Por tu bien

25.3K 1.3K 1.5K
                                    

La confianza es frágil, así como los sentimientos de las personas, Kageyama Tobio es un chico que hasta hace poco no tuvo en cuenta estas cosas. La confianza es un fino hilo que conecta las vidas de las personas así como sus sentimientos, pero éste es muy frágil y al romperse todo se pierde, se marchita, desaparece...

Tobio rompió ese hilo, esa pequeña conexión con las personas que le hizo caer en el rechazo y la soledad. Solo en algunos casos ese hilo se vuelve a unir, se une de nuevo forjando nuevas confianzas y nuevos sentimientos. Pero esto no es fácil, es como sacar una sombra de la oscuridad y para que una sombra pueda vivir fuera de las tinieblas necesita una luz, esa luz fue Hinata Shouyou.

* * *

El despertador sonó, Kageyama despertó con pereza y somnolencia, pegando un puñetazo a la alarma. Fue al baño a lavarse la cara para previamente ponerse el uniforme del instituto. Bajó a la cocina donde se preparó un sencillo desayuno para rápidamente coger su bolsa y dirigirse, como siempre, hacia el entrenamiento de por la mañana donde tendría que disputar primero una carrera con la bola de energía; Hinata Shouyou.

Llegó a la escuela mirando hacia sus lados en repetidas ocasiones para intentar ver por algún ladola bicicleta del más bajo. Para su sorpresa, a pesar de que había llegado un poco tarde, no había rastro del chico ni de su bici. Le resultó extraño, pero Kageyama simplemente no le prestó importancia y siguió su camino hacia la sala del club. Al llegar se cambió tranquilamente, haciendo tiempo para ver si el pequeño aparecía.

Pero ni rastro...

El entrenamiento ya había dado comienzo, todo marchaba como siempre, si no fuera por la extraña ausencia de Hinata, todos estaban preocupados y esto hizo que no se pudieran concentrar del todo, lo que provocó que el entrenador decidiera dar por terminado el entrenamiento algo más pronto de lo normal y así despejar las mentes de sus jugadores.

-¿Kageyama has visto a Hinata esta mañana? – preguntó Daichi, acercándose al colocador con un rostro intranquilo.

-No, ni idea de donde se ha metido ese idiota –cogió una toalla y se la puso en el cuello, secándose el sudor.

-Igual se ha quedado dormido, si lo ves por los pasillos de primero. Dímelo– Daichi puso su mano en el hombro de Kageyama, haciendo sentir a éste algo incómodo. Pero a pesar de ello, no dudó en mantener la compostura y asentir.

El colocador salió del gimnasio con una botella en la mano, junto con el resto del equipo, para cambiarse."¿Dónde estará ese cabeza hueca? Saltándose el entrenamiento matutino. Se va a enterar" pensaba mientras se cambiaba de ropa. "Como se le ocurra faltar al de por la tarde..." Absortó en sus pensamientos no se dio cuenta de cómo Sugawara lo llamó repetidas veces. Suga lo miró en silencio después de notar que estaba en su mundo, a esto solamente suspiró y soltó una leve risita antes de salir junto a Daichi y Asahi del salón del club.

Tobio fue el último en salir de la habitación, los demás lo llamaron, pero aislado con sus pensamientos, no notó la ausencia de los demás miembros y cuando al fin despertó de su babia, cogió su bolsa rápidamente y salió dando saltos para bajar las escaleras. Aceleró un poco el paso dado la hora que era, pero se frenó en seco al ver una silueta extrañamente familiar tambaleándose en la entrada.

-¡¡¡Hinata, idiota!!! –su mirada cambió y fue corriendo hacia él, pero no para abrazarlo precisamente.

-¿¡Cómo se te ocurre faltar al entrenamiento de esta forma, pedazo de idiota!? –Shouyou simplemente subió un poco su perdida mirada, fijándose en los azules ojos de su colocador, quien al ver esa expresión en el chico decidió calmarse dando un pesado suspiro.

DesmoronamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora