—Buenas noches —saludó.

—Hola —el azabache se giró a mirarlo, bebiendo un vaso de agua—. ¿Qué haces aquí?

—Tenía un poco de hambre, nada más.

El otro asintió, dejando el vaso en el fregadero.

—Te recomendaría no comer nada más que verduras y fruta mientras estemos aquí —dijo el azabache con el ceño fruncido. Zhongli alzó un ceja, sin saber a lo que se refería—. Hay... rumores sobre este viñedo —dijo bajando el tono de voz, como si alguien pudiera estar escuchando—. Dicen que son caníbales.

—¿Cómo? —era una acusación bastante grave.

—Cuando Crepus les cedió el viñedo, no se volvió a saber de él, entre otras cosas que es mejor no explicar, pero son bastante macabras —se acercó a él, mirando a ambos lados con cautela—. De todas formas quería advertirte de algo, involucra a Childe.

Zhongli se puso en alerta al escuchar lo último, prestando aún más atención.

—Le dije que no te diría nada, pero creo que él no lo dirá —susurró—. Tienes que vigilar a Kaeya, va detrás de él.

—¿Cómo sabes eso? —esa declaración podría explicar el extraño comportamiento que había estado teniendo últimamente.

—Cuando subimos al edificio para comprobar los prismáticos, los vi. Kaeya intentó besarlo. Hablé con él para que te lo dijera pero creo que está bastante conmocionado con todo, no le culpo.

Zhongli apretó los puños y se mordió el interior de la mejilla.

—Regresaré al dormitorio, gracias, Scaramouche —el azabache asintió. Zhongli dio media vuelta, apresurándose para volver con Ajax.

—Sí, puede que ya comiéramos este tipo de carne —sonrió Kaeya levantándose de la silla—. ¿Y qué? Scaramouche sabía de estos rumores, y no dijo nada, ¿cierto?

—Estáis locos —siseó Childe, apretando los puños.

—¿Y? —rió.

—Tenemos que irnos —susurró Venti, mirándolos de reojo.

—No váis a ir a ninguna parte —Diluc habló por fin, mirando al de trenzas con el rostro ensombrecido.

Childe intentó levantarse, pero un fuerte golpe en la cabeza le hizo perder el conocimiento, todo se volvió oscuro.

Una suave melodía empezó a sonar, aumentando el volumen a medida que iba despertándose, volviendo a la realidad. Abrió los ojos por fin, con la vista borrosa y sin saber dónde se encontraba. La música siguió sonando. Miró a su alrededor en cuanto consiguió recuperarse mínimamente, escuchando unos extraños ruidos que no procedían de la música.

Soltó un grito, intentando moverse en vano al estar atado a la silla, inmovilizado. Delante suyo estaba Scaramouche: convertido en un infectado y sin extremidades, moviéndose como un gusano e intentando llegar hasta él, sin poder, ya que unas cadenas lo mantenían sujeto a la pared por el cuello. Childe empezó a hiperventilar, sin poder apartar la mirada de los ojos grisáceos inyectados en sangre. Tenía el rostro con profundos cortes, y la barra de metal que habían entregado le atravesaba todo el estómago, cubierto de sangre.

—¿Por qué tanto escándalo, Childe? —escuchó la voz de Kaeya, mirándolo con diversión desde un lado de la habitación.

Scaramouche seguía arrastrándose, mordiendo al aire mientras continuaba intentando llegar hasta él. Apenas unos metros los separaban, tenía miedo. Mucho miedo. ¿Cómo podía estar pasando esto? Apenas podía escuchar la música o la voz del otro, solo los extraños ruidos que salían de la garganta del azabache. Su cabeza daba vueltas, no podía ser real. No quería que esto fuera real.

𝙐𝙣𝙩𝙞𝙡 𝙙𝙚𝙖𝙩𝙝 𝙙𝙤 𝙪𝙨 𝙥𝙖𝙧𝙩 [ 𝘼𝙐 𝘾𝙝𝙞𝙡𝙞 +18 ]Where stories live. Discover now