ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 7 ᴇᴍᴘᴇᴄᴇᴍᴏs

51 8 18
                                    

Después de varios días y por razones obvias, los chicos por fin pudieron venir a casa a cenar. Para no hacerme cocinar y trabajar en exceso, trajeron la comida ya lista de Connor.

Val me ayudó a acomodar la mesa y que todo estuviera listo para cuando llegaran, faltaba poco.

Yo sentada en el sillón lo miraba hacer todo, en realidad lo admiraba. Él se dió cuenta y se sentó a mi lado.

—Hey bonita ¿cómo te sientes?

—La vista es increíble, me siento maravillosa.—me miró asombrado.

—¿La vista?

—Si, tú cariño. Eres mi mejor vista. La que amo admirar cada día...—su sonrisa, ay me volvía loca.

—Eres hermosa, soy feliz a tu lado.

—Aunque las cosas por aquí no pintan bien...—me interrumpió de inmediato.

—No sigas. Tú eres demasiado importante para mí, quiero cuidarte, que salgas adelante y que tu vida junto a mí sea lo que alguna vez soñaste, tener a tu lado alguien que te quiera, te respete, te ame, piense en ti en todo momento y te haga feliz. Yo seré ese alguien en tu vida, por favor, créeme, estoy contigo y juntos saldremos adelante. El camino tendrá obstáculos, lo sabes... lo sé, pero sólo imagina y sueña con la recompensa, te estaré esperando... Para amarte sin límites.—ese chico lograba sacar mis más hermosos sentimientos, en éstos momentos de tanta incertidumbre emocional, siempre hablaba bonito, siempre me reconfortaba. Y sonó el timbre.

—¡Llegó el delivery!—dijo Vera con una bella sonrisa. Nos saludamos, los chicos se pusieron cómodos y nos dispusimos a cenar.

Todo el tiempo hacían bromas, contaban anécdotas, reían sin sentido, en resumen estaban tratando de que yo me distraiga, para que no piense en el estudio invasivo que me tocaba al día siguiente.

En silencio lo agradecí, eran buenos amigos, a pesar de que nos conocíamos hace poco.

Alma nos miró a Valo y a mí y estirando las palabras nos preguntó:

—¿Me parece a mí o hay mucho amor acá?—y nos señalaba a los dos. Nos miramos y él se apresuró a responder:

—Te parece bien. Sentí muchas cosas hermosas al conocerla y compartir tiempo con ella me hizo darme cuenta de que la amo, quizás se lo confesé en un momento complicado, pero quiero que ella sepa, que estaré a su lado en las buenas y en las malas.—mis ojos se humedecieron al escucharlo, me abrazó amablemente y nos besamos. Vera no podía disimular su emoción.

—Se los dije ¿recuerdan? Ustedes iban a terminar juntos. Estoy feliz, muy feliz.

Pasamos una velada increíble, pero era tarde, todos teníamos obligaciones al día siguiente. Se despidieron, agradecieron la hospitalidad, me desearon suerte y prometieron volver pronto.

Valentino se quedó, no quiso que lo ayude a limpiar, ordenó todo. Yo fuí a recostarme porque estaba agotada.

Me dormí, pero no iba a durar mucho.

Abrí los ojos, detrás de la cortina había una sombra, me senté de golpe en la cama, quise gritar, mi voz no salía. La sombra comenzó a moverse, en la oscuridad de la habitación, noté que esa sombra era una persona, no tenía para dónde ir, no tenía lugar para esconderme, me tapé con las mantas, comencé a llorar, desesperada, quise gritar de nuevo, por algún misterioso motivo, mi voz no salía. Escuché su voz, mi sangre se heló. Mi corazón palpitaba demasiado rápido.

—Clara vas a volver a mí y terminaré lo que comencé...—era él, era Samuel, me encontró, tenía que pedir ayuda, pero tapada y temblando en mi cama no iba a llegar lejos. De pronto siento que toca mi hombro, tenía que ser fuerte, buscar ayuda. Levanté de golpe las mantas y grité, grité con todas mis fuerzas, él estaba ahí y comencé a golpearlo, no era tan fuerte como él, pero lo golpeaba sin parar.

ᴍᴇ ᴅᴜᴇʟᴇs...Where stories live. Discover now