Capítulo 13

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Seokmin observó sobre el hombro de Jeonghan cómo éste movía con agilidad sus dedos para formar la figura de origami.

—¿Otro conejo? —El enfermero sonrió al ver la pequeña figura rosa terminada.

Jeonghan asintió sin decir nada. Agarró otro papel de un color al azar y empezó a doblarlo como había estado haciendo miles de veces.

Dentro de cinco días se cumplirían dos mes desde que vio a Joshua por última vez, y en ese tiempo de ausencia Jeonghan había sido un caos, pero entre tanto desorden e inquietudes terminó aprendiendo hacer diferentes figuras de origami por sugerencia de Seokmin. Al principio le resultó aburrido y tedioso, pero poco a poco aquello le ayudó a no pensar reiteradamente en el mayor y con ello que ese dolor tan punzante en su pecho quedara en un plano muy lejano.

El origami resultó ser una fuente entretenida, nunca imaginó cuantas figuras podían obtenerse con un pedazo de papel. Pero lo malo resultó en qué en poco tiempo Jeonghan se volvió un experto y memorizó a la perfección cuántas veces y en qué ángulos doblar el papel para obtener la primera figura que viniera a su mente.

Se empeñó tanto en distraerse que terminó dominando los diferentes tipos de origami, siendo los de acción sus favoritos. Por otro lado, Seokmin aún seguía encantado con la rana que le regaló, la cual al tocarla de un extremo lograba dar un salto.

Ahora sus manos se movían en automático, dejando libre de nuevo a su mente para volver atormentarse con la ausencia de alguien con quién convivió por muy poco tiempo.

Es algo efímero. En cinco días desaparecerá.

Las palabras de Ailee solían vibrar en su cabeza cuando las ganas de ver a Joshua se volvían demasiado fuertes. Pronto se cumplirían dos meses y aquella atracción tan "efímera" parecía no querer marcharse.

Durante los primeros días Jeonghan se mantuvo positivo. Siempre esperaba a que el mayor apareciera por la puerta como esas noches en que volvía de la universidad, lo abrazara y terminaran acurrucados en el sofá. Sin embargo, luego de un mes de ausencia, Jeonghan terminó llorando a escondidas para que no vieran cuánto le estaba afectando algo que nunca debió tener un significado para él.

—No es sano que aún siga esperando por un simple joven que conoció por cinco días —Un mes después de la partida de Joshua, Jeonghan escuchó a Seokmin y Ailee discutir entre susurros en la cocina.

—Dejalo. Sólo sigue procesando todo lo que vivió allá afuera. Anhela al chico porque es sinónimo de libertad y de llevar una vida normal.

—¡Pero a estás alturas ya cree que está enamorado de él! —Ailee le regañó por alzar la voz.

—Sólo es un momentáneo enamoramiento de adolescentes. Es algo muy frágil y efímero. Mientras no hablemos de ello, pronto se pasará.

Luego de eso, Jeonghan subió a su habitación.

No obstante, Ailee y él se habían equivocado. Ese sentimiento por Joshua no era efímero ni una simple atracción de adolescentes. Y Joshua ciertamente no volvería a como creyó el menor en un principio, solo fueron palabras vacías echas a alguien quien, a pesar de un par de besos, tal vez no dejó de ser un extraño. 

—¿En serio, por qué tantos conejos? —Preguntó Seokmin, sosteniendo uno en la palma de su mano.

Jeonghan alzó la mirada para apreciar el amplio escritorio donde yacían unas cincuenta figuras de origami, donde en su mayoría eran sólo conejos.

Porque me recuerdan mucho a Joshua.

Jeonghan se encogió de hombros con indiferencia.

Decidió cambiar de figura ante la insistencia de Seokmin sobre la supremacía de los conejos de origami.

➸ Jihan 💫 HeartbeatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora