ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 29 ʟᴀ ʙᴏᴅᴀ

30 9 8
                                    

Llegó el día de nuestra boda. Abrí los ojos, era temprano, demasiado temprano, pero mi estómago estaba de cabeza, corrí al baño a vomitar.

Val se despertó asustado. Corrió mi cabello y me ayudó a limpiarme.

—Creo que no debí beber esa bebida roja, no me hizo bien.

—Tranquila bonita. ¿Te sientes mejor ahora?—asentí. Lavé mi rostro. Salí del baño y miré la hora. 6,42. Ay no. Para ser que iba a ser un día largo y repleto de emociones, era demasiado temprano.

—Perdoname amor, te desperté de la peor manera.—le dije escondiendo mi rostro en mis manos, estaba apenada por él. Pero me abrazó y me atrajo hacia él. Abrí mis ojos y él tenía "esa" mirada. Caramba, creo que fue bueno despertarlo después de todo. Ya que hoy íbamos a unir nuestras vidas, empezaríamos el día uniendo nuestros cuerpos.
Caímos rendidos. Nos abrazamos y volvimos a dormir.

Todo pasaba demasiado rápido. La ceremonia era a las 19 horas y el tiempo corría sin pausa.

Estaba en mi habitación, Mariana mi estilista estaba terminando los últimos retoques. A pesar de todo, estaba tranquila, para nada nerviosa. Val estaba al otro lado de la casa, con Álex y sus primos, preparándose.
Sentimos golpes en la puerta, comencé a reír.

—¡No Álex! Por milésima vez, dile a Valentino que tendrá que esperar, no lo dejaré espiar.—grité divertida. Mariana meneaba la cabeza.

—¡Hombres! Cero paciencia.—dijo y las dos reimos. Pero la puerta comenzó a abrirse, miramos y mi padre tímidamente se asomó.

—Disculpen, soy yo. ¿Puedo pasar?

—Si papi, pasa. Mari ¿nos das unos minutos?—ella asintió, sonrió a mi papá y nos dejó solos. El se acercó, se sentó frente mío, me tomó de las manos.

—Mi niña hermosa, has crecido demasiado, hoy te casas. No puedo creerlo. Estás tan preciosa, tu bella carita está igual. Aunque sé que por dentro no. Has cambiado mucho, la vida se encargó de eso. Estoy destrozado por no haber podido defenderte...

—Papi, no digas eso. Lo que ocurrió no fue tu culpa, fue de ese maldito mal nacido. No pienses así, tú siempre me diste los mejores consejos y enseñanzas, pero para algunas cosas no estamos preparados.

—No te lo he dicho, pero estoy orgulloso de tí. Has superado la peor enfermedad que padecemos los humanos y aquí estás, luciendo preciosa y por casarte con el hombre de tus sueños. Siento que nada podrá detenerte, tienes el universo a tus pies.—las palabras de mi padre me habían puesto sensible, ese hombre duro y serio me decía todo lo que su corazón sentía y lo amaba por eso.

—Papi me emocionas. Quiero que sepas que Valentino si es un hombre increíble. Me ama sin límites, me respeta y me cuida con su vida. Soy afortunada de tener éstos dos hombres maravillosos a mi lado.

—Se feliz mi niña, lo mereces. Más que nadie. Que nada detenga tus sueños. Siempre estaré para tí.—lo abracé fuerte, quería que ese momento con papá se grabara en mi corazón.

Estaba caminando hacia el altar del brazo de papá. Mi vestido era hermoso, sencillo, pero largo y muy bonito. Vi a mi príncipe al final del largo pasillo. Mis lágrimas comenzaron a rodar por mi rostro, es tan hermoso, pero yo lo conozco como nadie y sé que por dentro es aún más hermoso. Es perfecto. Y es mío.

Llegué a su lado para darme cuenta de que él estaba llorando también. Besó mis manos y mis labios con ternura, abrazó fuerte a mi padre. Tomó mi mano y nos dispusimos a escuchar la ceremonia.

No sé si era por mi emoción, pero lloré con cada palabra pronunciada por el sacerdote, Valentino me miraba de reojo, apretaba mi mano y cuando tenía mi atención, leía un ᴛᴇ ᴀᴍᴏ en sus labios.

Si, quiero.
Si, quiero compartir mi vida a tu lado.
Si, quiero que seamos felices.
Si, quiero tener nuestro hijo en brazos.
Si, quiero ser una sobreviviente orgullosa.
Si, quiero dejar de sufrir.
Si, quiero que dejes de preocuparte por mí.
Si, quiero amarte a pesar de los obstáculos.
Si, quiero que de a poco olvidemos todo el sufrimiento.
Si, quiero amor...

La fiesta fue perfecta. Fue en el parque de casa, junto al río, con luces hermosas por todos lados, la familia y amigos reunidos, pasando un hermoso momento junto a nosotros y celebrando los dos motivos más hermosos de la vida:
El amor y la vida misma.

¡Si que vale la pena vivirla!
¡Todo sacrificio vale la pena si el resultado es la vida!
¡Amo vivir!
Gracias por darme otra oportunidad, gracias por darme las herramientas y las personas perfectas para lograrlo.
Gracias por regalarme el aire que respiro.
Gracias por Valentino, mi amor verdadero, único, transparente, valioso. Amo a éste hombre más que a mi propia vida. Todo tiene sentido ahora, te miro, tan bonito y perfecto, tomándome de la cintura y haciéndome girar al momento que tu sonrisa invade mis ojos y me siento enorme, me siento viva, sólo eso.

Tranquilidad.
Brisa cálida a través de la ventana.
Nosotros.
Un esposo y su reciente esposa.
Besos dulces.
Caricias suaves.
De nuevo el amor se hace presente en nuestras vidas y las une aún más.
Nunca nos cansaremos de ésto, de demostrarnos cuan importantes somos el uno para el otro.

No necesitamos palabras... Ya no...
Estar enfermo te hace sentir miserable. Querer cerrar los ojos y sólo dejar de sentir. Porque el cuerpo duele, las cicatrices son sensibles, los pensamientos son un vaivén de emociones enfrentadas, un momento está todo bien y al instante ya no, la angustia te ataca y te atormenta.

Porque si, todo terminó. Pero por favor diganselo a mi mente, porque en ella quedó guardada toda la información que quiero empezar a olvidar... No lo logro. Un suceso, una persona, una palabra, me lo recuerdan.

Pero estoy bien, vivo feliz, tengo al amor de mi vida a mi lado... Si, pero también vas a tener que saber vivir con una mochila en tu espalda, pesada, pesadísima. Sobrevivir al cáncer se siente un duelo eterno. Sabes que murió, pero no sé termina de ir, ni de tu cuerpo, ni de tu mente, ni de tu corazón.

Una bomba viviente, eso somos los sobrevivientes. Nunca nadie, ni nosotros mismos, sabemos cuándo y por qué exploraremos.

¿Algún día volveré a ser cómo antes?
No.
¿Hay algo que pueda hacer para volver a ser como antes?
No.
¿Podría haberlo evitado?
No.
¿Saldrá todo de mi cabeza?
No.
¿Podré superarlo?
No.
¿Algún día volverá?
No... Se...

Mientras trato de cerrar mis ojos para descansar de éste día hermoso, con mi bello esposo a mi lado, porque es mi esposo ahora, pienso. Pero debería no hacerlo y sólo descansar. No puedo evitarlo.

Pienso en que una nueva etapa de nuestras vidas está comenzando. Ahora somos dos y si algo he deseado con todo mi ser, es poder pronto ser tres. Llevo la medalla de mi Virgencita a dónde voy y sé que me da fuerzas, solo lo sé.

Quiero volver al pueblo, ese acogedor lugar en el mundo que salvó mi vida, que me permitió conocer a Valentino, quiero ir a la cueva, debo grabar la fecha de la boda, decirle a Vannia que somos familia. Debo ir a la casa, abrazar mi árbol, ver cuánto más creció.

A partir de hoy nada de programar cosas sin sentido.
Lo que tenga ganas de hacer, lo haré.
No voy a proyectar, voy a hacer.
No voy a quedarme con ganas de nada.

Voy a vivir.
Voy a amar.
Voy a agradecer.

ᴍᴇ ᴅᴜᴇʟᴇs...Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum