Fugitivos

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El secuestro del príncipe de Jotunheim fue una noticia que corrió como pólvora por todos los reinos. Escucharon que su valiente guardia casi fue asesinado por defender a su príncipe, luchó con valentía y casi le cuesta la vida... Lamentablemente eran varios hombres y no pudo hacer nada por evitar el rapto.

Dado que la desgracia evitó aquel enlace el rey Odín no pudo menos que cancelar el compromiso por respeto al rey Laufey, sería hasta que el joven regresara a salvo que se hablaría nuevamente de aquella boda.

De eso ya habían pasado casi dos meses en los que nadie sabía nada del príncipe, algunos especularon que fue raptado por un clan de ladrones llamados Dagas Rojas, quizás con el fin de venderlo a algún reino menor o para terminar con su vida, otros rumoreaban que algún alto reino al ver la fuerte alianza que se formaría decidieron evitarlo, dando con ello el rapto. Se contaba que posiblemente lo tendrían oculto o quizás a estas alturas algún rey lo habría casado con algún príncipe heredero con la esperanza de que quedara encinta, de esta manera el rey Laufey tendría que aceptar esa unión.

El rey Odín como muestra de apoyo con el reino de Jotunheim había ofrecido una gran recompensa a quien rescatara al joven monarca, lo cual era complicado al no conocer el rostro del joven y la descripción era muy ambigua: joven de cabello negro, tez clara, alto y de buen porte. Estaba claro que hasta ahora no ha habido avances.

—No puedo creer que sigamos viajando sin un rumbo fijo... ¡Esto es una jodida locura!

Se quejó con fastidio el rubio tomando su tarro de cerveza para beberlo a fondo.

—No estamos sin rumbo... te dije que escuche de una poderosa bruja que era capaz de mostrarte el futuro...

Respondió Loki sin darle importancia a los berrinches de su amigo.

—¿Una bruja? ¿desde cuándo creemos en las brujas? ¡Solo saben estafar a las personas!... eres un príncipe testarudo Lo...

No termino la frase al ver la mirada fulminante del chico.

—Te he dicho que mientras estemos de incógnitos deberás llamarme Fenrir, el lobo de las montañas.

Fandral arquea una ceja dándole una extraña mirada, deja su tarro vacío sobre la mesa.

—¿No se te ocurrió un nombre menos rebuscado? Digo no es como si alguien fuera a reconocer tu rostro...

—Ese rey ofreció una recompensa por mi... ¿Qué pasa si me descubren?

—El príncipe sin rostro tiene miedo de que lo reconozcan... ¿es enserio?

Entrecerró los ojos cual si fueran rendijas dándole un aspecto de como si le estuviera tomando el pelo.

—¿Qué pasa si el príncipe Thor me reconoce? Él ha visto mi rostro.

—¿Sigues pensando que ese príncipe irá tras de ti? Seguramente ahora está viendo el catálogo de princesas casaderas.

—Cierra la boca Fand. — advirtió el pelinegro.

—Vamos porque no solo tomas al chico que gustes y nos regresamos a casa.

—¿Acaso esto te parece un juego? Crees que es solo como elegir un sujeto al azar y ya está...

—Vamos Lo...—traga saliva al ver la mirada asesina del chico— cof cof digo Fenrir no es ningún juego, sé que no es como que tomes un menú y listo...

—Como dije no es tan sencillo y es por eso que iremos con la bruja roja, cerca del reino de Midgar.

—Mmmmm... ¿Desde cuando creemos en cosas de hechicería?... eso ni siquiera existe.

El príncipe prometidoWhere stories live. Discover now