Capítulo 31: Delatado Por La Estupidez Gryffindor

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-Lo siento mucho, profesora -murmuró Harry mientras McGonagall le miraba desde el interior del aula. Se había quedado dormido, consiguiendo con ello llegar tarde a la primera clase del día.

-Adelante, Potter. Espero que no se vuelva a repetir...

Harry entró en el aula y se apresuró a sentarse en el primer asiento libre que encontró, casi al fondo del aula. Sacó un pergamino, la tinta y una pluma y se dispuso a escuchar lo que la profesora contaba.

Iban a intentar la transformación animal. Hasta entonces habían transformado ratones en cajas de cerillas, o cajas de cerillas en ratones. Pero nunca habían transformado un ratón en, por ejemplo, una hormiga. Ese, según McGonagall les explicaba en esos momentos, era el campo más complicado de la Transformación. Se necesitaba mucha concentración, pues debían transformar un organismo vivo en otro que, posiblemente, no compartía ninguna de las características iniciales. Pero debían mantener vivo el animal en el proceso. Pues si intentaban transformar un animal en una caja y no lo conseguían, normalmente hacían que el animal se volviese cuadrado, o con textura de cartón, pero no cambiaban su organismo. Sin embargo si transformaban un ratón en medio cangrejo, conseguirían matar al animal.

-Por eso debéis pensar en todo. Cada pequeña cosa como el tipo de pelo, el tamaño, el número de patas, la forma del animal, tanto del original como el final. Todo tiene que estar claro en vuestras mentes antes de pronunciar el hechizo, pues de lo contrario lo más seguro es que consigáis una especie de híbrido entre las dos especies. Y ningún animal puede sobrevivir a eso. Tenéis que tener en cuenta, también, que todo esto se enfoca a la transformación humana. Si queremos saber cómo transformar un humano en otro ser vivo, primero necesitamos estar seguros de que un pequeño fallo por nuestra parte no va a matarle. ¿Entendido?

Mientras hablaba se iba paseando por las mesas, dejando un pequeño ratón en cada una de ellas.

-Trabajareis por parejas. Primero uno y luego el otro. Lo primero que practicaremos es sencillo. Simplemente buscamos un cambio en el pelaje del ratón ¿de acuerdo? Puede ser el color, la textura, el tamaño o la cantidad. Cualquier cambio que se os ocurra. Lo pensáis claramente, lo visualizáis en vuestra cabeza y después simplemente lanzáis el hechizo que llevamos toda la vida utilizando. Transform. Y observáis los resultados.

Sólo entonces Harry se giró para mirar quién estaba sentado a su lado. Y se sonrojó al darse cuenta de que se trataba de Alan. El chico le sonrió.

-Buenos días -le dijo, con un tono jocoso pero que no pretendía ser ofensivo-. Tienes el sueño bastante pesado por lo que veo...

-Eh... bueno... es que no he dormido muy bien estas vacaciones -acabó por decir Harry quien de hecho la pasada noche no había conseguido dormir hasta que las primeras luces habían entrado por la ventana.

Como siempre, en cuanto cerraba los ojos, imágenes de lo ocurrido en Hogsmeade, o de Voldemort, o de cualquier otra cosa, le atormentaban impidiéndole conciliar el sueño. Normalmente sólo caía dormido cuando el cansancio le hacía, literalmente, desfallecer. O cuando alguna de las pociones de Severus mediaba en el proceso.

De pronto Harry sintió alguien de pie tras él, y se giró bruscamente para enfrentarlo, en un acto reflejo.
McGonagall se sobresaltó, y Harry tuvo la decencia de parecer arrepentido.

-¿Y bien señor Potter, señor Rickman? ¿No piensan practicar?

-Sí, señora -contestó rápidamente Alan, bajando la cabeza con respeto y sacando la varita de su bolsillo al darse cuenta de que ni siquiera se había molestado en sacarla antes. Susurró suavemente la palabra que McGonagall les había indicado.

Secuestrado [TERMINADA]Where stories live. Discover now