Capítulo 28 - La cura de todos los males

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Música para acompañar los capítulos:

Jessie Ware - Say You Love Me

Jess Glynne - Take Me Home


Capítulo 28 - La cura de todos los males

Confieso que la semana me estaba acostando a pasar. Entre las pocas horas que dormía, pensando en el curso de todo lo que viene siendo mi vida últimamente, y las horas dobles que trabajaba en la clínica, estaba agotada.

Esta noche haría la guardia y me mentalizaba de eso. De eso y de la situación con Luca.

Después de nuestra conversación en aquel restaurante lo bloqueé de todos mis contactos y decidí no contestarle jamás. Era mi forma de enviar el mensaje de que no quería hablar con él ni tener cualquier tipo de contacto. Esperaba que fuera suficiente para dejarme en paz de una vez y para siempre. Hasta el momento la situación estaba controlada. Por lo menos en lo que toca a las cosas prácticas, por qué mi corazón seguía magullado y herido. No tanto por lo que pasó con Luca, sino que bien más por lo que pasó con Toby.

Anne entró en mi consultorio.

—Me voy a ir ahora. ¿Necesitas de algo? ¿Quieres que me quedé un rato más? —ofreció ella.

—No. ¡Gracias! Estoy bien, vete a casa a descansar.

—Tú también deberías descansar, te noto cansada. Y yo, me voy sí, porque hoy tengo una cita —se puso una carita coqueta.

—¡Wow! ¡Qué guay! Una cita...

No pude dejar de pensar que podrías ir con Toby. O quizá no, pero no quería preguntar. No era de mi incumbencia, pero me incomodaba.

—Te dejo, entonces, si no llego tarde y parece mal. Cualquier cosa me llamas, ¿vale?

—Sí, vete tranquila. Imagino que será una noche pacífica.

—Eso espero, que te sea el lleve, hasta mañana.

—Hasta mañana, Anne.

Pese a que tenía toda la noche por delante de Guardia, era matador, no me quedaba otra así que seguí con mi trabajo rutinario.

Sobre las dos de la mañana escuché el timbre. La seguridad me avisó que un cliente traiga un perro en brazos. Me apresuré a salir a la puerta para recibirlo.

Cuando llegué, mi rostro se quedó blanco al ver Toby con una expresión consternada cogiendo en brazos a Aquiles que espumaba de la boca.

—Toby... ¿qué ha pasado? Entra.

Entró por la clínica a toda velocidad y empezó a hablar.

—Perdona por venir sin avisar, pensé que estaba Anne —Su comentario me sentó mal. ¿Qué pasaba? ¿Qué prefería que no estuviera yo?—, me tienes que ayudar.

—¿Pero ¿qué pasó con Aquiles? —dije, mirando con la linterna que siempre llevaba en el bolsillo a los ojos del animal que estaba apagado y con la mirada perdida; tenían un derrame de sangre.

—No lo sé, esta tarde cuando volví del trabajo lo llevé al parque como siempre, para pasearlo y correr un poco. Lo llevé a casa después de eso, le di de comer y nada más. No hace ni una hora, me desperté con el ruido de él convulsionando en mi habitación. Vomitaba una espuma de la boca y se lo veía muy afligido.

—De acuerdo, pasen a la consulta, por favor.

Dirigí el camino hacia el despacho para empezar a diagnosticar el pobre bicho. Toby lo dejó en la camilla. Me entró la sensación de pena al ver Aquiles sufrir. Por muy profesional que uno sea a la hora de tratar pacientes, según ellos humanos o no, era inevitable no sentir pena al verlo sufrir. Además, Aquiles era un perro especial. No solo por ser el perro de Toby, sino por toda su historia.

Regálame un bichito |ROMANCE JUVENIL| TERMINADA & COMPLETAWhere stories live. Discover now