9: Juntos

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El comedor era igual de espectacular que el resto de la mansión, teniendo grandes ventanales con vidrieras de diversos colores. Unas cortinas rojas estaban apartadas a ambos lados de cada ventana, dejando que la luz entrara en la habitación sin problemas e iluminara toda la estancia. La gran mesa estaba en el centro de la espaciosa habitación, una lámpara de araña colgaba del techo alto, las velas encendidas.

Se sentaron en la mesa, Childe al lado de Zhongli y Venti, Xiao al otro lado del de trenzas. Delante se sentaron los dos hermanos. Se tensó, mientras su estómago se retorcía, y evitaba mirar a Kaeya, notando su mirada clavada en él. Zhongli le cogió la mano por debajo de la mesa, apretando en señal de que no estaba solo. Aún así, odiaba tener que soportar eso.

—Es una pena que Scaramouche haya decidido irse —dijo Kaeya sonriendo—. Pero bueno, supongo que no todo el mundo está de acuerdo con vivir tan pacíficamente.

Quería que cerrara la boca, que se callara y no volviera a hablar. Odiaba su tono, odiaba su voz, lo odiaba.

—Deja de molestarlos, Kaeya —dijo Diluc con los ojos cerrados, apoyando la cabeza en su mano. Chasqueó los dedos. Al instante aparecieron varias personas con platos de comida cubiertos por una tapa de plata, sirviéndolos sobre la mesa. Colocaron copas de cristal al lado, llenándolas de vino—. Espero que la comida sea de vuestro agrado —Xiao arqueó una ceja ante la repentina hospitalidad del pelirrojo.

Los sirvientes destaparon los platos, dejando ver un estofado de carne humeante, acompañado de verduras. Childe no tenía ganas de comer, no con Kaeya en la misma mesa. De hecho, no quería seguir estando bajo el mismo techo que él, pero a la vez quería buscar a Scaramouche, y si se iban, podrían perderle la pista para siempre. Cogió el tenedor de mala gana, clavándolo en la carne y cortando un pequeño trozo con el cuchillo.

—No comáis —dijo Zhongli de repente, haciendo que sus compañeros se detuvieran, Childe incluido.

—¿Eh, por qué? —preguntó Venti, dejando el tenedor sobre la mesa. Kaeya sonrió de forma inquietante, mientras Diluc comía tranquilamente su plato, casi pareciendo que ignoraba al resto.

—Decirme una cosa —empezó a decir Zhongli, entrelazando los dedos sobre la mesa y apartando el plato, mirando a los dos hermanos de forma severa—. ¿De qué es esta carne?

—¿De qué crees que es? —preguntó Kaeya entrecerrando el ojo y ampliando esa asquerosa sonrisa.

—Teniendo en cuenta lo alejados que estamos de la ciudad o de cualquier comercio en general, dudo mucho que os hayáis arriesgado a salir expresamente solo para conseguir esto —contestó—. Tampoco he visto ninguna finca con ganado, solo uvas y plantaciones de verduras. Entonces, ¿de qué es esta carne?

—Hay que comer de todo, ¿no? —rió de forma macabra.

Childe soltó los cubiertos, apartándose de la mesa y notando como su estómago se retorcía. Venti y Xiao también se quedaron quietos, mirando horrorizados el plato.

—Scaramouche no está... —susurró Venti. Xiao se levantó de su silla, cogiendo el cuchillo y subiéndose a la mesa, abalanzándose contra los dos hermanos. Kaeya sacó una pistola taser, electrocutándolo y haciendo que cayera al suelo—. ¡Xiao!

—¿No os han dicho nunca que hay que tener modales en la mesa? —preguntó con un tono burlón, guardando el arma como si nada hubiera pasado, la sonrisa sin abandonar sus labios en ningún momento.

—Si tú sabías eso... —Zhongli se levantó, mirando al otro—. Es porque ya hacéis esto desde antes.

—Voy a por algo de comer, ¿vale? —le dio un beso en la frente a Childe, abandonando el dormitorio y cerrando la puerta tras de sí.

Bajó al piso inferior, recorriendo los largos pasillos hasta que llegó a la cocina. Sonrió al ver a Scaramouche ahí también.

𝙐𝙣𝙩𝙞𝙡 𝙙𝙚𝙖𝙩𝙝 𝙙𝙤 𝙪𝙨 𝙥𝙖𝙧𝙩 [ 𝘼𝙐 𝘾𝙝𝙞𝙡𝙞 +18 ]Место, где живут истории. Откройте их для себя