Todo lo que quiero eres tú

Capítulo 5. Debe preparar brownies conmigo.

Cómo es de esperarse, Milo no deja de hablar una vez que subimos al auto y cuando llegamos a la heladería, le dejamos escoger tres diferentes sabores, Oliver al final termina pagando después de que le dijera que no es necesario. La heladería que hemos escogido tiene un área de juegos en los que Milo se vuelve loco y decide dejarnos a Oliver y a mi a solas comiendo helado mientras él juega.

Estoy segura de que Oliver ya lo tenía previsto porque ha sido él quien ha sugerido este lugar desde un principio.

─¿Y bien? ¿Cómo has estado? ─Oliver decide iniciar una conversación. Me desplomo en mi asiento y me cruzo de brazos, todo este tiempo, le sostengo la mirada.

─¿Qué es lo que quieres, Adams?

Oliver enarca ambas cejas en mi dirección.

─¿Ahora vas a llamarme por mi apellido? ─cuestiona con algo de curiosidad, llamarlo por su apellido no es mucho de su agrado.

Me encojo de hombros para restarle importancia, Oliver no dice nada, desvío la mirada de la suya hacia un costado. Desearía estar en casa en vez de aquí sentada junto a Oliver.

─Emilie... ─llama a mi nombre para que lo mire, sus ojos marrones me observan con intensidad, sin embargo, en su mirada hay un poco de pesar, como si estuviera arrepentido de algo. Atisbo una mueca en sus labios y después suspira pesadamente─. Lo siento.

Consigue decir tiempo más tarde y me veo negando. Puedo percibir el arrepentimiento en su voz y como no soy la clase de persona que supera todo de la noche a la mañana, un nudo se me hace en la garganta, no puedo hacer esto, pienso, debería de irme a casa.

─No hay nada de qué hablar, Oliver...

Intento decir con la esperanza de no romperme aquí.

─Sí que lo hay, los dos sabemos que fui un idiota.

Fuiste más que eso, pienso, pero no lo digo en voz alta, en su lugar, suelto un bufido.

─Como sea, eso no cambiará, lo que pasó era algo que los dos sabíamos que sucedería, ¿no? ─arqueo las cejas─. O más bien tú siempre lo supiste, ¿no es así?

─No es verdad ─niega con seguridad─. Yo no tenía idea de que Ryan me llevaría con él, creí que al final me dejaría quedarme.

─Yo también lo creí... ─me atrevo a admitir y mis ojos se encuentran con los suyos─. Supongo que fui demasiado tonta para creer que nunca cumplirías ese punto de la lista.

─Sabes que no lo hice a propósito.

─Pero, ¿acaso no era ese tu objetivo? ─inquiero algo herida─. Cumplir cada punto de mi lista...

─Sabes que las cosas cambiaron entre los dos ─intenta explicarse y un nuevo dolor se genera en mí─. Emilie, mi intención nunca fue lastimarte...

Y aun así lo hiciste, pienso.

Un suspiro se me escapa y me encuentro negando.

─Como sea, eso no cambiará las cosas entre los dos, Oliver. Yo...

Ni siquiera sé que quiero decirle con exactitud, ¿qué se aleje de mí?

─Lo siento ─decide volver a decir, su mirada nunca abandona la mía─. Te juro que me arrepiento de haberme marchado así como si nada pero no podía hacerlo, Emilie, no podía despedirme de ti en persona.

─¿Y por eso creíste que llamar sería mejor? ─lo acuso, de pronto me siento molesta─. ¿Tienes idea de lo que hice? Fui a buscarte al aeropuerto con la intención de detenerte, pero era muy tarde, Oliver.