Capitulo 9

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Definitivamente no podía dormir estaba demasiado preocupada por mi pequeña hermana, que ya no era tan pequeña. Estaba nerviosa, no tenía ni la menor idea de donde estaba, ni con quién, esa era la peor parte, quería que ya mismo regrese a casa pero ¿cómo hacía eso? Intenté tranquilizarme pero cada vez era peor. Me levanté de la cama para dejar de dar vueltas allí, pero comencé a caminar al rededor de mi habitación, migré a la cocina me preparé un café y comencé a dar vueltas por allí. Mire el reloj unas cien veces, vi como de la una de la mañana pasaba a la una y media, a las dos, a las tres... No dormí en toda la noche, ví el amanecer desde mi ventana, el frío de la mañana entraba por la ventana cuando aquel auto gris, que mi padre me dejó, paró en la puerta. El auto estaba algo sucio y ¿qué era eso que tenía en la luz delantera? ¿Eso era un choque? Bajó mi hermana tambaleando y se sentó en la vereda tomándose la cabeza. Salí de casa para unirme a ella, el corazón me golpeaba el pecho fuerte, tenía miedo que pueda estar lastimada o demasiado drogada para recordarlo. Salí con un abrigo para ella, se lo coloqué en los hombros cuando ella levantó su cabeza para mirarme, le sonreí intentando transmitirle tranquilidad, podía notar su rostro de pánico, acto seguído me senté a su lado. -¿Qué susedió?- Creo que mi técnica para simular la gran desesperación que sentía, estaba funcionando.

Respiró profundo, sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo encendió cuando lo puso en su boca, le dió unas pitadas, miró hacía delante, para exhalar el humo y luego nuevamente a mí. -Choqué con unos tachos de basura, creo.- Contestó algo despreocupada. -Creo que alguien me seguía.- Volvió a darle unas cuantas pitadas para luego exhalar el humo nuevamente, había consumido prácticamente todo el cigarrillo, me ofreció pero me negué. -Cuando salí del bar, sentí que alguien me seguía, me subí al auto y comencé a manejar, pero creo que un auto negro comenzó a seguirme.- Comenzó a acelerarse mi respiración y mi corazón golpeaba más fuerte, estaba paralizada y tenía miedo, tanto que podía sentir mis rodillas temblando. Simplemente asentía a su relato. -Comencé a temblar y aceleré tanto como pude. Fefe comenzó a llamarme lo atendí y ahí fue cuando me desvié y choqué.-

-¿No te hiciste nada?- Ella negó con la cabeza. -¿No queres que vayamos a que te vea un médico?- 

-No, estoy bien.- Le dió la última pitada al cigarrillo, se levantó, lo tiró al suelo y lo pisó. Se metió las manos en los bolsillos de la campera y se metió a la casa.

Me tomé un momento para regularizar la respiración, coloqué mis brazos en la cabeza, tomándome el pelo y apoyé mi frente sobre mis rodillas. Esta serie de situaciones de Sofia me estaban superando, me estaban volviéndo completamente loca. Si algo llegara a pasarle nunca me lo perdonaría, jamás en la vida. Tenía que hacer algo con ella, pero ¿qué? qué se hace con una adolescente incontrolable que ha perdido su rumbo, que ha tomado malas decisiones y está perdida en el camino.  

Entré a casa, Sofía estaba durmiendo en su cama, sin siquiera molestarse en quitarse la ropa, tomé una manta y se la coloqué encima. Regresé a la cocina cuando mi teléfono comenzó a sonar con insistencia, miré la pantalla que decía Dave. Me pareció extraño, ya que era bastante temprano. -¿Hola?- Contesté algo confundida.

-¿Tu hermana llegó bien?-

-Sí.- Contesté aún confundida. -¿Por qué?-

-Estaba en un bar con unos amigos y ella estaba ahí con un grupo de chicos, entre ellos ese tal Federico, parecía perdida y algo extraña, ¿ella está bien?-

-Sí, ¿por qué no la trajiste a casa si la viste así?-

-Cuando me ofrecí, aceptó y ella desapareció, salí a buscarla pero ya no estaba, ni su auto.-

-Ella dijo que alguien la seguía cuando caminaba a su auto y luego dijo algo de un auto negro...- Detuve mi relato. -Espera, tu auto es negro, ¿eras vos?- 

Tic-TacWhere stories live. Discover now