En un intento por cambiar de aires y salir de su zona de confort, Marinette decide visitar a su tía en Londres por todo el mes de noviembre a pesar de saber que es una mujer un tanto especial.
Sin embargo, antes de siquiera empezar, aquel intento d...
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Día 21 » Pulseras de amistad «
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Félix observó a Marinette acercarse a la vitrina principal, en la cual se exponían algunas pulseras las cuales examinó un poco antes de ir al otro lado, en el que Félix se fijó que ya no habían accesorios, sino dijes, enganches y todo tipo de materiales para realizar una pulsera o collar por cuenta propia.
Si era completamente sincero, nunca había sido fanático de las manualidades, principalmente porque él era pésimo haciéndolas, así que nunca se había interesado por los accesorios hechos a mano ni por comprar ese tipo de cosas. Sin embargo, ver a Marinette así de emocionada y concentrada viendo el tipo de material y seleccionando las cosas que utilizaría, le generaba una sensación cálida en el pecho que lo mantenía genuinamente feliz y de buen humor.
—No sabía que te gustara hacer pulseras —comentó acercándose a ella y entregándole una bolsita del mostrador para que pudiera meter lo que escogiera.
—¡Me encanta! Y aquí hay más diseños de los que hay en París. Sería bueno llevarme un recuerdo de esto —Félix asintió, sonriendo al verla fruncir el ceño y dando golpecitos en su labio inferior con su dedo índice—. ¿Quisieras que te haga una también?
El rubio parpadeó un poco sorprendido.
—Uh, claro —titubeó—. La verdad es que nunca he tenido una, así que supongo que está bien.
—¡¿Nunca?! ¡Eso es inaceptable! —Marinette volvió a fijar su atención en los materiales y agarró otro hilo de color verde—. No digas más. ¡Nos haré pulseras de amistad! Así, cuando yo haya regresado a Francia, recordaré esta visita a Londres y tú te acordarás de mí.
Fathom carcajeó por lo bajo ante su arrebato de incredulidad y emoción, mientras él se preguntaba si en verdad aquello que le sucedía con Marinette podría considerarse amistad.
Con todo lo sucedido anoche rondando ahora por su cabeza, le era aun más difícil poder aclarar todo ese torbellino de sentimientos que tenía encerrados hacia Marinette. Lo único que sabía con certeza era que ella había llegado a cambiar su vida para mejor, a salvarlo hasta en sus noches más difíciles, a hacerle sentir cosas que nadie nunca había despertado en él, y por todo ello es que no quería perderla. Se sentía tan feliz de haberla conocido. No quería que eso cambiara alguna vez.
