Capítulo 15

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Era su primer partido de fútbol y el señor Hong no estaba ahí.

Hace seis meses Joshua se unió al equipo de la escuela por insistencia de su padre y, en todo ese tiempo, no dejó de ser un calienta bancas provocando constante irritación en su padre cada que volvía de prácticas o de algún partido.

A Joshua no le alegraba que el delantero de su equipo enfermara de gravedad, pero no pudo evitar el esbozar una sonrisa cuando el entrenador lo tomó como su suplente para el partido del sábado.

El gran día llegó demasiado pronto. Joshua entró al campo sintiendo su estómago revolverse con nervios ante la idea de no rendir lo suficiente y ayudar al otro equipo a ganar. Pero eventualmente los nervios fueron remplazados con tristeza y desesperación cuando buscaba a su padre entre los rostros del público y no estaba.

Joshua sintió que el partido terminó en un abrir y cerrar de ojos. Ni siquiera logró celebrar el que ayudó a echar un gol y después el que su equipo ganó, todo ello por estar más pendiente de si su padre ya se encontraba entre el público, viendo lo buen jugador que podía ser algún día.

Todos se marcharon menos él. Se quedó sentado en las grises bancas esperando por su padre.

Su mano rebuscó en la mochila por el dinero que su madre le entregó durante el desayuno.

—¿Para comprar golosinas? —Preguntó cuando le entregó el dinero.

—Para que tomes el autobús al finalizar el partido.

Frunció el ceño.

—Pero regresaré en el carro de papá

Ella no respondió.

Joshua observó el dinero y decidió que no se iría en autobús. Pasaría por alguna tienda y compraría la bebida favorita de su padre, se sentarían en el jardín y le hablaría de lo genial que estuvo el partido, sin guardar ningún detalle.

Era una linda mañana de finales de primavera cuando Joshua caminaba por las calles de Seúl cargando una pequeña bolsa con las bebidas que compartiría con su padre.

Se detuvo en una esquina, esperando el cambio del semáforo para peatones.

Avanzó cuando la señal estuvo en verde, pero un imbécil en un carro blanco que venía a gran velocidad no respetó la señal, ninguno de los dos tuvo tiempo de evitarlo.

Las bebidas terminaron rodando al otro lado de la calle mientras su mundo se cubría de dolor y oscuridad.

Joshua abrió los ojos, su respiración era errática y su corazón latía con furia. Su cuerpo giró casi en automático hacia el pequeño espacio en su cama, pero ahí no había ningún chico de cabellos rubios.

Observó el espacio vacío. Tantos meses despertando junto a él que simplemente se acostumbró a su presencia. Eran raras las ocasiones, cómo esta, donde debía despertar solo en su cama, sin el calor de alguien más.

Pensar en Jeonghan le ayudó a esfumar las sensación de miedo y dolor dejadas por el sueño.

Desvió la mirada al techo de su habitación cuando el extrañar al menor se volvió un malestar y ya no una ayuda.

Un suspiro escapó de sus labios.

Llevaba cinco días teniendo reiteradamente el mismo sueño sobre el accidente que sufrió a los diez años  y eran los mismos días que llevaba sin ver a Jeonghan. Si fuera por él, nunca dejaría solo al menor, pero hace poco Jeonghan tuvo su chequeo mensual en el hospital y regresaba con su humor por el suelo, mostrándose taciturno y hasta molesto con él, incluso cuando trataba de subirle los ánimos. En ocasiones hasta podría solo ignorarlo e irse a la sala donde sabía no podía seguirlo sin arriesgarse a quien alguien lo viera. Jeonghan se volvía alguien distante y difícil de alcanzar.

➸ Jihan 💫 HeartbeatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora