago le daba vueltas.

» discúlpate conmigo en este instante. — le ordenó y él no tuvo las fuerzas para negarle, ni siquiera pudo levantar la mirada.

— lo siento...lo siento mucho. por favor, perdóname, kyoko. no lo volveré a hacer. — murmuró sollozando cada vez más, sintiendo ese tedioso silencio que hacía peso sobre su espalda una vez más.

— y una cosa más, — le obligó a mirarla al momento en que ella lo tomó del suéter e hizo que, por fin, alzara los ojos de sus pies mientras murmuraba con rabia. — ni se te ocurra acercarte a miyamura de nuevo. no responderé si te veo con él, ¿sí?

una vez más, asintió bajo el calor doloroso de sus redondos ojos oscuros.

ella lo soltó de golpe y estaba a punto de marcharse, pero una vez estuvo a unos pasos del castaño más pequeño, se detuvo sobre sí y le volvió a murmurar.

» y no vuelvas a casa. no puedo vivir con alguien tan repugnante como tú. — luego de eso se fue. kyouka no supo en qué momento estuvo completamente solo de nuevo en esos pasillos, pero una vez lo estuvo, no pudo evitar desplomarse sobre el piso sintiendo como sus lágrimas comenzaban a salir a chorros como si no hubiese llorado en años. se permitió llorar porque sabía que nadie lo estaba viendo.

— ¿kyouka? — un par de pasos corriendo hacia él llenó sus oídos, más no pudo levantar la mirada aunque sabía de quién se trataba. pudo sentir un par de manos posarse con cuidado sobre su cabello, haciendo los mechones que caían sobre su rostro a un lado. — ¿qué fue lo que pasó?

hori 𖤐 miyamuraWhere stories live. Discover now