Capítulo 25

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Finalmente, hoy me siento mejor, después de tres días de fiebre, cansancio y baños fríos, me puedo sostener en mis dos piernas sin sentir la necesidad de acostarme. Las pesadillas han disminuido, no sé si es porque he hablado de lo que me ha ocurrido, porque lo estoy enfrentando y agarrando el miedo de la mano o por causa de la fiebre que no me dejaba ni pensar, sea por lo que fuere estoy bien, por primera vez desde que ocurrió todo siento que puedo con esto y con todo lo que venga.

Termino de vestirme para volver a mi vieja rutina de sentarme a mirar las hojas caer, tomar un buen chocolate y leer un libro. Espero pacientemente a que Petróva llegue con el desayuno en lo que desenredo mi pelo, ya me he ido adaptando a verlo rubio, no es algo que me guste, pero cuanto más rápido lo acepte será más llevadero. Las marcas de la cuerda en mis manos han ido desapareciendo, solo queda una ligera línea roja, es bueno que Dysnei no se haya dado cuenta, no sé cómo podría haberle explicado que para teñirme su hermano me ató a la silla. Dejo el cepillo en su lugar y coloco unas horquillas en los mechones que se me salen de la pequeña coleta que me he hecho. Contenta con la imagen que me devuelve el espejo me siento en el sillón a esperar a Petróva.

Pasan unos minutos hasta que la puerta se abre, pero no es la persona que me esperaba, es Brayden.

- Hola amor – entra pavoneándose por toda la habitación con una sonrisa de oreja a oreja.

- Te he traído el desayuno – deja la bandeja encima de mis piernas, en ella hay una taza de chocolate caliente, tortitas con miel y unas fresas por encima, tostadas con mantequilla y una taza de café.

- ¿Todo esto es para mí? – pregunto después de un rato.

- Por supuesto, hoy es el día más especial de tu vida y bueno de la mía, pero más de la tuya, en fin, que quería hacerte un desayuno especial para que comenzaras el día con energía y buenas vibraciones – lo miro extrañada, parece un niño al cual le has dado muchos dulces y por lo tanto tiene un subidón de azúcar, todo en él grita positividad y alegría, eso es raro.

- ¿Qué día es hoy? – estoy confundida, al estar encerrada no sé qué día es.

- No te hagas la tonta conmigo – da un pequeño toque a mi nariz – es tu cumpleaños – claro, cómo pude olvidarlo, el cumpleaños de Norah.

- Lo siento – intento sonreír – es solo que lo había olvidado, sabes, falta de memoria – estoy comenzando a pensar que esa es la mejor excusa que he tenido en mi vida.

- Discúlpame a mí, había olvidado que no recordabas, pero eso no importa, tengo un día perfecto planeado para nosotros dos – me quedo mirándolo fijamente.

- ¿Eso significa que puedo salir de esta habitación? – pregunto emocionada.

- Sí, pero solo por hoy – algo es algo – ahora come, estás muy flaca y no quiero que te suceda nada cuando estemos caminando – comienzo a comer entusiasmada por la idea de poder salir de estas cuatro paredes.

- Mujer come más despacio, te vas a atorar – intento comer más despacio, pero es que todo está muy rico y dado que no me alimentado muy bien últimamente eso aumenta el doble mi hambre y mis ganas de querer devorarlo todo en un minuto.

Termino de comerlo todo y él sonríe satisfecho.

- Vamos – me tiende la mano para que la agarre y yo dudo por unos segundos. No puedo mostrarme hostil, menos hoy que se supone es mi cumpleaños, tomo su mano a regañadientes y me levanto de mi asiento.
Salir de la habitación se siente tan liberador que me olvido de que voy de la mano de Brayden, caminamos en silencio hasta la cocina donde deja la bandeja, salimos por la puerta de atrás y me tomo mi tiempo para deleitarme con la vista. Sé que la veo todos los días por la ventana, pero no es los mismo.

- Caminemos, te tengo algo preparado – da un suave tirón a mi mano para que camine a su lado y yo obedezco, no es conveniente llevarle la contraria.

Sombras De Verdad [Editando][✔️] Where stories live. Discover now