-Perdón. Tuve algunos problemas por el camino por eso llegue tarde... -eso fue lo único que dijo el chico antes de desaparecer de la vista del más alto. "¿Qué coño?" Pensó para sí mismo mientras lo seguía desde lejos, sin apartar su mirada del suelo.

Al terminar las clases, Kageyama fue a la clase de Hinata para asegurarse de que iría a la práctica de por la tarde, al asomarse a la puerta vio que casi todos los de aquella clase ya se habían ido, solo quedaba la bolsa del pequeño aun colocada en una de las perchas del  pupitre, no había ni rastro de Hinata, esto enfureció a Tobio quien pegó un golpe en la pared y fue por los pasillos desprendiendo un aura un tanto inquietante mientras buscaba al bloqueador central.

Solo le faltaba el baño, el único sitio donde no había mirado aún, ¿Pero para que querría entrar allí? ¿Acaso Hinata era como aquellas niñas que cuando tienen algún mal de amores van al baño a llorar? No fue que lo creyera, entró solo para comprobar que no era así. Para su sorpresa, antes de entrar, chocó de bruces contra el chico que estaba buscando quien salia cabizbajo sin prestar atención a su alrededor.

–Oye idiota, mira por dónde vas –El más bajo levantó la cabeza, haciendo visibles unos rojos e hinchados ojos ¿No podía ser verdad, en serio estuvo llorando?

–Hinata, ¿Te encuentras bien? –La expresión del colocador cambió, ya no era ira, furia o algo que se le pareciese, si no una expresión que nunca antes había visto en el pelirrojo; preocupación. 

Estaba preocupado por él ¿En serio?

-Estoy bien, esta mañana me caí y me estuvieron limpiando la herida en la enfermería y... fue algo doloroso –Kageyama levantó una ceja y se encogió de hombros.

–Mientras puedas jugar en condiciones da igual. Vamos o llegaremos tarde –Hinata asintió y le siguió en silencio hasta llegar a los vestuarios para después dirigirse al gimnasio y empezar el entrenamiento.

Cuando el dúo de primero llegó a los vestuarios, los otros chicos bombardearon a Hinata a preguntas quien algo ajetreado intento contestar a la par que se vestía.

El entrenamiento fue mucho mejor, todos estaban más concentrados, ya que, su señuelo había vuelto y saltaba con la misma energía de siempre a diferencia de Tobio que aún se seguía preguntando el por qué de la rara actitud del muchacho esta mañana. Intentó dejar de darle vueltas para centrarse en el juego y no recalentarse la cabeza con cosas innecesarias. Durante el partido que tuvieron entre ellos todo fue normal, hasta que Shouyou con la intención de engañar a sus oponentes cambiando de lado, usando su increíble velocidad, sintió un terrible dolor en su ingle que hizo que chocara con el colocador, cayendo encima de él.

-¿¡Pero qué haces inútil!? –esas fueron las palabras que le espetó al pequeño que aun yacía sobre su pecho, inmóvil. Kageyama le tomó por los hombros, quitándoselo de encima y dejándolo en el suelo con cuidado, el resto de jugadores se reunieron rápidamente alrededor de ambos.

-¡Kageyama rápido llévalo a la enfermería! –Gritó con preocupación Asahi, pero la mano de Hinata encima de su hombro le tranquilizo, al igual que a los demás que suspiraron al unísono.

–Estoy bien solo ha sido un tirón –Otra vez esas palabras que hicieron que el Número Nueve se levantara algo molesto.

–Ya que últimamente estás tan bien... Sigamos con el entrenamiento. Luego no te quejes si te duele –Suga miró al chico alto, levantándose también.

–Está bien. Entonces sigamos, ¿Le parece bien, capitán? –Sawamura asintió y el entrenamiento continuó de forma normal sin nuevos imprevistos.

Después de terminar el entrenamiento. La puerta se abrió, entrando un atractivo chico de pelo blanco con unos altones ojos azules, que fue avanzando hacia donde se encontraban ellos con una expresión seria en su rostro.

DesmoronamientoWhere stories live. Discover now