Capítulo 7: ¿Que Desea De Mi, Señor?

1.4K 136 14
                                    

Cuando la varita llegó a su mano el Lord la miró durante unos segundos. Después miró intensamente a Malfoy, que estaba paralizado al lado de Harry. Sin una palabra el rubio le tendió la otra varita, la que aun tenía en su mano, y que era en realidad la de Harry Potter. Voldemort se la arrebató de inmediato, como temiendo que Draco pretendiese quedársela, y después le lanzó la suya sin miramientos.

-Ven aquí y arrodíllate -dijo entonces Voldemort a un Harry Potter que le miraba con el mayor de los odios y un brillo extraño en sus ojos, un brillo de...¿miedo?

Mientras Draco se apresuraba a colocarse al lado de Snape, Harry se encogió ante el tono de voz, que junto a la cara y la mirada completamente desquiciada de Voldemort le congeló la sangre. Negó con la cabeza de una forma para nada convincente, pero no se movió del sitio, a pesar de que notaba como sus piernas perdían a marchas forzadas toda su fuerza. Su mano temblaba tras la maldición realizada, y la cicatriz le escocía aun un poco. Al lanzar el Cruciatus había sabido que funcionaría mejor que con Bellatrix. ¿Por qué? Tal vez porque sentía más odio que aquella vez, o tal vez por cualquier otra razón que no le interesaba en esos momentos. Dirigió un rápido vistazo a su brazo, aun con la túnica remangada, y vio la calavera negra con la serpiente saliendo de su boca. Entonces miró desafiante al Lord. Supo a ciencia cierta, por el reflejo de odio contenido que se veía en sus ojos, que si no se arrodillaba moriría ahí mismo. Pero aun así no pensaba hacerlo. Todos los Mortífagos habían formado un círculo a su alrededor, olvidándose de todo lo demás, y parecían no atreverse ni a respirar.

Harry sintió un nuevo pinchazo en la cicatriz que le hizo desviar la mirada unos segundos de los rojos ojos del Lord. Entonces se encontró de lleno con unos brillantes iris negros que le capturaron al instante.
Sintió una conocida sensación de opresión en la cabeza, y trató de desviar la mirada de aquellos ojos que le hipnotizaban, pero ya era demasiado tarde. Demasiado tarde para intentar reaccionar. Los hilos de su conciencia empezaron a moverse, Harry intentó con todas sus fuerzas repeler aquello, expulsar al intruso de su mente. Pero no pudo. Nunca había llegado a aprender a hacerlo.

Una exclamación general de asombro resonó en todo el comedor mientras Voldemort se acercaba lentamente hacia el joven arrodillado, que no era capaz de levantar la mirada al percatarse de la situación. Sintió entonces que había vuelto a ser dueño de su cuerpo, a pesar de que seguía notando su presencia dentro de él, dentro de su mente.

Harry pronto vio la túnica del Lord a escasos centímetros de sus rodillas, y abandonó por completo la idea de levantarse bruscamente. Aquello sería, en esos momentos, como firmar su sentencia de muerte. Apoyó sus temblorosas manos en el suelo; los ojos fijos en la negra túnica del Lord, viéndola ondear mientras éste detenía su avance. Mechones color azabache cubriéndole el rostro como si al no ver aquello pudiese desaparecer. Sin embargo, el lugar tenía barreras antidesaparición, antilocalización y quién sabe qué cosas más. Harry sabía que estaba atrapado, y aun así una pequeña esperanza se negaba a morir en su interior. ¿Esperanza? ¿De verdad podía conservar un mínimo de esperanza en aquella situación? Hasta él mismo se creía loco por hacerlo, pero si no la hubiese mantenido no creía haber podido llegar hasta allí. No sabía cual era la intención de Voldemort con todo aquello y lo único que le había impedido suicidarse -a parte de la falta de instrumentos con los que hacerlo- era que pensaba que ese era el único propósito coherente que Voldemort podía estar persiguiendo. Absurdo, pues él no podía matarse a sí mismo, pues uno de los dos tenía que morir a manos del otro. Harry Potter no podía suicidarse por la sencilla razón de que era Voldemort el que tenía que matarle. Harry se obligó a pensar que también podía ser él quien matase al Lord. Después de hacerlo sí que podría suicidarse.

Intentó tranquilizarse y respirar más pausadamente. Se concentró en ese único hecho. No existía Voldemort, ni los Mortífagos que contenían la respiración repartidos a su alrededor por todo el salón, ni Bellatrix ensangrentada en el suelo, ni esos negros ojos que aun martilleaban su conciencia, ni nada. Nada de aquello existía, solo él y su respiración. Inspirar... expirar... inspirar...

Secuestrado [TERMINADA]Where stories live. Discover now