Capítulo XIII PARTE II

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Levana

Fue todo lo que dijo antes de atacar mi boca y a diferencia de nuestro beso anterior este estaba envuelto en una pasión desmedida, su jodida lengua hacia maravillas dónde sea que se ubicara.

Me empotró en la pared y sus manos se metieron por mi abrigo llegando a mis senos donde mis pezones se encontraban ya erectos aún cubiertos por mi brasier y los masajeo sobre él. Me robó un jadeo ahogado por su boca que seguía atacando la mía.

Una de sus manos se deslizó hasta llegar al botón de mi pantalón y lo abrió, se hizo paso por él y su mano de dirigió a mi feminidad por debajo de mis bragas y ya me encontraba más que húmeda por él.

-Estás tan mojada... -masajea mi clítoris y luego metió dos de sus dedos en mi canal.

-Bruno... -salió de mí un gemido.

-No sabes lo duro que me pongo cuando gimes mi nombre, Luna -suelta jadeante y sigue con la el movimiento de sus dedos dentro de mí-. ¿Qué clase de embrujo me has hecho que no puedo mantenerme alejado de ti?

-No lo... -no puedo terminar lo que quería decir, porque aumenta el movimiento de sus dedos y aquel nudo lleno de placer se va formando en mi vientre bajo.

-Vamos luna, dámelo -ataca mi boca-. Córrete para mí.

Fue como una orden y lo hice, me corrí mientras su nombre salía de mis labios casi en un susurro.

Saco su mano se mi pantalón y llevo sus dedos a su boca, era algo tan morboso y excitante.

-Deliciosa.

Cierra mi pantalón y deja un pico en mi labios y luego se lava las manos y sus manos frías se posan en mis mejillas. Se siente como un alivio ya que se encontraban ardiendo.

Arregla mi cabello y vuelve a besarme, pero yo no puedo concentrarme en otra cosa que no se ver el enorme bulto que se forma en su pantalón.

-¿Por qué no...?

-¿Por qué no te folle aquí?- termina mi pregunta.

-Si, además no puedes irte así, es egoísta de mi parte, tú me diste placer y es mi obligación -mi mirada cae a mis pies y levanta mi cara con sus dedos en mi barbilla.

-Escúchame algo, hermosa. No es obligación hacerlo, nunca lo será -besa mi frente-. Nunca lo será, porque quien sea que intente obligarte o se sienta con el derecho de pedirte algo a cambio o peor, si tú no quieres es un maldito imbécil ¿me oyes?

Solo asiento.

-Vamos, deben estar esperándonos.

Salimos tomados de la mano, cruzamos el pasillo antes de dar con la pista nuevamente. De repente siento una pesada mirada sobre mí.

¿Sabes esa sensación cuando alguien te observa fijamente?

Tal vez solo estoy un poco paranoica.

-Vaya que tardaron, ¿qué hacían sucios? -pregunta su hermana-. No, mejor no me digan.

-Bueno aún tenemos aproximadamente tres horas antes que el hechizo se rompa -dice Liv en burla-. A las doce debemos estar en casa y son las nueve quince.

-No se ustedes, pero yo estoy muy cansada y ya no quiero caminar -digo-. Que sea un plan de permanecer sentada, ya no aguanto mis piernas.

-Uy y qué fue lo que te hizo el guapito para que no puedas caminar más -se burló la muy perra.

-Cállate, Liv.

-Podríamos ir al cine creo que aún hay una última función -opina la rubia revisando algo en su celular-. Sí, justo dentro de 20 minutos empieza una última función, ¿vamos?

¿Destinados? [Completa✓]Where stories live. Discover now