Capítulo 22

7.3K 546 23
                                    

Tres. Cuatro. Cinco.

Esos eran el número total de lechugas que los vecinos estaban tirando a la ventana del comedor de la casa de Chloe y su madre.

Siete. Ocho. Nueve.

—Me gusta saber que los vecinos se preocupan por nuestra alimentación—dijo la madre de Chloe mientras seguía comiendo patatas fritas frente al televisor.

Chloe levantó la vista del libro que estaba leyendo y miró a su madre fijamente.

No había cambiado nada los últimos meses de instituto. Desde que pasó el incidente con Alice, habían pasado varios meses y ya estaba Chloe disfrutando de sus vacaciones de verano. Bueno acabando de disfrutarlas porque en pocas semanas empezaría el segundo año.

Sin embargo, Chloe si había cambiado: sus ojos ahora eran siempre rojos, tenía más fuerza y tenía super oído. A veces, cuando le apetecía, bebía sangre pero quería conservar su parte humana y solía comer comida humana. Chloe se preguntaba constantemente si desarrollaría más poderes que los que tiene ahora. Y también se preguntaba porqué no podía parar de pensar y soñar con Thomas. No había nada que lo explicará. Hasta el incidente apenas podía ver su cara. Ahora... aparecía en sus sueños y sus pensamientos y tenía una ligera sensación de estar junto a él.

Chloe sacudió de su mente esos pensamientos y volvió su atención al libro. Estaba leyendo una novela de ficción dónde una humana se enamoraba de un vampiro y se comportaba de forma estúpida. Tras leer varias páginas el teléfono de casa sonó y Chloe estiró el brazo hasta la mesita para cogerlo.

—¿Sí?

—Chloe cariño ven a la cafetería "Sole Mio" en el barrio humano modesto en diez minutos. Tengo que hablar contigo—dijo una voz que claramente identificó como la de su padre.

—¿Papá?—preguntó Chloe y su madre apartó la vista de la televisión y la miró fijamente.

Su padre había colgado.

—Ves—dijo su madre con un tono en la voz que sonaba más bien a enfado que a orden.

Chloe dejó el libro en el sofá y se puso los zapatos para irse de casa. Salió por la puerta y se encaminó al barrio humano modesto. El barrio humano modesto era un barrio un poco mejor que los suburbios. Ahí vivían los senadores humanos del Consejo del Gobernador y sus familias junto a algunos mercaderes. Era un barrio un poco más cuidado. Las calles estabas asfaltadas y habían arbustos. No era nada comparado al barrio rico vampiro dónde vivía ella...el barrio vampiro estaba perfectamente cuidado: no había grafitis, las calles estaban perfectamente limpias, habían árboles por todas partes.

Tras varios minutos llegó al barrio modesto y se dirigió a la cafetería "Sole Mio". Tras cruzar una calle llegó. No hacía falta buscar a su padre. Sabía perfectamente que era el hombre que estaba en la terraza.

Y lo sabía por su pelo rubio que cada vez era más rubio ceniza. Chloe tragó saliva y se sentó enfrente suyo. Lo miró a los ojos y pudo ver cómo esté sonreía.

—Cariño ahora tienes mis ojos—dijo su padre—. Y mira cómo has crecido.

Chloe lo miró fijamente. Sus ojos no eran rojos. Eran los mismos ojos que tenía Chloe antes del incidente. Según su madre, su padre tenía el poder de modificar sus ojos a voluntad. Gracias a eso llegó a ser lo rico que es ya que lograba hacer tratos tanto con humanos como con vampiros y licántropos.

—Es lo que tiene no ver nunca a tu hija—respondió ella.

Su padre se revolvió en su asiento incómodo y la miró.

—Iré al grano—dijo y miró a todos lados como si esperará que lo atacarán—. Tu madre me ha contado todo lo que te ha pasado y sinceramente no sé cómo ayudarte. No quiero sacarte del colegio porqué en los barrios humanos la cosa está yendo a más.

—¿Ayudarme?

—Cariño están preparando una revolución. Lo sé. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que los humanos intentan alzarse. Los están conteniendo de momento pero la cosa tarde o temprano explotará.

Chloe le miró fijamente y vio como sus ojos tenían un gran aire de preocupación.

—Toma—dijo poniendo una cajita pequeña en el centro de la mesa—. Para tu protección.

Chloe cogió la caja y la abrió. Esperaba ver un bote de spray pimienta pero en su lugar vio como una especie de lima de uñas metálica.

—Para arañar con estilo—dijo su padre con un tono en la voz que claramente era burlesco—. Toca el botón que hay detrás.

Chloe apretó el botón y de ambos extremos de la lima aparecieron dos cuchillas. Era una especie de navaja doble.

—Es acero arcano—dijo su padre—. Lo necesitarás este curso por si las cosas se ponen feas. Sobre todo en la caza.

—¿Caza?—preguntó Chloe—. ¿Qué caza?

Entonces el móvil de su padre empezó a sonar y éste se levantó corriendo.

—Tengo que irme—dijo—. Cariño antes de irme quiero decirte que te quiero mucho pero aún no puedo estar con tu madre y contigo—se encaminó hasta su hija y se puso a su lado—. No estás preparada para el negocio familiar.

—Eres narco—dijo Chloe y su padre se rio. Después le dio un beso en la cabeza y se marchó a velocidad vampírica.

—¿Desea tomar algo?—preguntó la camarera. Chloe levantó la mirada y pudo articular unas palabras que jamás pensó que diría.

—Sangre.

Instituto BloodbiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora