Capítulo 9: Fiesta.

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Felipe vuelve a posicionar su mano en mi espalda baja y nos conduce por el salón saludando a unas cuantas personas, la verdad agradezco que en ningún momento me haya dejado sola porque me sentiría muy incómoda.

Mientras él conversa con el Alpha de la manada vecina llamada NigthMoon aprovecho de escanear con la mirada el lugar, mis ojos recorren el rostro de cada una de las personas presentes en mi campo de visión hasta que doy con el grupo de amigos de Christopher, aquellos que me hacen la vida imposible cada vez que pueden.

Brett, Liam, Marcos, Adriana y Angelica.

Se encuentran sentados en unos pequeños sillones conversando entre ellos con copas en sus manos, mi pulso se acelera y mis manos comienzan a sudar cuando Liam hace contacto visual conmigo y una pequeña risa se forma en su rostro.

La ansiedad comienza a hacerse presente impidiéndome romper el contacto visual, trago saliva pesadamente y mis músculos comienzan a tensarse.

Me sobresalto cuando una mano toca mi hombro y volteo rápidamente mi vista hacia la persona encontrándome con la mirada confundida de Felipe.

– ¿Qué sucede? – pregunta con preocupación.

– Nada, nada, solo... tengo un poco de hambre.

– ¿Segura?

– Si, si ¿podemos ir a buscar algo para comer? O no, mejor tu quédate yo iré.

Hablo rápidamente.

– ¿Segura que estas bien? Estas tensa.

– Si todo bien. – miento – iré a buscar comida vuelvo enseguida.

Sin esperar respuesta de su parte me gire en mis talones y camine hacia la mesa mas cercana. Apoye mis manos en el borde de ella mientras cerraba mis ojos un segundo e intentaba calmar mi ansiedad.

Pero un sentimiento nuevo se instala en mi pecho, como si me susurrara lo que está por suceder.

Peligro.

Y en ese mismo instante puedo sentir como alguien tiene clavada la mirada en mi espalda, puedo sentir su presencia, una tan insistente que me invita a darme vuelta para enfrentarla, pero lucha contra esa sensación.

Nada bueno puede salir de aquel sentimiento, siempre confió en mi instinto y si él me dice que es peligroso, no tengo intenciones de averiguar que suceda, suficiente tengo con el maltrato de la manada como para arriesgarme a sufrir algo más.

– ¿Comiste algo? –dice Felipe llegando a mi lado provocando que chille del susto.

– Joder. – me llevo la mano al pecho mirándolo feo – no me asustes así.

– Pero si solo te pregunte si habías comido.

– Bueno, carraspea antes de hablar que se yo.

– Está bien, está bien.

Dice elevando las manos a modo de disculpa mientras ríe.

– Vamos Christopher ya hará su entrada.

Avanzamos hacia el medio del salón donde ya toda la gente se encuentra reunida frente al pequeño escenario en el cual se encuentran los Alphas frente a un micrófono.

– Bueno primero que nada queríamos agradecer con mi Luna por todos aquellos que pudieron participar de este día tan importante para nosotros, pero sobre todo importante para nuestro hijo.– Anuncia el Alpha Peter.– Esperemos que la noche sea favorecida para todos, que puedan disfrutar con tranquilidad y tengan un buen momento y para aquellos vienen de alguna manada vecina esperamos que la Diosa Luna los bendiga con su mate si es que aún no la han encontrado. – continua – Ahora sin mas atrasos... Mi hijo el futuro Alpha de la manda Christopher Müller.

La gente comienza a aplaudir una vez dicho su nombre y en lo alto de la escalera aparece su figura. Trae un traje color azul marino con una camisa blanca bajo el pulcro traje de tres piezas que se ajusta a su cuerpo favoreciendo su figura musculosa. Su pelo rubio se encuentra peinado hacia atrás y en sus dedos relucen unos cuantos anillos de otro.

Una gran sonrisa se forma en su rostro cuando comienza a bajar, bajo la atenta mirada de todos. Mis ojos no se despegan de él, mi corazón bombea mas fuerte de lo normal y una extraña incomodidad se posiciona en mi cuerpo.

Es el día de las incomodidades.

Cuando llega al final de la escalera varias personas principalmente mujeres se acercan rápidamente a él para conversar mientras tocan sus brazos disimuladamente, mi ceño se frunce y la incomodidad crece aun más provocando que me remueva en mi puesto.

– ¿Qué sucede? – pregunta Felipe colocándose frente a mí bloqueándome la vista de Christopher.

– No lo sé, estoy incomoda.

– Extraño ¿Cuándo empezó?

Lo miro por unos segundos ideando que decir, no puedo decirle pues desde que vi a tu hermano, podría mal interpretar las cosas y creer que nos llevamos mal o me incomoda su presencia.

– De la nada. – miento.

– Extraño, bueno vamos. – me empuja por la espalda – tengo hambre.

Una risa sale de mis labios al momento que comenzamos a caminar en dirección a las mesas.

– Tu siempre tienes hambre. – digo aun riendo.

– Es que Apolo siempre tiene hambre y como somos uno solo por ende yo también siempre tengo hambre.

– Tu lobo es un comilón.

– Pues sí, lo es. – concuerda.

La noche transcurre de lo más normal, he evitado a toda costa acercarme al grupo de amigos de Christopher y agradezco a la Diosa que Felipe no se ha despegado de mi en ningún momento. Nos pusimos al día de todo lo que vivió en su viaje de 2 años fuera de la manada buscando a su mate, la cual no encontró.

Estuve también un rato conversando con los Alphas entre abrazos y besos de su parte, repitiéndome muchas veces que debería volver a su casa porque me extrañan demasiado, pero como siempre les recordé el porque me fui y que quería un espacio propio.

La hora de la transformación de Christopher ya se acercaba, pero la verdad es que yo lo único que quería era irme a mi casa, pero sabia que si me despedía me retendrían ahí así que decidí irme sin decirle a nadie.

Salgo sigilosamente de la casa y me adentro en el bosque rápidamente comenzando a caminar en dirección hacia mi hogar. Demoro alrededor de una hora en poder distinguir entre los árboles mi casita.

El sonido del celular irrumpe en el lugar y lo saco del bolso de manos soltando un suspiro al ver el nombre de Felipe en la pantalla.

– Cariño ¿Dónde estás? Debemos reunirnos ahora para presenciar la transformación de Christopher.

– No creo que pueda, estoy en mi casa.

– ¿¡QUE!? – grita ocasionando que aleje el celular de mi oreja. – ¿en que momento te fuiste? ¿te fuiste caminando sola?

– Sí, ya estaba cansada y quería descansar.

– Cariño no puedes ir paseándote por ahí a estas hora de la noche con gente de otras mandas presentes en nuestros terrenos, es peligroso, joder.

– Lo siento, pero si te decía no me dejarías marchar. Además, ya llegué y estoy bien tranquilo.

– Para la próxima avísame por favor. Bueno al menos llegaste bien, te dejo debo acompañar a mi hermano.

– Está bien, adiós.

– Adiós corazón.

Suelto un gran suspiro una vez guardo mi celular y me adentro en mi pequeño jardín delantero recitando el conjuro de protección para poder dormir tranquila.

Miro hacia la Luna antes de ingresar y le pido que acompañe a Christopher en esta nueva etapa, si bien nuestra relación no esta aun arreglada al 100% podría decir que vamos por buen camino.

RechazadaWhere stories live. Discover now