Capítulo XX

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No todos merecen un espacio en el corazón, algunos merecen un espacio en el olvido.

Joel Acosta

Miles

El decir que volver a ver a Levana es una muy mala noticia sería una completa mentira, una parte de mí quería volver a verla pensaba que la encontraría igual qué cuando me fui pero ha cambiado mucho ya que esta más delgada y a mi parecer más hermosa.

Cuando la vi de nuevo en el salón me sorprendió la verdad ahora ocultaba sus ojos, también su cuerpo pero se notaba que no era el mismo el que yo había disfrutado hace tantos años, admitía que era hermosa, su rostro era tan perfecto con esa piel cremosa, esos ojos y ese cabello que hacía que se viera aún más pálida de lo que ya era, tenía ciertos defectos claro su cuerpo de antes no era perfecto. Pero disfrutaba mucho estar con ella, disfrutaba como ella me veía como si yo fuera alguien inalcanzable, y, tal vez lo era, yo era demasiado para ella pues que andes con una gorda no te da mucho prestigio pero qué puedo decir estaba embobado por ella.

La pasábamos bien ella me dejaba hacer con ella lo que yo quisiera creo que eso es lo que mas me agradaba de ella. Tenía tan poco autoestima que incluso perdonaba todas mis estupideces con tal de que no la dejara y por supuesto que le fui infiel muchas veces no voy a negarlo, con chicas con cuerpos increíbles pero siempre volvía a mi zona de confort al lugar donde siempre era bien recibido a pesar de todo lo que hacía.

Cuando la vi de nuevo pensé en no desaprovechar la gran oportunidad para meterme de nuevo con ella no se veía mal ahora parecía hasta tener un cuerpo decente así que ¿por qué no? ¿por que no jugar de nuevo? y volverla a tener a mis pies y que haga lo que yo le pida pero ahora tenía un pequeño obstáculo y era su amiga Olive Campbell era más que obvio que yo no le agradaba y que no le inspiraban ni un poco de confianza y eso es un problema para poder acercarme a ella.

Y mi ahora prometida tiene una maldita obsesión con venir a buscarme todos los días de mostrarme "amor" frente a todos eso me producía náuseas ella no era más que un bonito adorno para mi, aparte de ser alguien de buena posición y de buena familia. Lo bueno es que mi rojita ya no vendría a la universidad y no vería todo este teatro y seria más fácil conseguir lo que quiero.

Otra cosa que jodía fue verla besar al idiota que se presentó aquí y la forma en la que ella lo veía, no podía dejar que viera así a nadie más que a mi.

-¿En que piensas osito? -Dana me saca de mi pequeño trance- has estado así todo el camino.

-Nada querida -la tranquilizo- asuntos de la universidad.

-¿Me llevas al centro comercial? -pide- debo comprar unas cosas, ¿sí?

Batía las pestañas de una manera tan fastidiosa como un intento estúpido intento de convencerme.

-Claro, todo lo que tu me pidas -solté en un tono algo meloso y la verdad es que haría lo que me pida para que me deje en paz.

Luego de tantas tiendas que visitamos íbamos a comer a uno de los restaurantes más reconocidos de aquí de la cuidad tenía buenas referencias acerca de este y también me traía unos recuerdos junto a mi rojita, sabía que este era su restaurante favorito pasábamos casi todo el tiempo aquí y por eso cada vez entraba menos en su ropa.

Pedimos una mesa cerca de la ventana y otra mesa se encontraba detrás de nosotros vacía por una reservación supongo por este motivo nos ubicaron en esta y no en aquella.

-¿Ya hablaste con tu padre acerca de su retiro? -no responde y se mira las palmas de las manos- recuerda que antes de la boda debes decirle que yo soy el más indicado para tomar su lugar.

¿Destinados? [Completa✓]Where stories live. Discover now