Capítulo 36

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Decir que Chloe evitaba a Thomas era decir poco. El lunes llegó y su expulsión terminó por lo que tenía que volver al instituto a primera hora y había ignorado sus constantes llamadas. Mientras estaba en el autobús, Chloe no podía parar de pensar en qué iba a hacer cuando viera a Thomas. Le había besado. Y encima él muy imbécil lo dijo ni hizo nada. Seguro se estará riendo con los demás (aunque tanto Lily como Sofía ya lo sabían porque las llamó llorando y se lo contó).

También había otra cosa que le preocupaba: Vladimir. Notaba su odio incluso a kilómetros de distancia. Temía seriamente que tomará represalias contra ella o contra su madre. No era la primera vez que desaparecían humanos.

Mientras su mente pensaba en esas cosas, Chloe no se dio cuenta que el conductor del autobús le estaba llamando:

—Señorita, hemos llegado—dijo y Chloe volvió a la realidad.

Suspirando fuertemente bajo del autobús con su bolsa al hombro y entró dentro del recinto. Era la hora del desayuno y habían varias personas caminando de un lado a otro. Se encaminó hacia su dormitorio a paso lento. Había pensado en saltarse el desayuno e ir directamente a clase. Quería retrasar lo inevitable. Cuando quedaban pocos metros para llegar a la residencia pudo distinguir a sus amigos en la entrada. Y a Thomas.

Parecía como si un altavoz le hubiera dicho que estaba ahí porque cuando fijo sus ojos en él, éste la miró. Antes de que ninguno de los dos pudiera moverse, el profesor de historia se puso enfrente de ella.

—Ackman—dijo con una voz áspera—. Sígame, ahora.

Chloe no pudo ni quejarse que salió detrás del profesor. Por un momento lo amó. Había retrasado las burlas que seguramente le caerían. Siguió a su profesor hasta el edificio principal y se adentraron el despacho de la directora.

—Bienvenida—dijo la directora—. Espero haya meditado de sus acciones.

—No—respondió Chloe tajantemente. 

Vio como la directora hizo una mueca con la cara y espero a que hablará. Notó mucha tensión en esa sala.

—Queremos hablar contigo—dijo la directora—. Seguro que sabrás que este año se realizará una caza.

Chloe asintió con la cabeza. Había cotilleado precisamente esa conversación.

—La caza consiste en encontrar una cierta cantidad de objetos para ganar puntos para el instituto. Obviamente, parte de la gracia de la caza es que se puede pelear contra los rivales. El caso es que...

—No participarás—dijo el profesor de Historia.

Chloe se giró y vio fijamente a su profesor a sus ojos. El momento de amor que sintió anteriormente se había transformado en odio.

—¿Por qué?

—Eres humana—dijo—. Cualquier ataque más fuerte de lo debido podría matarte.

—¿Y sólo por eso no va a dejar que participe?

El profesor asintió y Chloe sintió una rabia tremenda. Estaba harta de que la consideraran débil.

—Participaré igual—dijo Chloe decidida.

—No—dijo la directora—. Te quedarás aquí y harás clases de repaso.

—Y una mierda—espetó Chloe.

—Obedece y calla—dijo una voz y Chloe se giró. En la puerta del despacho se encontraba la persona que actualmente mas odiaba en el planeta: el mosquito Vladimir. Chloe se giró hacia al directora y le preguntó:

—¿Qué hace aquí este mosquito?

La directora la miró con ojos enfadados y tosió antes de hablar.

—El senado vampírico es quién oficia la ceremonia de inauguración de la caza.

Chloe miró atentamente a la directora y luego miró a Vladimir. Vio como en su cara había una sonrisa de autosuficiencia que a Chloe le hubiera gustado borrar de un puñetazo.

—Yo soy quién manda—dijo Vladimir—. Y si digo que no participas, no participas.

Chloe apartó al profesor de Historia y se puso enfrente de Vladimir. El vampiro enseñó los dientes en señal de superioridad pero Chloe no se dejó intimidar.

—¿Así que el perrito faldero se rebela contra su amo?—dijo Chloe y a Vladimir se le fue la sonrisa de la cara—. ¿Dónde está el Gobernador al cuál tanto veneras y le lames el culo?

Vladimir cogió del cuello a Chloe y la levantó en el aire. El profesor de Historia agarró el brazo de Vladimir en un intento en vano de que la soltará.

—Te recomiendo que bajes a la humana antes de que ruede tu cabeza—dijo el profesor.

Vladimir apretó el agarre y Chloe notó como le faltaba el aire. Aún así no paro de mirar a los ojos al vampiro. Notó como los ojos de Vladimir se volvían cada vez mas negros.

—Baja la humana—dijo una voz detrás de Vladimir y Chloe pudo ver a esa persona. Era el Gobernador.

Se acercó lentamente y Vladimir soltó a Chloe provocando que ésta cayera al suelo.

—Mi culo hijo de puta—se quejó Chloe mientras se sobaba el culo. Chloe se levantó y miró al Gobernador. Llevaba la misma túnica y la misma máscara.

—¿Que ocurre aquí para que intentes matarla?—preguntó.

—Mi señor—dijo Vladimir y Chloe hizo una mueca de asco—. Quiere participar en la caza.

El Gobernador miró fijamente a Chloe a los ojos pero no dijo nada. Chloe únicamente sostenía su mirada sin pestañear. Cuándo notó que le empezaban a llorar los ojos, el profesor de Historia habló:

—Es muy peligroso.

—Quiero participar—respondió Chloe cruzándose de brazos.

El Gobernador no dijo nada. Simplemente observaba la conversación sin ni siquiera hacer un gesto.

—¿Va a decir algo o se va a quedar callado e invisible?—le preguntó Chloe provocando la ira de todos los presentes.

Para su sorpresa, el Gobernador se rio y caminó hasta quedar enfrente de Chloe. Chloe pensó que se la iba a comer o que la iba a convertir en su donante personal pero en vez de eso le puso una mano en la cabeza.

—¿Quieres participar?—preguntó y Chloe asintió—. Hagamos un trato: te dejo participar. Si ganas, aceptaré la propuesta del senado humano. Pero si pierdes, dejarás el instituto y vivirás una vida humana común y corriente. Si decides no participar, debes admitir que eres débil pero podrás seguir estudiando.

Chloe no fue la única que casi se cae al suelo. Pudo ver como la cara de Vladimir cambiaba como si fueran fotogramas. Después de que sus facciones pasarán de asombro y confusión, finalmente se quedaron en odio.

—Señor no puede hacer eso—dijo Vladimir y el Gobernador se giró hacia él. No hizo falta ninguna palabra para que Vladimir se callara.

Chloe pensó en la oferta. Era muy tentadora pero arriesgaba demasiado. Sin embargo, era la oportunidad perfecta para demostrarles a los mosquitos que los humanos no eran débiles.

—Acepto—dijo Chloe y notó las miradas de todos en la sala en ella.

—Estupendo—dijo y le tendió la mano—. Una condición: debes hacerlo sola. Nadie puede ayudarte.

Chloe suspiró y le cogió la mano al Gobernador. Había firmado un acuerdo con él. Y puede que se arrepintiera nada más salir del despacho.

—La caza es en un mes—dijo la directora.

—No—dijo el Gobernador—. Ya he avisado a todo el mundo. Quiero ver si es fuerte ahora mismo. La caza empezará en una hora.

Instituto BloodbiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora