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11. Inquietud

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La noche anterior...

Después de que Midoriya se fue, Todoroki también tomó rumbo hacia su casa.

Decidió irse a paso lento, la verdad es que no tenía ganas de llegar al infierno que su viejo seguramente había encendido allí. Le hubiera gustado huir y no tener que volver a aquel sitio, las ganas de desaparecer no le faltaban, pero no podía dejar a su hermana cargando con todo. A fin de cuentas, él la había involucrado y debía hacerse cargo de sus acciones.

Y sinceramente, tampoco quería dejar a Haru allí solo, ahora mismo temía que el viejo pudiera haber hecho algo con él antes de que llegase a casa y aquella sola idea le hizo querer apresurarse. No tenía idea de si su hermana estaría para protegerlo ante el peor de los casos, puesto a que Fuyumi también pasaba parte del día fuera de casa por el trabajo.

Esperaba que Enji no hubiera notado a Haru... Y si es que lo llegó a ver, que no le hubiera hecho nada.

Todoroki suspiró frustrado y agotado. Había sido un día terrible y solo por el hecho de que su padre apareció porque hasta poco antes de que llegara fuera de la escuela a encararlo, todo estaba yendo de maravilla.

Cuando ya se encontraba fuera de las puertas de su casa, vio que las luces estaban encendidas y contuvo el aire por unos segundos antes de sacar sus llaves. Inhaló y exhaló un par de veces antes de insertar la llave y abrir la puerta principal.

El tintineo de unas campanillas indicaron su entrada en el recinto.

—¡SHOOOOOOOOOTOOOOO! —escuchó la indiscutible voz de su padre desde el comedor, probablemente.

Sonaba enfadado... en realidad siempre parecía estarlo.

—¡Padre! —escuchó la voz nerviosa de su hermana, probablemente tratando de calmarlo o hacer que bajara su voz.

El bicolor suspiró.

Se sacó sus zapatos para colocarse sus pantuflas y caminó hasta su cuarto para dejar sus pertenencias allí antes de tener que responder al llamado de su padre. Estaba retrasando lo inevitable.

Entró a su habitación que se encontraba con la puerta entreabierta, cosa que llamó su atención ya que solía dejarla cerrada, aunque podría haberse olvidado de cerrarla bien al salir más tarde y más apresurado de lo que acostumbraba, o tal vez había sido su hermana. Solo esperaba que no hubiera sido su padre invadiendo su privacidad.

Para su suerte todo estaba en perfecto orden, tal y como había dejado esa mañana.

Escuchó a su padre otra vez llamarlo a gritos por su nombre desde la lejanía.

Rodó los ojos y después de dejar su bolso sobre su escritorio, se dispuso a salir camino hacia su condena, sin embargo algo le detuvo antes que continuara y fue un pequeño maullido. Rápidamente Shoto retrocedió y se encontró con el pequeño minino saliendo desde debajo de su mesa de escritorio.

Un suspiro de alivio salió desde sus labios y se agachó para acariciar al pequeño.

—Me alegra que estés bien, Haru —el gato se hizo cariño contra su mano, buscando ser mimado por su dueño —. Pero ahora te pido que te quedes aquí hasta que las cosas se calmen en este lugar, por favor —rogó en voz baja.

Le dio una última caricia después de haber vuelto a escuchar a su padre llamarlo y se puso de pie encaminándose hacia la puerta de su habitación. Lamentablemente, las órdenes que le dio al gato le entraron por una oreja y le salieron por la otra ya que se adelantó y partió corriendo directamente hacia el comedor.

Una Sonrisa | tododeku (descontinuada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora