ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 4 ʀᴇsᴘɪʀᴏ

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Abrí mis ojos. No sabía si lo ocurrido había sido un sueño. El dolor punzante en mi cuerpo me dió la respuesta. Como pude, me senté en la cama, en ese instante recordé a Valentino y que me había dormido apoyada en su pecho, él no estaba...
En mi mesita de noche había un papel doblado, leí 𝐂𝐥𝐚𝐫𝐚 y lo abrí enseguida.

*Tuve que irme, quería asegurarme de que ibas a estar bien y te ví dormir muy tranquila. Dulces sueños bonita, te veo en el colegio. V *

Sonreí al leer su nota, es muy buen amigo, muy dulce, me cuidó como nadie lo hizo nunca.
El colegio... Mierda, debía irme. La señora Delgado no iba a soportar otra llegada tarde mía.
Me cambié rapidísimo, miré mi rostro en el espejo, tenía una mejilla raspada, bastante roja y mis rodillas ardían demasiado. Por suerte Valentino había puesto ese ungüento y me ayudó mucho.

Debía irme, pero ya.

Quise subirme a mi bicicleta, pero el dolor no me lo permitió. Asique caminé.
Mientras lo hacía, miré mi celular, caramba, quince llamadas perdidas de Vera. Tenía que llamarla.

—¡Clara! ¡Casi muero infartada! ¿Qué pasó? ¿Por qué te fuiste así?

—Estoy bien, estoy llegando tarde al colegio, al salir paso por Connor y te explico.

—Valo me dijo que estás lastimada ¿Te han hecho algo?

—¿Hablaste con él?— recordé todo lo que hizo por mí anoche y me ruboricé.

—Si, fue él quien me dijo que estás lastimada. Por favor, ven a verme, necesito hablar contigo.—la noté preocupada y realmente yo necesitaba algunas respuestas, asique acordé verla saliendo del trabajo.

Llegué tarde, por supuesto y la cara de la señora Delgado me lo hizo notar inmediatamente. Le pedí disculpas de lejos e ingresé al aula.
Los chicos estaban particularmente risueños esa mañana.

—Good morning teacher. How are you?— dijo Benjamín orgulloso de su logro.

—Benja! You really surprised me! I'm ok, thank you. Let's get started!—(*𝐁𝐞𝐧𝐣𝐚, ¡𝐌𝐞 𝐬𝐨𝐫𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐬𝐭𝐞! 𝐄𝐬𝐭𝐨𝐲 𝐛𝐢𝐞𝐧, 𝐠𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚𝐬. ¡𝐄𝐦𝐩𝐞𝐜𝐞𝐦𝐨𝐬!*)

A pesar de haber pasado poco tiempo, logré una linda armonía en mis clases, yo era una profesora aplicada y quería que mis alumnos realmente aprendieran el idioma, con herramientas pedagógicas y cotidianas. Yo estoy convencida de que no hay mejor manera de aprender que con situaciones cotidianas. Como por ejemplo, saber ordenar comida o preguntar dónde queda algún sitio.
Por eso, mis alumnos me respetaban y me querían, no daba la típica clase aburrida, siempre le buscaba un lado agradable y de paso, aprendían también.

En la media hora del receso, fui a la cafetería por algo caliente para tomar. Al ingresar estaba él con su bella sonrisa, dos tazas humeantes en sus manos. Solté una carcajada, me acerqué y me senté enfrente.

—Buenos días. ¿Cómo te sientes bonita?

—Buenos días, gracias a ti me siento increíble, cuidaste muy bien de mí. No tengo palabras para agradecerte.

—Olvídalo. Lo importante aquí, es que te encuentres bien.—tomó mi mano y la besó cariñosamente. Al hacer eso, un chico se acercó, observó la situación y muy emocionado exclamó:
—¿Qué? ¿Cuándo pasó ésto? No sabía nada...— y lo miraba con los ojos brillosos. Valentino resopló y rodó sus ojos.

—Clara te presento a Alex, el profesor de informática y mi ex amigo.— decía estirando la palabra amigo. Yo los miraba divertida.

—Un gusto Alex, soy la nueva profesora de Inglés.

ᴍᴇ ᴅᴜᴇʟᴇs...Where stories live. Discover now