Sempiterno: que durará siempre, que habiendo tenido un principio, no tendrá fin.
Meira Bravo es lo conocido como una Kook, pero lo cierto es que ella no cree pertenecer a ese grupo, a ninguno en realidad. Sin si quiera buscarlo encontrará su lugar...
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"¿Dónde fue todo el tiempo?"
- ¿Otra vez aquí?- preguntó Kiara molesta al ver a Mei entrar al hospital.
- Ki, no seas así.- Pope trato de pararla. La castaña miro de reojo a JJ, que se mantenía en silencio al lado del moreno.
- Solo venía a dejar café.- la chica levantó la bandeja con cuatro cafés y se la dejo a Kiara en las manos.- También quería ver como está John B, pero viendo que no soy bienvenida, mejor le preguntare a Sarah luego.- Meira siguió su camino hacia dentro del hospital.
- ¿No te ha quedado claro que no te queremos aquí?- Kiara la miro mal.- Vete a tu casa o piérdete por ahí.
- En el hospital hay más de un paciente, ¿lo sabías?- la morena bajo la mirada dándose cuenta del destino de la chica.
- ¿Alguno qué te importe?- pregunto con burla JJ.
- La verdad es que si.- respondió ya cansada.- Mi madre, así que si me disculpáis.
Se dio la vuelta la vuelta y prosiguió por su camino hasta la planta de psiquiatría.
- Ya os vale.- regaño Pope a sus dos amigos.
- Meira cielo, tú madre ahora mismo no puede recibir visitas, avisamos a tu abuela ayer.- una de las enfermeras le dijo al verla.
- ¿Por qué?- preguntó preocupada.
- Verás, ayer le dio un brote psicótico y lo estamos controlando.
- ¿Qué ha pasado?
- ¿Sabes que con la esquizofrenia es difícil distinguir entre la realidad y lo que ellos creen que es la realidad, cierto?- la castaña asintió.- Tú madre se ha encerrado en su mundo, ella cree que estamos hace catorce años, no para de preguntar por tu padre y por su bebé, o sea por ti.
- ¿Entonces no debería verla?
- No, ella espera a una niña de dos años, verte así podría hacerla entrar en estado de shock.- le explicó.- Cuando todo se tranquilice avisaremos a tu abuela.
- Está bien.- Meira paso de nuevo por la entrada del hospital, dónde seguían lo tres amigos, está vez con un café en la mano cada uno. Pero no se paro para hablar con ellos si no que siguió por su camino.
- ¡Meira!- Pope corrió detrás suya.- Siento mucho lo de antes, ¿cómo está tu madre?
- Mal.- la chica respondió seca aguantando las lágrimas en los ojos.- Nos vemos luego.- se despidió del chico.
Camino hasta su furgoneta y una vez dentro apoyó la frente en el volante dejando que algunas lágrimas cayeran por sus mejillas.
No veía el momento de recibir una buena noticia por parte de los médicos, no veía el momento en el que pudiese ser feliz sin preocuparse de nada más.
