ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 5 ᴛᴇɴᴇᴍᴏs ϙᴜᴇ ʜᴀʙʟᴀʀ

61 11 30
                                    

Pasaron los días y ese mensaje de texto me atormentaba demasiado. No tenía ni remota idea de quién podría habérmelo mandado.

Decidí no contarle a Valentino, porque nuestra hermosa e inocente amistad crecía a diario. Era lo más bello de mis días. Nuestras charlas, caminar juntos, reunirnos a comer en Connor, el té de limón en casa, los mensajes antes de dormirnos y las risas cómplices. Vera no nos creía cuando le jurábamos y jurábamos que no éramos nada más que amigos y no había pasado nada entre nosotros.

*Por ahora... Ya verán* vivía repitiendo. Pero lo manteníamos así, como una sincera amistad. Él siempre pendiente de mi salud, estaba preocupado por esos picos de fiebre que solía tener por las tardes, el dolor en mi hombro, en varias ocasiones me hizo masajes, pero no funcionaba. Me dolía más.

—¿Qué esperas para ir al doctor?

—Creo que debería pedir una consulta. En éstos días llamo.—respondí muy segura. Y lo iba a hacer. Pero después de las mesas de exámenes de los chicos, eran momentos de evaluaciones.

#

Una tarde estábamos en el supermercado local, haciendo unas compras, íbamos a cocinar pasta, habíamos invitado a Vera, Alma y Alex. Estábamos muy entusiasmados.

—¿Encontraste la albahaca?

—Creo que ví al final del pasillo.—respondí y fui a buscarla. Estaba eligiendo cuando alguien a mis espaldas me habló de golpe.

—Hola Clara. ¡Tanto tiempo!— al girar a ver quién era, un escalofrio recorrió mi cuerpo. Ese cabello azul, esos ojos grises, esa actitud arrogante...

—Mmateooo, si pasó tiempo.

—Nunca pude entender por qué te fuiste de la fiesta, te juro que la íbamos a pasar increíble.—al escucharlo decir eso, hice un paso al costado para irme inmediatamente de ahí, me tomó fuerte del brazo y me dijo al oído amenazante:
—No sé qué haces con Valentino, te juro que valgo más la pena yo que él...

—¡Sueltame o te arrepentirás!— grité con todas mis fuerzas. La gente alrededor nos miraba y por el fondo del pasillo, Valentino se acercaba corriendo. Mateo lo vió, levantó una ceja y se cruzó de brazos. Yo corrí hacia Val y traté de calmarlo, eso podía terminar mal.

—No vale la pena, por favor, déjalo y vámonos.—pero el odio que sentía por él era demasiado grande. Lo enfrentó sin miedo, su nariz casi chocaba contra la de Mateo, yo miraba todo como una espectadora aterrada.

—¿Cuál es tu problema con ella? Creí que estaba claro que no te quiero cerca de mi familia.—Mateo me miró, volvió la vista a Valentino y le respondió arrogante

—¿Ella también es tu familia? Lo tenías escondido Lorentte, sólo quiero ser su amigo, porque quise intentar otra cosa y no tuve tanta suerte.—cuando dijo eso Valentino enloqueció, lo tomó fuerte del cuello, yo traté de disuadirlo, le pedía a gritos que nos fuéramos, pero por algún desconocido motivo, mi cuerpo perdió fuerzas y caí al piso.

Me desperté aturdida, trataba de abrir mis ojos y no lo lograba. Veía luces, me pareció ver un hombre vestido de blanco. Con mucho esfuerzo pude decir:
—Val... ¿Estás aquí?— sentí una cálida mano tomar las mías y su voz, su dulce voz.

—Aqui estoy, tranquila, estarás bien.

—¿Qué pasó?

—Te descompensaste. Estás en el hospital, te hicieron algunas pruebas. —terminó de decirlo y el doctor que estaba a mi lado me habló muy serio:

—Señorita Rubio, encantado, soy el doctor Rojas, su amigo la trajo a urgencias y le hicimos unas pruebas. ¿Puedo hacerle unas preguntas?

—¿Está todo bien doctor?—Valentino tomó fuerte mi mano. Lo miré asustada.

ᴍᴇ ᴅᴜᴇʟᴇs...Where stories live. Discover now