D i s a s t e r

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—Sana, no estoy de ánimos—le dije abatido. Sólo quería quedarme acostado hasta que me consumiera en mi miseria y muriera.

—Pero Ni-ki te está esperando con el desayuno listo, se enojará mucho si sabe que no quieres celebrar su cumpleaños.

Me levanté de golpe.

—¿Su cumpleaños? —susurré.

—¡Lo olvidaste! Te va a matar,estaba muy emocionado de que la boda fuera un día antes de su cumpleaños

¡Claro! Era el cumpleaños de Ni-ki, lo había olvidado por una milésima de segundo por culpa de la resaca y los preparativos de la boda. El tenía todo el derecho de matarme.

Pero si mis dieciocho ya pasaron, eso quiere decir que en realidad me había casado con el, y que esto era la realidad y que pasaría el resto de mi vida con Ni-ki.

—De acuerdo, dile que bajo en cinco minutos.

Sana se fue algo confundida, pero no le di importancia.

Dios, estaba casado. Miré mi mano y en efecto, ahí estaba el anillo que confirmaba mis deseos. No podía estar más feliz.

Me vestí rápido, pero ordenado, no quería causarle una mala impresión a "mi esposo" en nuestro primer día como matrimonio. Pero me detuve en seguida, no le tenía un regalo.

—Hasta que al fin te decidiste en bajar. Tus ronquidos ya me estaban poniendo nervioso—me dijo en cuanto me vio entrar al comedor. Estaba solo sentada frente a la mesa y un millar de comida en abundancia—. Mis padres siguen durmiendo y los chicos están tirados por allí en el jardín durmiendo después de que siguieron la fiesta aquí.

No escuché nada de lo que dijo, en parte porque el dolor de cabeza no me dejaba entender nada con demasiadas palabras y porque estaba concentrado observando cómo se movían sus labios.

—Feliz cumpleaños... —le dije. El sonrió y bajó la mirada avergonzado. No podía creer lo mucho que amaba a este chico.

—Ven a desayunar conmigo, hay comida como para un ejército.

Me senté a su lado y comimos mientras bromeábamos de lo mal que amanecerían los demás.

—Espero que Nana les orine encima —dijo entre risas.

—Y que Asesino los rasguñe.

—Su nombre es pelusa—reclamó mientras mascaba su tostada.

—Como digas—le dije haciendo un gesto de inferencia con la mano. No cambiaría de parecer, esa bola peluda y tierna con patas que me regaló parecía un asesino de cortinas.

No mencionó nada de un regalo, pero sabía que lo estaba esperando y que yo no tenía ninguno. Así que me puse a pensar en una buena idea en lo que terminaba mi café.

—Apresúrate —lo interrumpí de pronto. Ya tenía el regalo.

—¿Por qué?

—Porque hoy tendremos una cita —en mi memoria no tenía ninguna cita de los dos

Salimos de prisa, antes de que los demás despertaran. Nos subimos al auto y le pedí a Ni-ki que me dejara conducir a mí esta vez, sería su chofer por el día.

—No, gracias. No quiero morir el día después de mi boda —me dijo. Pero yo refunfuñé y lo empujé al asiento de copiloto. Había mejorado bastante, así que no corríamos peligro de morir.

Todavía.

Primero lo llevaría al cine, después pasearíamos por el parque y terminaríamos con una cena romántica en algún restaurant.

Pero al llevar al cine estuvimos de pie esperando alrededor de media hora y cuando fue nuestro turno, sólo quedaban funciones para una película alemana y otra francesa. Elegimos la francesa y compramos palomitas, aunque la vendedora se confundió y nos dio saladas y en vez de gaseosas nos dio jugo.

Mientras veíamos la película, ninguno dijo nada acerca de lo aburrida que era.

Sin embargo, de la nada comencé a oler algo fuerte, como a cosas quemadas, y un guardia entró agitado gritando:

—¡Hay un incendio, por favor, salgan de la sala! —cortaron la película y le di la mano a Ni-ki para que no nos perdiéramos.

Así que la cita en el cine no había resultado como lo planeé. Aunque aún me quedaba una alternativa.

Así que pasé a la alternativa dos. Una cena romántica.

Pero no encontramos ningún sitio, ya que todos se refugiaban allí por la lluvia o necesitábamos reservación.

Al final, entramos a un McDonalds y compramos dos hamburguesas con papas.

Nos sentamos en un rincón apartado de los gritos de los niños que corrían de un lado a otro jugando y molestando a sus padres.

—Creo que no fue buena idea salir —le dije.

—No estuvo tan mal, me divertí corriendo —contestó mientras le daba la primera mordida a su hamburguesa. Sonreí por inercia y agradecí que no estuviera enojado conmigo.

—De todas formas, arruiné nuestro primer día como casados y tu cumpleaños.

Se quedó en silencio unos minutos y de repente, se levantó.

—¿A dónde vas?

—Vamos, allí hay juegos y un tobogán, mostrémosle a esto niños como divertirse al estilo de los '90.

—Cuando terminemos de jugar, vayamos a casa, fue un día agotador —me pidió. Yo asentí y caminamos hasta los juegos, pero me detuve al recordar algo.

—Espera un segundo...

—¿Qué sucede, Sunghoon?

—Olvidé donde estacioné el auto.

—Olvidé donde estacioné el auto

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Nao en el cap. pasado si se descontrolaron JSJHSBSN

Solo puedo darles las gracias
,ya que está historia está a punto de terminar, gracias por llegar hasta aquí ❤️

Cásate conmigo ; SungkiWhere stories live. Discover now