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13. Skatepark

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Todoroki se levantó del asiento de escritorio del peliverde, dispuesto a seguirlo hacia la salida. A diferencia de cuando había llegado aquella tarde después de clases, Midoriya ahora se encontraba lleno de energía y sus ojos que antes habían estado más decaídos, ahora volvían a brillar con entusiasmo. El heterocromático pudo notar como la tensión que sentía en su cuerpo, antes de llegar a hablar con Midoriya, había comenzado a desaparecer a medida que hablaba con el pecoso, y en el fondo, sintió una pequeña calidez en su interior al verlo alegre nuevamente y sin guardar rencores contra su persona.

Izuku se estaba dirigiendo hacia la salida de su cuarto con un Shoto siguiéndole detrás, cuando se detiene abruptamente para tantear los bolsillos de su pantalón, pero al parecer no encontró lo que buscaba porque inmediatamente se dio vuelta mirando más allá de donde estaba el bicolor.

Todoroki le observó confundido y si no fuera porque estaba manteniendo un poco de distancia, seguramente hubiera chocado contra él en el momento que se detuvo.

—¡Casi me olvido de mi celular! —exclamó el peliverde corriendo de vuelta hacia su cama, más específicamente a la mesita de noche junto a esta. Abrió el primer cajón y de allí sacó el que debía ser su teléfono —. Creo que es momento de reintegrarme —murmuró mirando el aparato táctil en sus manos mientras este comenzaba a encenderse.

Midoriya observó la pantalla frente a él mientras jugueteaba con sus dedos en la parte trasera del aparato, la carcasa de este se encontraba cubierta con un diseño del mismo personaje que estampaba las paredes de la habitación del chiquillo de orbes esmeralda.

—Seguro tendrás varios mensajes míos, me disculpo de antemano —Todoroki mencionó algo apenado y apartó su mirada para ver la alfombra que cubría parte del suelo.

—Descuida, gracias por preocuparte —el peliverde sonrió ampliamente en su dirección pero poco a poco se fue transformando en una mueca —. En realidad yo soy el que debería disculparse, desaparecí así sin más —suspiró con algo de tristeza.

—No tienes que hacerlo, tuviste tus razones y son muy válidas —se adelantó a decir el bicolor y los labios del pecoso volvieron a curvarse en una sonrisa, esta vez con más suavidad.

Tardó alrededor de un minuto en que su teléfono se prendiera y enseguida que este se conectó a la red de internet, comenzó a explotar en notificaciones. Era seguro que no debía ser el único preocupado por Midoriya, es probable que varias personas en la escuela hayan notado la ausencia de alguien tan alegre y entusiasta como Midoriya, era difícil no notarlo.

Su ausencia había sido notoria para Todoroki y en aquellos dos días que el pecoso desapareció sin dar señales, pudo notar claramente su falta. No había forma en que los demás no lo notaran cómo él lo hizo. No supo en qué momento aquel chico pecoso se metió tan de lleno en su vida que al no sentir su presencia, fue como si algo fundamental de su día a día hubiera sido arrancado, estaba seguro que nunca antes se había preocupado tanto por alguien, al menos no desde el accidente con su madre, pero eso había sido hace muchos años ya.

Se sintió algo abrumado por pensar en ello, no estaba acostumbrado a sentir preocupación por otras personas, así como tampoco estaba acostumbrado a que fueran amables con él. Pero no le desagradaba aquella sensación, descubrió que le gustaba pasar tiempo con Izuku, era alguien agradable como nunca había conocido.

Pasar tiempo al lado de Midoriya era refrescante, era impredecible con las cosas que el pecoso podía salir, además de que era alguien bastante hablador y siempre tenía algo que decir sobre todo.

Una Sonrisa | tododeku (descontinuada) Where stories live. Discover now