En un intento por cambiar de aires y salir de su zona de confort, Marinette decide visitar a su tía en Londres por todo el mes de noviembre a pesar de saber que es una mujer un tanto especial.
Sin embargo, antes de siquiera empezar, aquel intento d...
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Día 05 » Influencia «
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Marinette tomó asiento frente a su tía. Sus labios estaban tensos en una fina línea mientras observaba con cautela sus movimientos. Y después de lo que pareció una eternidad, se animó a hablar, apretando inconscientemente la cuchara en su mano.
—¿Por qué se refiere a mí como una distracción para Félix? —murmuró, llamando la atención de Shu Yin—. ¿Por qué sería bueno que quiera alejarse de mí?
—Has llegado a distraerlo de sus clases, Marinette. Ciertamente el joven Félix me caía mejor antes de que le contagiaras esa extrovertida actitud tuya y ambos se escaparan de mí la semana pasada.
Marinette frunció el ceño.
—De hecho, fue su idea escapar —refutó—. Yo no le obligué a nada.
—Por eso mismo; estás influyendo en su forma de ser. Nunca, desde que vivo aquí, he visto al joven salir todos los días y volver de muy noche. Ve tú a saber si estará manteniendo su excelente rendimiento académico.
—Pues menos mal he venido a sacarlo de su cueva. El pobre ya casi era albino de lo que no salía.
Shu Yin rodó los ojos. La frustración comenzaba a notársele en su rostro.
—Déjalo en paz, Marinette. Tampoco sería bueno que se acostumbre a ti, y viceversa. En menos de tres semanas volverás a París y harán como si nada de esto hubiese pasado.
Muy tarde para eso, la menor pensó. Se tragó sus palabras para no seguir discutiendo y comió en silencio.
Ella no se consideraba así misma una mala influencia para Félix, ni siquiera consideraba que haya influido en él. Solo llegó a conocerlo tanto que Félix se había empezado a comportar como realmente era con ella.
Aunque Marinette mentía si decía que no estaba orgullosa de haber llegado a dibujarle más sonrisas. Tal vez sí hubo un cambio, pero era bueno, ¿no?
Al instante, el día de ayer se reprodujo en su mente como una película, y se congeló en el momento donde Félix se daba cuenta que llegaba tarde a su clase de violín.
