ocho

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— ah...es asombroso, hori. tu comida es muy buena. — al momento en que, por fin, termino de comer, exclamó satisfecha atrayendo la atención de todos.

«yo también hice esa comida» pero esta vez sí se guardó su comentario, de nada le serviría ponerse a discutir con la mejor amiga de su hermana. al fin y al cabo siempre estaría del su lado y todo pasaría desapercibido. tuvo que aprender eso a las malas desde muy pequeño.

— ya todos terminaron, ¿no? kyouka, ayúdame a limpiar. — sin rechistar todo lo que hizo fue tomar su plato y el de yuki antes de encaminarse dentro de la cocina a espaldas de la castaña observando el piso, pensativo. — ¿estás bien?

— ¿huh?... ¿por qué me lo preguntas? — mientras dejaba caer el agua sobre los platos que kyoko enjuagaba, le cuestionó de vuelta estando genuinamente confundido.

— no sé...estás distante. — «¿cuántas veces me habrán dicho eso las últimas semanas?». suspiró entre la voz de la mayor. — pero...de una forma distinta, ¿sabes? no distante como lo estás todo el tiempo...metido en tu burbuja y pensando yo-no-sé-qué...

— ¿yo-no-sé-qué? — le preguntó de vuelta a modo de burla, sacándole también una pequeña risa a la contraria.

— sí, tú sabes...estás...distante raro. — la sonrisa que se había dibujado en su rostro se desvaneció poco después dijo aquello. quizás tenía razón y sí estaba más alejado de lo normal, salvo que no se había percatado de eso por lo mismo. — ¿pasó algo hoy con sakura?

negó.

» ¿entonces? ¿qué te molesta, hermanito? — después de secar sus manos, sacudió su cabello desordenando este con aquella acción y recibiendo un suave quejido de parte del más pequeño. — ¿es por lo de miyamura?

— no...no me molesta eso. — contestó, y era cierto. el hecho que tuviese que dormir junto al pelinegro no significaba que necesariamente tendría que hablar de más con él, ¿verdad? pero si había admitido para sí mismo eso, ¿por qué aún sentía esa pequeña punzada de incomodidad dentro de su pecho? creía que aún estaba intranquilo por lo que pasó en la escuela con kono.

— ustedes...— ignorando un poco la respuesta del menor, comenzó a hablar, vaciló y, finalmente, continuó luego de un momento en silencio. —...no han hablado más.

— sí...— una vez más, soltó un suspiro y acortando lo mayor posible su respuesta, evitándose así tener que darle explicaciones innecesarias a kyoko.

— ¿pasó algo? — negó suavemente evadiendo su mirada. — ¿entonces por qué...?

— miyamura y yo no somos amigos, kyoko. nunca lo hemos sido...no sé por qué crees eso. — no se había dado cuenta cuando la ligera insistencia por respuestas de parte de la más alta había comenzado a fastidiarlo un poco, y tampoco se había dado cuenta del tono de voz que había utilizado sobre ella. porque, después de todo, ellos no se encontraban solos en la casa y la cocina estaba demasiado cerca del salón. tan sólo eso había bastado para que los otros dos escucharan aquella última parte de su conversación.

— baja la voz. — murmuró, pero de todas formas ya no serviría de nada advertirle. no cuando ya habían escuchado su comentario no tan amigable. — sólo me preocupaba...no intentaba molestarte.

— lo hiciste. — una vez más, volvió a aquel tono de voz mesurado y bajo, incluso más bajo a como estaba hablando antes. y sintiendo sus manos temblar sutilmente. — no sé por qué te importa tanto...es una tontería.

— eso es lo que tú crees.

— ¿por qué te importa tanto si soy o no amigo suyo? — interrumpió de repente la voz de la castaña apenas terminó su oración anterior. — ¿desde cuándo te interesan mis amistades?

hori 𖤐 miyamuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora