Capítulo 39

6.2K 492 11
                                    

Chloe caminó el resto del día sin encontrarse ningún patito de goma. Caminaba entre los árboles escuchando de vez en cuando maldiciones y golpes.

Chloe intentaba evitar lo máximo que podía esos ruidos. Sabía que en ese lugar había gente peleando y que seguramente eran más que ella. La mayoría seguramente jugaban en grupo pero ella lo hacía sola.

Cuándo vió que empezaba a anochecer, Chloe buscó una zona sin muchas ramas y sacó la tienda de campaña que había junto a la mochila. La soltó de la mochila y cuándo la lanzó al suelo, ésta se montó automáticamente.

Chloe abrió la tienda y entró en ella. La tienda era de color amarillo y era espaciosa. Sacó el saco de dormir que había en la mochila y lo tendió en el suelo. Cerró la puerta de la tienda y se sentó mientras buscaba la cena. Había mucha comida en potes así que cogió una que parecía un bocadillo. Lo abrió y efectivamente era un bocadillo de queso. Con la linterna a un lado alumbrando, empezó a cenar pensando en cómo lograría encontrar más patos de goma. Estaba claro que no serían tan fáciles de encontrar como el primero.

Le preocupaba que le adelantarán durante la noche. Si bien la directora les había pedido que por la noche no fueran a buscar patos para que estuviera la cosa más equilibrada con respeto a Hugo y Chloe (los cuáles requerían de comer y dormir), no estaba segura de si seguirían la orden o no.

Chloe pensó en Hugo. También tenía una tienda de campaña y seguramente estuviera acampando igual que ella. Luego pensó en sus amigos y en si se los encontraría por el bosque.

Una vez acabó de cenar, bebió un poco de agua y se fue entre los matorrales a hacer sus necesidades. Lo hizo rápido por si hubiera ojos mirando y una vez acabó entró en la tienda y se tumbó. Justo cuándo iba a apagar la linterna una sombra apareció en la puerta de la tienda. Chloe gritó y cogió la espada.

—Soy yo, Hugo—dijo Hugo desde fuera de la tienda.

Chloe se levantó y abrió la tienda. Se encontró a Hugo con su habitual sonrisa.

—¿Te importa si compartimos la tienda?—preguntó un poco avergonzado—. Es que no encuentro un sitio plano dónde dormir.

Chloe asintió sonriendo y dejó entrar a Hugo. La tienda era lo bastante para que los dos durmieran sin problemas. Hugo tendió su cama y se sentó en ella.

—Gracias—dijo mientras sacaba su cena—. ¿Quieres?

Chloe negó con la cabeza.

—¿Te puedo preguntar una cosa?—le preguntó Chloe y Hugo asintió aún con la boca llena—. ¿La bola que compró el señor humano...era una bomba?

Hugo la miró fijamente a los ojos antes de responder:

—Bomba explosiva para repeler a los Crogan.

Los Crogan era una criatura parecida al lobo pero con la piel verde y escamosa. Su mordedura es venenosa y sus agarras son lo suficientemente fuertes para arrancarle la cabeza a un humano sin problema. Eran unas criaturas que sólo habitaban en el otro continente pero que alguna vez las habían intentado traer aquí. Gracias a Dios ninguna de ellas había logrado pisar nuestro Continente.

—¿Por qué las vendes si aquí no hay Crogan?—preguntó Chloe.

—Las usan para fiestas—dijo Hugo encogiéndose de hombros—. Repelen a los padres furiosos—añadió riéndose.

Después de seguir hablando durante un rato de varias cosas triviales decidieron los dos acostarse a dormir. Hugo le propuso poner un muro de aire entre los dos pero Chloe le insistió en que no hacía falta. Confiaba en Hugo.

A la mañana siguiente, el sol despertó a Chloe y a Hugo.

—¿Qué hora es?—preguntó Hugo con su voz dormida que enamoraría a cualquier chica.

—Las ocho y media—respondió Chloe mientras miraba su reloj—. ¿Desayunamos?

Hugo asintió y juntos sacaron un cartón pequeño de leche y unas magdalenas. Una vez acabaron de desayunar, Hugo ayudó a Chloe a doblar la tienda y una vez estuvieron los dos listos, se despidieron y cada uno siguió su camino.

Pasaron dos días desde que empezó la caza y Chloe había encontrado dos patitos más. Uno era de color azul y otro verde. Chloe entendió que dependiendo del color, recibías una puntuación u otra. El azul lo había encontrado escondido detrás de unos arbustos y el verde en la rama de un árbol.

Chloe de vez en cuándo se escondía hasta que pasaban los demás. Había visto incontables veces a los vampiros de Greedfall. Eran muy brutos y creía fuertemente que se saltaban algunas normas. Por eso mismo, Chloe decidió alejarse lo más posible.

Cuándo llegó la noche, Chloe montó la tienda y cenó mientras escuchaba la naturaleza. Le gustaba oír los búhos. Hace un día se dio cuenta de que habían varios búhos escondidos en los árboles. Chloe procuraba no molestarlos.

Una vez Chloe cenó, se metió dentro del saco de dormir y cerró los ojos. Chloe cayó dormida pero despertó cuándo oyó voces fuera de su tienda.

—¿Es Hugo?—preguntó una voz femenina.

—No—dijo una voz masculina—. Es la humana.

Chloe escuchaba atentamente la conversación sin moverse del sitio. Lentamente acercó su mano hasta el palo metálico de la espada y lo agarró fuertemente.

—¿Bebemos su sangre?—preguntó otra voz femenina.

—Sabes las consecuencias si lo haces—le advirtió la voz masculina.

—Jeremy eres tonto—dijo la primera voz femenina que escuchó—. Todo es mentira. El Gobernador no nos arrancará la cabeza si la matamos. Sabes que odia a los humanos.

—¿Entonces entramos?—preguntó Jeremy.

—Sí—respondió la voz femenina y Chloe escuchó cómo la cremallera de su tienda se abría.

Instituto BloodbiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora