Capítulo 18: Preguntas Sin Respuestas

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-Adelante -le indicó Snape al llegar a una puerta en el piso inferior.

Habían andado unos segundos en silencio, menos de un minuto, hasta llegar allí. Y sin embargo Harry sentía que no podía dar un paso más. Bajar las escaleras había sido un suplicio.

Al entrar, Harry pudo ver que se trataba de un estudio que, a juzgar por su estado, llevaba mucho tiempo sin usarse... o tal vez usándose demasiado. Era un lugar oscuro, sin ventanas al estar bajo tierra, lleno de viales, libros abiertos por todas partes -incluso por el suelo- y muchos calderos ardiendo a la vez.

-Tenga cuidado con aquellos de allí. Son venenos de acción cutánea. Si entrasen en contacto con su piel comenzarían de inmediato a hacer efecto... hay muy pocos que sean mortales, sin embargo los que lo son, lo son de verdad. No sé si me entiende...

Harry se encogió sobre sí mismo -porque lo entendía demasiado bien- y se alejó lo más que pudo de aquellos calderos, sabiendo sin duda alguna que esos sí que eran mortales. Era lo más probable, teniendo en cuenta para quientrabajaba Severus.

Cerca de donde se encontraban había una pequeña mesa redonda llena de cosas y alrededor de ella tres sillas de madera. Harry fue a sentarse en una de ellas pero cuando dobló las piernas y apoyó las manos en el asiento se le escapó un gemido de dolor y se lo pensó mejor.
Rectificó casi al instante y permaneció de pie, mientras una callada lágrima se deslizaba por su mejilla derecha, irritada y dolorida; como todo su cuerpo.

Snape le miró durante una centésima de segundo sin su fría máscara; como hacía días que había comenzado a mirarle, y luego realizó un lento movimiento con su varita haciendo aparecer una cama de tamaño considerable en el centro de la habitación y un pequeño maletín a su derecha.

Harry miró de la cama a Snape y de éste al mueble de nuevo; y se dirigió hacia ella sin una sola palabra. Con pasos cortos, vacilantes, cuidadosos. Reprimiendo las lágrimas de humillación y dolor y preguntándose por qué había sido tan impulsivo. De pronto, ya no estaba seguro de desear que Snape le ayudase.

Sumido en sus pensamientos no notó al hombre aproximarse hacia donde él se había detenido, a escasos centímetros de la cama. Sólo fue consciente de su cercanía cuando le vio, a cámara lenta, acercar una de sus pálidas manos hacia la mejilla por la que resbalaban sus lágrimas.

-No... -se alejó de un salto. Snape le miró sin comprender.

-¿No? -repitió, sin saber qué más podía decir.

Pero Harry no dijo nada. Simplemente se dio la vuelta, dándole la espalda, y se dirigió hacia la salida de la habitación. ¿Por qué había ido? No quería eso, no quería que Snape le tocase. No quería que Severus supiese lo mucho que todo eso le afectaba. En ese momento, sólo deseaba una cosa, estar solo. Irse a su sala común, a su cama, a su habitación, y rumiar en ella su desesperación en solitario, curar sus heridas en la soledad de su cuarto de baño, sin tener que ver esos ojos negros, sin tener que ver a nadie. Sin tener que escuchar la voz de Severus, sin tener que ver esas manos, deseando que le tocasen y a la vez no queriendo que lo hicieran.

Quería irse de ahí. Sin embargo, cuando llegó a la puerta, no fue capaz de abrirla. Parado como una estatua, con la mano entre su cuerpo y el pomo, sin tocar ninguna de las dos cosas, con la respiración agitada, permaneció unos segundos, mientras su rostro se giraba hacia su acompañante solo para desviarse de nuevo al instante. ¿Por qué de pronto le daba tanto miedo? ¿Por qué de pronto no quería que le viese llorar? ¿Por qué de pronto se sentía tan vulnerable? ¿Por qué a pesar de haber llegado a la puerta no deseaba atravesarla? ¿Por qué a pesar de querer irse... no quería irse?

Estaba acercando la mano muy lentamente al pomo de la puerta, intentando convencerse de que quería y debía salir del cuarto, cuando algo le detuvo. La necesidad imperiosa de mirarle, a los ojos.

Secuestrado [TERMINADA]Where stories live. Discover now