8: El viñedo

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TW: Intento de abuso.

El disparo resonó por el aire, mientras Kaeya continuaba presionando en la frente de la joven, que tenía los ojos bien abiertos y una expresión de confusión. Childe se giró, tapándose la boca con las manos mientras notaba que se mareaba, el mundo girando a su alrededor demasiado rápido. Ya no escuchaba los gritos de la chica, y no sabía cómo sentirse al respecto. Seguían resonando en sus oídos como si continuaran estando ahí, una y otra vez. Su respiración iba demasiado rápida, y un sudor frío le recorrió todo el cuerpo, mientras notaba su visión volverse borrosa.

—Mierda, tenemos que irnos —Childe notó como su tiraban de su hombro, a lo lejos escuchaba las voces de sus compañeros mezclándose con otros ruidos. ¿Infectados?

—Los disparos los habrán atraído —Xiao se sentó en el asiento del conductor, Zhongli en el del copiloto y el resto detrás. Dejaron a Childe apoyarse en el asiento del conductor, mientras cerraban una puerta y el teñido intentaba arrancar la furgoneta.

—¡Se están acercando! —Venti disparó.

—¡¡Ya lo sé, joder!! —Xiao apretó el acelerador—. ¡Esta cosa no quiere arrancar!

—¡Pues date prisa! —gritó Scaramouche.

Un infectado se abalanzó contra el vehículo, intentando entrar por la puerta abierta. Venti se apartó, ahogando un grito y cogiendo la barra de metal, clavándola en el ojo del infectado que comenzaba a trepar para subir. Kaeya le dio una fuerte patada, haciendo que cayera al suelo y la barra se quitara de su ojo. La furgoneta finalmente arrancó, provocando que cayeran hacia adelante. Scaramouche cerró la puerta de un fuerte golpe, sujetándose para no caer a la carretera. Childe seguía encogido, jadeando sin escuchar los gritos que estaban pegando sus compañeros, peleándose entre sí.

Kaeya había matado a la chica. Le había disparado a sangre fría. Sintió náuseas, sin poder sacarse la imagen de la cabeza. Ella había muerto siendo humana, ella no se había transformado... Kaeya era un asesino. ¿Cuántos años debía tener? ¿Dieciséis? No aparentaba muchos más, quizás se estaba equivocando. Pero era demasiado joven para morir de esa forma tan cruel. Este mundo se había vuelto cruel, despiadado. ¿Por qué seguía llorando? ¿Cuándo se acostumbraría a eso? Tonia tenía casi la misma edad que podría haber tenido Bárbara. ¿Cómo estaría ella? Cerró los ojos, inspirando por la nariz y exhalando por la boca. Tenía que calmarse. Tenía que...

—¡¡Childe!! —Scaramouche lo cogió del cuello de la sudadera, haciendo que abriera los ojos y lo mirara, levantándolo levemente del suelo.

—¿Qué? —preguntó en un hilo de voz, casi inaudible.

—Tienes que dejar de ser tan blando —dijo soltándolo, sus manos temblando. Él también parecía estar aterrado.

—Cállate —respondió, volviendo a encogerse sobre sí mismo—. Solo... dejarme todos en paz.

Zhongli lo miró con tristeza. Se levantó de su asiento, haciéndole una señal a Venti para que él se sentara delante. El castaño se puso al lado de Childe, rodeándolo con los brazos. Él se tensó bajo su toque, más no lo apartó, dejándose a merced del otro. Apoyó la cabeza en su pecho, sin soltar ninguna lágrima. Estaba cansado. No soportaba este mundo asqueroso. Quería... quería desaparecer. 

Llegaron al Viñedo un día más tarde de lo que tenían previsto, debido a que tuvieron que detenerse a buscar gasolina y reparar el motor. Fueron recibidos por un hombre pelirrojo tras haber ingresado a los grandes terrenos de uvas, atravesando varias vallas de seguridad. Zhongli apagó el motor, mientras Kaeya abría las puertas traseras y salía al exterior, respirando hondo con una gran sonrisa en sus labios.

𝙐𝙣𝙩𝙞𝙡 𝙙𝙚𝙖𝙩𝙝 𝙙𝙤 𝙪𝙨 𝙥𝙖𝙧𝙩 [ 𝘼𝙐 𝘾𝙝𝙞𝙡𝙞 +18 ]Where stories live. Discover now