capítulo 3

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Para bien o para mal, esto solo acaba de empezar

—¿Soy yo, o todos los protagonistas de clásicos son muy gais?

Rodrick estaba sentado en una butaca del auditorio, con una pierna sobre el reposabrazos y la otra en el respaldo del asiento de delante. En sus manos, un ejemplar de Hamlet abierto por la mitad.

—Son todos muy, pero que muy gais.

Respondió River, despistada leyendo el guión de la obra escolar.

—«Dame un hombre que no sea esclavo de sus pasiones, y yo le colocaré en el centro de mi corazón; sí, en el corazón de mi corazón, como lo hago contigo. Pero, yo me dilato demasiado con esto» —leyó con un tono dramático—. Lo siento, pero es imposible no malpensar eso.

—Deberías leerte El retrato de Dorian Gray. Diez páginas y la mitad de personajes gritan homosexualidad en cada diálogo. Y luego está el propio Dorian Gray, que es como una diva en una película Disney.

—Me tuve que leer La Ilíada para clase y, joder, Achiles es la cosa más gay que existe.

Ella asintió con una sonrisa.

—Desde tiempos inmemorables se ha discutido quién es el activo de esa relación. Yo estoy con Platón y su teoría de que Aquiles es el de abajo.

Rodrick levantó la vista del libro con una mueca.

—Oye, pues puede ser.

Bajó las piernas al suelo y se acercó a donde la rubia estaba sentada, pasando por encima de las butacas que los separaban. Se sentó a su lado y la miró expectante, aunque ella siguió en silencio. Ese día llevaba unos pantalones anchos y una americana marrón bastante grande por encima de lo que parecía un top. Rodrick odiaba admitirlo, pero esa chica tenía estilo.

—¿No se suponía que íbamos a ensayar?

—Estoy pensando en qué hacer primero. Diría de ir por orden y ver qué tal vas, pero la primera escena ya es casi un beso y no te veo con capacidad de hacer eso.

—Pfft... Por favor, puedo actuar un beso.

—¿Siquiera has dado alguna vez uno de verdad?

Rodrick la miró con el ceño fruncido, completamente indignado, y ella le devolvió un gesto burlón.

—Sí. Obviamente.

River rompió a reír y, sonriendo, se levantó de su asiento y le lanzó el guión al chico.

—Era una broma -aclaró mientras se acercaba al escenario y le echaba una mirada divertida, algo irónica—. Estoy segura de que has dado muchos besos, cariño, pero ahora mueve ese culo y ven aquí. Necesito evaluar cuán jodidos estamos antes de empezar.

Refunfuñando, él la siguió y se subió a la tarima de un salto. Estaba algo ofendido, pero no podía negar que todo eso lo estaba divirtiendo de alguna manera.

—Vale, te explico primero. No pretendo enseñarte a actuar en general, porque necesitaríamos más que los dos meses que tenemos. Pero puedo enseñarte a actuar las escenas que necesitas saber actuar, ¿entiendes?

—Sí, lo entiendo.

—Genial, pues lee el guión e intenta que, no sé, parezca creíble.

Rodrick se alejó un poco de ella y se dio la vuelta, leyendo el guión con una mueca extraña. Carraspeó un poco para aclararse la garganta y, en vista de que no era suficiente, tosió con fuerza, como intentando que un moco grande salga de la garganta.

SHY AWAY || Rodrick HeffleyWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu